Por Magencio, Resumen Latinoamericano, 27 de diciembre de 2024.
Viendo las actuaciones, declaraciones, iniciativas y contactos del senador Marco Rubio es fácil prever un fuerte elemento anticubano y antilatino en sus políticas al frente del Departamento de Estado en la próxima administración Trump. Se trata de un tinte muy peligroso y potencialmente destructivo, no solo para nuestros pueblos sino para los propios Estados Unidos.
¿Qué estará cocinando Rubio contra todo lo que huela a Cuba? En la isla lo llaman “monstruo”, y hasta dicen que es peor que Luis Posada Carriles, ¿Por qué?
Complejo anticubano
Para empezar, este hijo de inmigrantes cubanos que ingresaron a Estados Unidos antes del triunfo de la Revolución para trabajar en los hoteles del mafioso judío Meyer Lansky en Las Vegas, tiene un serio complejo con su cubanía, ya que esta es en parte su boleto de entrada en la política estadounidense, pero al mismo tiempo su gran fuente de frustración que a muchos en Estados Unidos, especialmente a los seguidores de Trump, les impide verlo como un “verdadero estadounidense”. Por eso en el fondo odia a todos los cubanos y a todo lo cubano a uno y otro lado del estrecho de la Florida.
Durante la interna republicana para elegir al candidato presidencial, Trump atacó a Rubio en la red social X diciendo que éste no cumplía los requisitos para ser presidente, pero luego reconoció que no sabía si eso era cierto o no. En realidad, hay antecedentes de presidentes hijos de inmigrantes, pero en todo caso, Rubio no es visto como suficientemente yanqui, incluso por muchos que apoyan a Trump.
Hacia afuera, Rubio se promueve como un católico ejemplar y un modelo de hombre de familia, pero hacia adentro, en Estados Unidos muchos conocen su pasado disoluto en la Miami de los años 80 cuando frecuentaba clubes gay en orgías de sexo y piscinas llenas de espuma. Otro ejemplo es la relación, que no es casual ni meramente filial, de Rubio con su cuñado traficante de drogas, Orlando Cicilia, en cuya casa vivió unos meses cuando esta era uno de los más importantes centros del narcotráfico en Miami, y a quien a inicios del 2000 ayudó a conseguir una licencia de bienes raíces. En esa ocasión Cicilia estaba saliendo de la cárcel tras cumplir apenas una fracción de los 35 años que el juez le recetó por narco a inicios de los años 90.
Uno de los objetivos de Rubio era reintegrar a las esferas del poden en Washington a Mauricio Claver-Carone, un sujeto que prácticamente desvalijó el Banco Interamericano de Desarrollo entre 2020 y 2022 y del que fue destituido luego de que una investigación externa revelara que mantuvo una relación íntima con su jefa de gabinete, incumpliendo el código de ética del organismo. La ambición de Rubio era que Carone – un fanático enemigo de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y que había sido Director de Asuntos Hemisféricos del Consejo Nacional de Seguridad en la anterior administración – fuese nombrado Subsecretario de Estado, pero Trump nombró para ese puesto al ex embajador en México Christopher Landau y al anterior lo nombró enviado especial del Departamento de Estado para América Latina.
El ascenso de Rubio al cargo de Secretario de Estado recuerda un poco a la clásica obra de teatro del alemán Bertolt Brecht, “El Resistible ascenso del Arturo UI”, una parodia del ascenso al poder de Hitler en Alemania comparado con el ascenso al poder en la ciudad de Chicago de un mafioso que controlaba el tráfico local de verduras y que fue escalando posiciones gracias a sus contactos con las élites políticas y burocráticas. Ui, a pesar de ser un delincuente de poca monta, y gracias a su falta de escrúpulos, corrompió a todo el mundo y al final terminó controlando el poder. De más está decir que este tipo de ascenso de un sujeto como Rubio podría ser fatal para los intereses de Estados Unidos.
Las políticas anticubanas de Rubio
Abolir las remesas a través de Western Union y de los canales oficiales
Un eje de la política anticubana de Rubio han estado siendo las remesas, vitales no solo para Cuba, sino también para la mayoría de los países latinoamericanos. Este ataque a las remesas, repetido consistentemente por la red de influencers del odio que Rubio controla en el sur de la Florida y por operadores como la senadora María Elvira Salazar, es justificado con una gran mentira, que es la afirmación de que esas remesas irían a parar a manos del gobierno cubano, cuando en realidad van totalmente hacia los cubanos dentro de la isla, independientemente de su orientación político-ideológica. Desde hace tiempo el mercado de las remesas en Cuba ha sido abolido y el 95% de las mismas fluye a través de canales privados.
