Casi se desmayan antes del podio. Los pilotos de Fórmula 1 rayan la inconsciencia al acabar ciertas carreras. Pero lo peor no son las fuertes deceleraciones, las fuerzas G laterales, o los requisitos físicos propios de la especialidad, sino la humedad y el calor habituales en pistas como Singapur, Arabia Saudí, Bahrein o Catar. Y han encontrado la solución: refrigerar sus cuerpos como si se tratase de un motor.
La Federación Internacional de Automovilismo no es para nada ajena a los problemas de salud de los pilotos, que en citas como esas quedan de forma usual exhaustos al bajarse de sus monoplazas, deshidratados a pesar de beber agua en plena carrera. La pérdida de reflejos, consciencia y capacidades en circunstancias de calor extremo pueden acabar en catástrofe, no solo para los participantes, sino con afección para el público y personal de la organización.
La gobernanza del deporte tomó cartas en el asunto ante la cada vez más común presencia de citas en destino «calientes», como son los países árabes o de latitudes tropicales. El resultado ha sido seleccionar a un proveedor común que equipe a los participantes con ropa ignífuga refrigerada por líquido que usen los pilotos.
El sistema ha sido desarrollado por la compañía Chillout Motorsport, basada en el estado de Georgia, EEUU. Para ellos no ha sido una novedad, porque llevan fabricando este tipo de productos desde hace años, con aplicaciones en campos tan diversos como el médico, naval, militar y aeronáutico.
La idea inicial era rebajar la temperatura de la atmósfera circundante de los corredores, y en coches de cabina abierta es muy difícil crear un flujo de aire que les mantenga a una temperatura controlada, constante y deseable. La solución llega en forma de un serpentín de líquido refrigerador que corre alrededor de pecho y espalda de los deportistas, embutido dentro de su ropa ignífuga. Se genera un sandwich bicapa, y dentro se coloca una serie de conductos que mantienen el torso de los pilotos refrigerado.
En el reglamento técnico de 2025 existe un epígrafe, el 3.6.5, denominado Driver Cooling Scoop. Es el referido a una suerte de periscopio —se regulan las medidas, pero no su forma— destinado a la toma de aire que necesitará el radiador que rebaje las temperaturas de la ropa de los pilotos. Desde fuera, no se apreciará, con apenas una pequeña modificación en la superficie de los bólidos con la finalidad de permitir el flujo de aire que permita el funcionamiento del mecanismo.
El pasado noviembre, después de meses de pruebas, la comisión deportiva de la Fórmula 1 aprobó la adopción de este sistema, derivado en cierto modo del que ya se usa en la NASCAR norteamericana y el Campeonato del Mundo de Resistencia. Su tecnología, denominada Cypher Pro Micro Cooler, tendrá que ser rediseñada y miniaturizada para adaptarse a las necesidades de peso y espacio de los monoplazas de Fórmula 1.
El sistema está compuesto por dos elementos básicos. El primero es una caja, donde se ubican un pequeño compresor, un evaporador y una unidad de condensación. Es el radiador que mantiene el líquido en la banda de temperatura programada. La otra parte, la antes citada camiseta térmica, dispondrá de tubos flexibles de 48 metros en total, que recibirán el refrigerante desde la caja. El líquido puede ser indistintamente una mezcla de aire, agua o una solución de cloruro de sodio, cloruro de potasio o propilenglicol.
Según Charles Kline, uno de los fundadores de la compañía, han estado trabajando en el desarrollo de este sistema durante tres años. «Es un proyecto realmente desafiante porque las reglas de la FIA son tan estrictas en cuanto a seguridad contra incendios. Queríamos uno que realmente fuera altamente funcional y liviano, que los pilotos aún quisieran usar», según recoge la revista Autosport. El principal temor era que los pilotos se mostrasen remisos a usarlo, por las pegas e incomodidades que conlleva.
Lo más complicado fue elegir el material de los tubos. Se endurecen cuando se enfrían y se ablandan demasiado cuando se calientan; si se incendian, se derriten, y cumplimentar la reglamentación sobre materiales ignífugos era un requisito sine qua non.
Un sistema nuevo en la F1
Para los equipos de F1, esto es algo completamente nuevo, y nunca antes se había probado en monoplazas. Los coches de la temporada 2025 apenas cambian con respecto a los de la concluida temporada 2024, y no fueron desarrollados teniendo en cuenta espacio necesario. La mayor parte de los quebraderos de cabeza de Chillout Motorsports no fue tanto rediseñar la caja que contiene toda la instrumentación, como dónde colocarla.
Por otra parte, cada coche tiene una geometría distinta. Tamaño, formas, espacios libres y lugar para las conducciones cambian, y tuvieron que devanarse los sesos para aplicar la solución, siempre en colaboración con cada uno de los diez equipos. A veces ha sido en la caja de los pedales, en los pontones, detrás de los asientos… De momento, de manera provisional y no estandarizada, cada monoplaza tendrá una solución a medida. En 2026 todo cambiará, y posiblemente haya dos o tres opciones.
A lo relacionado con el tamaño, hay que añadir el peso extra, unos dos kilos del sistema, y alrededor de 300 gramos la camiseta dotada de la malla térmica. Esto no es lo más complicado, sino cómo adaptar el sistema de alimentación. En teoría, se podría hacer conectándolo todo a la batería del motor eléctrico, pero restaría capacidades a su propulsor; no es como ponerle una radio nueva a un coche.
Carreras calientes
Las regulaciones estipulan que una vez que la temperatura ambiente supere los 30,5 grados centígrados, la FIA notificará a las escuderías que esa prueba se considerará una «carrera caliente» y tendrá que utilizar los sistemas durante el tiempo que sus pilotos estén en pista. Por este motivo, se piensa en un equipamiento de quita y pon, que sea fácil de manipular, y rápido de instalar.
Tecnologías como estas se utilizan en aviones de combate y en trajes de astronautas, para reducir el calor corporal. El 95 % de la sangre pasa por la piel para refrigerarse, así que esta solución pasa por ser una necesidad si se quieren reducir los riesgos de aquellos que se juegan la vida en la pista. Charles Leclerc, piloto de Ferrari, ya lo ha utilizado, y según cuenta Klein, le pareció un invento genial; quería usarlo en todas las carreras. Si no fuese causa de merma en las prestaciones, acabaría siendo utilizado en todas.
