(Bloomberg) — El oro se dirige a una de sus mayores ganancias anuales del siglo, con un avance del 27% impulsado por la relajación monetaria de Estados Unidos, los riesgos geopolíticos sostenidos y una oleada de compras por parte de los bancos centrales.
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Aunque el lingote ha bajado desde la aplastante victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre, sus ganancias en 2024 siguen superando a las de la mayoría de las demás materias primas. Los metales básicos han tenido un año desigual, en el que el mineral de hierro ha caído y los problemas del litio se han agravado.
Los variados rendimientos registrados en 2024 ponen de relieve la ausencia de un único catalizador dominante que haya guiado la suerte del complejo, al tiempo que centran la atención en cómo pueden comportarse los metales, tanto básicos como preciosos, el próximo año. Para 2025, los inversionistas se centran en la incertidumbre en torno a la política monetaria estadounidense, las posibles fricciones derivadas de la presidencia de Trump y los esfuerzos de China por reactivar el crecimiento.
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Las fuertes ganancias del oro este año, en el que el metal ha batido una serie de récords, pueden indicar un posible cambio en la dinámica del mercado, ya que se han producido a pesar de la fortaleza del dólar estadounidense y el aumento de los rendimientos reales del Tesoro, que suelen ser factores en contra.
El metal precioso ha sido “tan notable como implacable, por lo que es mi mayor sorpresa de mercado de 2024”, dijo David Scutt, analista de StoneX Group Inc. en una nota. “El juego del oro parece haber cambiado”.
Otros metales han tenido dificultades en gran parte debido a la prolongada desaceleración económica de China.
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El índice LMEX de seis metales de la Bolsa de Metales de Londres va camino a registrar una modesta ganancia anual, con una menor demanda china compensada por destellos de tensión en la oferta —especialmente en el cobre y el zinc— que podrían prolongarse hasta 2025.
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El mineral de hierro se ha desplomado por la debilidad de la actividad de la construcción, que ha sumido a la industria siderúrgica china, la mayor del mundo, en una crisis con poco alivio a la vista. Los futuros en Singapur bajaron un 28% en 2024.
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El litio —utilizado para fabricar baterías— se encamina a su segunda caída anual pronunciada, ya que al grave y continuo exceso de oferta mundial se sumaron las turbulencias de la industria de los vehículos eléctricos.