Es importante recalcar que uno de los primeros afectados por esta medida sería la propia Western Union, lo que violaría las propias leyes estadounidenses, ya que un miembro del Gobierno estaría afectando a las empresas locales de Estados Unidos.
Prohibir todas las categorías de viajes a Cuba
Esto afectaría muchos proyectos religiosos, científicos y educativos que todavía, y a pesar de todas las restricciones, existen entre ambos países.
De nuevo, esta política violaría las propias leyes de EEUU porque restringiría la libertad de movilización de sus propios ciudadanos. “¿Qué hace un batistiano de Miami diciéndole a los ciudadanos de Estados Unidos lo que pueden y no pueden hacer en violación de la Constitución?”, puede preguntarse más de un seguidor de Donald Trump.
El derecho a la libre movilización lo tienen tanto los ciudadanos naturales como los naturalizados en Estados Unidos, pero además, esta prohibición violaría los de muchas instituciones históricas en Estados Unidos. Por ejemplo, la colaboración entre instituciones científicas cubanas y de los Estados Unidos es muy antigua, y hoy en día comprende instituciones como el Hospital Roswell Park Comprehensive Cancer Center y Centro de Inmunología Molecular de Cuba, que el año pasado crearon la empresa mixta Innovative Immunotherapy Alliance SA (IIA).
Por ejemplo, se violan los derechos de instituciones religiosas como la Iglesia Evangélica Luterana de América y los Ministerios Globales de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), que tienen proyectos con Cuba y son contrarias al bloqueo. Lo mismo se puede decir de nada más ni nada menos que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés).
Indirectamente, se afecta a la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol, que organiza la WBSC Premier12, el torneo internacional de selecciones masculinas de béisbol. ¿Van a negarle participar a la delegación de EEUU por jugar contra Cuba, uno de los mejores ranqueados del mundo?
Endurecer (aún más, si cabe) la aplicación de cláusulas extraterritoriales del bloqueo
Recordemos que Trump en su anterior administración aplicó 243 medidas coercitivas unilaterales contra Cuba, que Biden nunca levantó. Solo en 2020 fueron 55 medidas.
De más está decir que esto sería totalmente violatorio del derecho internacional y lo único que lograría sería aislar todavía más a los propios Estados Unidos, revirtiéndose en cuestionamientos a la propia agenda de la administración Trump. Sin embargo, con Rubio en el Departamento de Estado, se puede hacer.
Elevar a ley la presencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo de modo que ninguna administración futura la pueda modificar
Este proyecto de ley ya fue redactado y presentado por la senadora María Elvira Salazar en enero de 2021 y está en proceso de aprobación. Las implicaciones del mismo para la legitimidad internacional de Estados Unidos serían catastróficas, porque se estaría marcando como terrorista a un país para siempre y se estaría definiendo una posición política que los mismos electores estadounidenses no podría cambiar con su voto.
A punta de medidas económicas, chantajes y presiones lograr, a corto plazo, otro 11 de julio
El 11 de julio de 2021 se produjeron protestas aisladas en Cuba que fueron magnificadas desde el exterior en un intento fallido de “revolución de colores” en la isla. La idea es la de forzar un agravamiento de la economía en Cuba para usarlo como pretexto para un operativo de cambio de régimen en Cuba.
Este tipo de estrategia, de la que forman parte todas las disposiciones del bloqueo, así como el cerco mediático y el financiamiento político contra la Revolución, sigue una lógica que podríamos llamar hidráulica, según la cual el “aumento de la presión” (es decir, del terrorismo económico, los sabotajes, la propaganda, etcétera) provocarían en algún momento un “estallido social” en la isla.
Hay que decir que hasta el momento ese estallido no se ha producido, y más bien lo que se nota es un aumento de la unidad de los cubanos en torno a la defensa de su país, tal y como se pudo apreciar en la masiva manifestación en La Habana el pasado día viernes.
