Las celebraciones navideñas son reconocidas por su espíritu de unión y generosidad, pero también por el aumento significativo en el consumo de recursos. Según un estudio del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, publicado en ResearchGate, cada persona genera en promedio 650 kilogramos de dióxido de carbono (CO₂) durante esta temporada. Esta cifra representa el 5,5% de la huella de carbono anual total, convirtiendo a la Navidad en una de las épocas más intensivas en emisiones.
El estudio detalla que los principales factores contribuyentes a este impacto son el consumo de alimentos, los viajes, las decoraciones luminosas y el consumo masivo de bienes. Por ejemplo, el gasto en alimentos durante estas fechas genera en promedio 26 kilogramos de CO₂ por persona, especialmente debido al transporte, la producción industrial y el embalaje de los productos. Los viajes, esenciales para reuniones familiares, son responsables de 96 kilogramos de CO₂ por persona, siendo el transporte aéreo y el automóvil las principales fuentes de emisiones.
Las luces decorativas también tienen un impacto significativo. Según el informe, el uso de luces tradicionales en los hogares puede emitir hasta 218 kilogramos de CO₂ durante la temporada navideña. Sin embargo, la instalación de luces LED puede reducir esta cifra en 200 kilogramos por hogar adornado, convirtiéndose en una opción más eficiente desde el punto de vista energético.
El consumo masivo, especialmente de regalos, es señalado como el mayor contribuyente al impacto ambiental de la Navidad. El estudio indica que este factor genera hasta 310 kilogramos de CO₂ por persona, de los cuales 80 kilogramos corresponden a regalos entregados por compromiso. Además, el uso de papel de regalo y envoltorios añade un impacto significativo. Datos de la OCDE estiman que se utilizan anualmente 365.000 kilómetros de papel de regalo, suficientes para dar nueve vueltas al mundo. Por otro lado, la producción y desecho de tarjetas navideñas representa la tala de 33 millones de árboles cada año en países occidentales.
Los árboles de Navidad también tienen un impacto ambiental, el cual varía según el tipo elegido. De acuerdo con Carbon Trust, un árbol natural que se quema o convierte en astillas después de las fiestas genera 3,5 kilogramos de CO₂, mientras que uno artificial puede emitir 40 kilogramos de CO₂. Para igualar su impacto, un árbol artificial debe ser reutilizado al menos 12 años.
Por último, las tasas de reciclaje influyen directamente en el impacto ambiental. En países como el Reino Unido y Estados Unidos, el reciclaje de papel y cartón alcanza el 79% y el 65%, respectivamente, dejando margen para mejorar la reducción de residuos.