Michael Schumacher quedó en la historia del deporte por ser uno de los grandes pilotos de la Fórmula 1, gracias a sus dos títulos con Benetton y los cinco que obtuvo con Ferrari durante las 16 temporadas en las que compitió. Durante esos años, los trabajadores de los equipos que lo cruzaban en cada Gran Premio del calendario conocieron muchos detalles de este ícono del automovilismo. En este sentido, Marc Priestley, mecánico de MacLaren entre 2000 y 2009, se refirió al método que tenía el alemán para estar en la cima.
Los actuales pilotos de la Fórmula 1 tienen una gran presión cada vez que obtienen un asiento en alguna de las escuderías: a lo largo de la temporada deberán ser efectivos en cuanto a los mandamientos del equipo y equivocarse lo menos posible, ya que, caso contrario, sufrirían consecuencias negativas para su futuro en la categoría. En ese sentido, el mecánico Marc Priestley brindó una entrevista y aseguró que, por esa presión, les falta “relajarse” un poco más; además, tomó como un ejemplo de lo que deberían hacer al multicampeón, Michael Schumacher, quien organizaba fiestas tras las carreras, como una manera de canalizar ese estrés que padecía.
“Schumacher organizaba grandes fiestas. Hubo muchas ocasiones en las que hicimos karaoke en Japón después de la última carrera de la temporada en Suzuka, bailando sin camiseta en los clubes nocturnos. Era un tipo genial y divertido al final de una temporada o un fin de semana de carreras”, indició en diálogo con Casino Uden Rufus. Asimismo, lo comparó con la actualidad: “Así debería ser la F1, porque es un trabajo con tanta presión que a veces hay que soltarse un poco”. Lo cierto es que la temporada 2025 tendrá muchos pilotos jóvenes, a quienes el mecánico les sugirió divertirse un poco.
Luego, recordó una anécdota que le quedará en la memoria para el resto de su vida. “Arrojarle un Bacardi con Coca-Cola a la cara a Michael Schumacher en su fiesta de cumpleaños es definitivamente uno de mis recuerdos favoritos de él, simplemente porque empezó a reír después de que lo hice”, manifestó, aunque también contó cómo era él antes de cada carrera: “Se ponía muy serio a la hora de trabajar, ya fuera en el coche o con los ingenieros, pero fuera de eso siempre sabía relajarse y eso me impresionaba”.
Esta personalidad que tenía Michael, tanto dentro de la pista como fuera de ella, fue lo que lo condujo a competir durante tantos años en la Fórmula 1. El alemán dejó su huella en Jordan (1991), Benetton (1992-1995), Ferrari (1996-2006) y Mercedes (2010-2012). Sin embargo, tras su retiro, su vida sufrió un giro inesperado el 29 de diciembre del 2013, cuando esquiaba en los Alpes franceses y se golpeó la cabeza contra una piedra, lo que le provocó graves lesiones cerebrales.
A partir de aquel momento, la familia resguardó los detalles de su recuperación y su privacidad. Actualmente, es difícil saber en qué condiciones de salud se encuentra el expiloto de 55 años, quien supo convertirse en sinónimo de la máxima categoría automovilística a nivel mundial.