Bloquear toda emigración desde la isla
Un elemento importante de esta estrategia es el intento de bloquear toda emigración desde la isla hacia los EEUU para supuestamente “aumentar la presión”.
Hay que recalcar que la política migratoria de Estados Unidos es en sí una contradicción en términos, ya que por un lado, con el bloqueo y políticas conexas, dificulta la vida de los habitantes de la isla, y por otro lado, premia la emigración ilegal a la vez que restringe la migración legal. Pues todo esto promete empeorarse mucho a partir del 20 de enero próximo.
Las medidas previsibles implican un ataque directo a todos los procesos migratorios actualmente legales en los EEUU, buscando destruir los lazos entre las familias cubanas en ambos países, es decir, atacar los programas de reunificación familiar, las visitas familiares y todo lo que en materia migratoria existe actualmente.
Con estas medidas ya no quedaría ni la más mínima hoja de parra migratoria (por ejemplo, la reunificación familiar, los intercambios deportivos o científicos, etcétera) con la que los países occidentales buscan cubrir sus miserables intenciones políticas. Ahora, en el caso de Cuba, queda al descubierto que se trata de una política de acoso, bloqueo y, por último, destrucción del país.
Es importante destacar que esto afectaría a todas las familias cubanas, independientemente de su fe, ideología o posición política. Es una política verdaderamente genocida.
A pesar de lo discutido entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos a inicios de diciembre, lo cierto es que ya la EMBUSA en La Habana ha reducido su personal, y el otorgamiento de visas de cualquier tipo se ha suspendido, según fuentes de la isla.
Deportación de cientos de miles de cubanos a destinos inciertos
Por si todavía quedaba alguna duda de lo anterior, el siguiente punto en la agenda de Marco Rubio hacia Cuba la termina de despejar al instante: La deportación masiva de cubanos en Estados Unidos hacia terceros países.
La deportación masiva de inmigrantes es algo que la administración Trump ha pregonado a los cuatro vientos, y el propio Marco Rubio, sin inmutarse un ápice, dice a los medios: “Has venido de América Latina, del África, de cualquier otra parte, no importa: vas a tener que irte. No se trata de inmigrantes, se trata de inmigración ilegal”.
De que a Rubio no le temblará el pulso en la expulsión de cubanos de los Estados Unidos hacia cualquier otro destino, queda reafirmado por la siguiente cita de una de sus apariciones en los medios: “Al final del día, yo soy senador de los Estados Unidos, yo tengo una obligación hacia este país donde vivo yo, donde vive mi familia, donde van a vivir mis nietos el día que los tenga (…) hay que proteger a este país”.
Según medios estadounidenses, más de 42.000 cubanos tienen órdenes finales de deportación en Estados Unidos que Cuba se niega a aceptar de regreso y otros 300.000 correrían riesgo de ser deportados y el mismo Rubio reconoce que sería imposible enviarlos a la isla.
El tema es ¿qué “terceros países” accederían a recibir a esos cientos de miles de cubanos? ¿Países de América Latina? Probablemente no. Es difícil imaginar, por ejemplo, a un Milei explicándole a sus electores la “necesidad” de recibir a miles de cubanos cuando hizo campaña electoral quejándose de los bolivianos en Argentina.
Existe la posibilidad real de que esos cubanos sean enviados a otras regiones lejanas del mundo, ya sea al Oriente Medio o al África. Bonita manera de “unir a la familia cubana” – y eso que Rubio, a pesar de su turbio pasado, se mercadea como gran adalid de la familia y excelente cristiano.
Ya los megáfonos del senador en el sur de la Florida están calentando a la opinión pública con el fin de prepararla psicológicamente para la deportación. El proverbial Alex Otaola, desde su canal de YouTube le dice a los cubanos dentro y fuera de la isla: “No se va a quedar nadie [en EEUU]. Todo el que se agarre [en la frontera] va patrás.”
Acabar con las remesas
Otaola y demás operadores del odio, en las redes sociales rutinariamente atacan a todos los cubanos en Estados Unidos que viajan a Cuba o envían regalos o remesas a sus familiares en la isla, etcétera. Para ellos todo eso es “cooperar con el régimen”.
Otro eje de ataque articulado desde las redes de Marco Rubio, y que ha sido anticipado por sus operadores mediáticos en el Sur de la Florida, es el de eliminar las licencias de exportaciones de automóviles desde la Estados Unidos, así como los vuelos chárter y el envío de paquetes a la isla.
