En esta columna, la última del 2024, vamos a presentar el tradicional testamento del año viejo. Este testamento ha sido redactado usando ChatGPT, una de las herramientas más importantes y populares de Inteligencia Artificial (IA) del 2024. Esta es una pequeña muestra del enorme avance que ha tenido la IA en este año, y de lo maravilloso que está por venir en el año 2025. Espero que el contenido de este testamento sea del agrado de todos. Si alguien se siente ofendido, por favor, que dirija sus reclamos a la IA.
Testamento del año viejo 2024
¡Pónganse cómodos, que empieza el sermón!
Aquí yace el viejo 2024, ¡con mucha emoción!
Viejo canoso, con bastón y ojera,
¡se despide riendo en plena carretera!
Traigo mi testamento, cargado y sabroso,
¡prepárense todos, que esto se pone jocoso!
¡A la inteligencia artificial le dejo un buen corazoncito,
para que en el 2025 no nos quite el trabajito!
ChatGPT pareces tan listo y galán,
¡pero a veces inventas cosas sin afán!
Si te vuelves muy sabiondo y te crees superior,
¡te apagamos el Wi-Fi y te mandamos al exterior!
A nuestros deportistas, de París triunfadores,
les dejo un podio de oro, por ser los mejores.
Y al fútbol ecuatoriano, con su garra y su empeño,
le dejo un balón de gloria para el próximo sueño.
¡A nuestro gobierno, tan lleno de emoción!
Le dejo un GPS y una mejor dirección.
Que no se pierdan ministros, ni vicepresidentas,
¡y que las reuniones de gabinete no sean tan lentas!
Entre crisis, decretos y estados de excepción,
¡dan más vueltas que un trompo en el malecón!
¡A trabajar señores con honestidad,
que el pueblo ya no aguanta más mediocridad!
A la energía eléctrica, que se fue de paseo,
le dejo linternas y un enorme deseo:
¡Que los apagones no sean tradición,
porque ya nos volvimos expertos en meditación!
¡Se quemó la nevera, se apagó el televisor,
y hasta el celular murió sin cargador!
¡Energía eléctrica, quédate para siempre y no seas ingrata,
que la gente se desespera porque está sin plata!
A la Asamblea Nacional, lugar de debates sin fin,
le dejo un relojito, que marque su trajín.
Que en sus largas sesiones, con gran eficiencia,
legislen con juicio y más coherencia.
A los asambleístas, de grandes oficinas y sillas doradas,
Les dejo almohadas suaves para sus siestas prolongadas.
A los candidatos con sus mil promesas,
les dejo espejitos y un par de sorpresas.
¡Pongan seriedad, y no sean vagos,
o el pueblo los bota directo a los lagos!
Y al que gane la presidencia, le dejo este sermón:
¡Gobierne con coraje y buen corazón!
A mi gente linda, honesta y de gran corazón,
les dejo mi alegría y una bella canción.
Han sobrevivido crisis y apagones,
con el alma fuerte y firmes pantalones.
¡Gracias Ecuador por nunca ceder,
por trabajar con fuerza, aunque toque perder!
¡Que el 2025 nos traiga alegría,
y que no falte nunca la algarabía!
¡Se va el año viejo directo al carbón!
¡Pero deja su risa en cada rincón!
¡Levantemos la copa y brindemos sin parar,
que el 2025 ya viene a brillar!
¡Feliz 2025!
Antes de concluir, permítanme extender mi más sincero agradecimiento a los lectores de este espacio de opinión. Gracias por haber seguido mis columnas, cuyo propósito ha sido analizar de forma profunda y crítica temas científicos, tecnológicos y de la realidad nacional. A través de este espacio también hemos mostrado la cara positiva de Ecuador, y hemos inyectado positivismo al ciudadano ecuatoriano. Espero seguir contando con su lectura en el 2025. De igual forma, también expreso un agradecimiento especial a Diario El Comercio por este espacio quincenal.
¡A todos les deseo unas felices fiestas y lo mejor de la vida para el año nuevo, 2025!