Otra vez: medidas de ese tipo no afectan al gobierno, sino a todos los cubanos, independientemente de su filiación político-ideológica.
Acabar con el envío de vehículos
Por ejemplo, el caso del envío de vehículos de alta gama a Cuba se da a particulares y el Estado cubano no ha puesto ninguna clase de obstáculos al respecto, son de gente en Estados Unidos que se los envía a familiares en la isla, algunos de ellos propietarios de mypimes en Cuba. Perfiles anticubanos como la senadora María Elvira Salazar mienten cuando afirman que esos artículos son para la dirigencia política y los cuadros del Partido Comunista, de hecho, la casi totalidad de esos vehículos están en manos de personas que no son miembros del partido.
En el fondo, lo que busca este tipo de campañas es atacar a las mipymes de Cuba y a las que comercian con Cuba, tanto desde los Estados Unidos como desde otros países, dado el carácter extraterritorial de las sanciones estadounidenses. El objetivo es destruir la economía cubana y todos aquellos que tengan que ver con ella.
Acabar con Venezuela es acabar con Cuba
Inseparable de la política anticubana de Rubio es su odio contra Venezuela, que no se detiene ante la comisión de ningún tipo de actos de violencia ya que, en su lógica aberrada, derrocar al gobierno de Venezuela significaría dejar a Cuba contra las cuerdas.
Rubio es altamente disruptivo, incluso para el trumpismo
Este tipo de ascenso de un sujeto como Rubio puede ser fatal para los intereses de Estados Unidos. Ya se sienten en Washington aflorar las rispideces entre Rubio y el gran favorito para suceder a Trump, el vicepresidente J. D. Vance, que además de su juventud, goza de una genuina popularidad entre las bases trumpistas y es visto como “más americano” que Rubio.
Otro que puede estar interesado en indagar en los manejos financieros de Rubio con los fondos para la política exterior de la Casa Blanca es Elon Musk, a cargo del nuevo Departamento de Eficiencia Estatal, que promete acabar con el despilfarro con el dinero público.
Rubio aliena a todos los cubanos y a los latinos en Estados Unidos
La política anticubana de Rubio es también una política contra los latinos en Estados Unidos. Por ejemplo, el mismo Otaola hizo campaña para alcalde de Miami Dade con la promesa de lanzar un programa macartista de persecución contra todos los latinoamericanos considerados “amigos del régimen cubano”. La de Otaola era un eco de las posiciones defendidas durante mucho tiempo por la senadora María Elvira Salazar y el propio Rubio.
Este tipo de campañas no le ganan simpatías a los operadores del odio entre los cubanos, ya sea los que viven en la isla o los que viven en Estados Unidos, más bien generan rechazo, pero al mismo tiempo van preparando la cama para una demonización de todos los cubanos en Estados Unidos.
Rubio, un riesgo geopolítico
Aún más inquietante desde el punto de la alta élite de poder estadounidense, es el riesgo de que un hipotético derrocamiento del gobierno cubano desatase una desestabilización en cadena de la región. Si de algo están claros los estrategas de Estados Unidos, es de que no pueden perder América Latina por sus enormes recursos y su significado geopolítico, pero por otro lado, también saben que es una región inmanejable, y políticas como las que promueve Rubio, no solo contra Cuba, sino contra los demás países, la volverían aún más inmanejable.
Un peligro que preocupa a esas élites es que el narcotráfico, el crimen organizado y las oleadas migratorias hacia EEUU se salgan totalmente de control inundando de armas y drogas al sur de ese país. En este sentido, hay que reconocer que Cuba hoy por hoy, y a pesar de las políticas estadounidenses, es un elemento de estabilidad para contener el narcotráfico y la migración ilegal en una región altamente sensible como lo es el Caribe y el Golfo de México.
Muchas cosas apuntan a que la estadía de Rubio al frente del Departamento de Estado puede no durar mucho tiempo, habida cuenta de los riesgos que presenta para muchos interesados aunque, como en el caso de Hitler/Arturo Ui, la suerte y los avatares de la vida pueden resultar en un auténtico mafioso manejando los hilos del poder en Washington, un escenario al que estamos seguros tanto el pueblo cubano como los demás pueblos de América Latina sabrán responder, especialmente si se dan cuenta de lo que se avecina.
