Un descubrimiento arqueológico de gran importancia histórica y religiosa se exhibe en el Museo de la Biblia en Washington, D.C. Se trata del antiguo Mosaico de Megiddo, una pieza que data aproximadamente del año 230 d.C. y que es considerada la evidencia más temprana conocida de la adoración cristiana.
Este mosaico es notable no solo por su antigüedad, sino también porque contiene la inscripción más antigua que identifica a Jesús como Dios, marcando un punto crucial en la historia del cristianismo. La exhibición estará abierta al público hasta julio de 2025, atrayendo a estudiosos, creyentes y curiosos por igual, informa The Jerusalem Post.
Entre 2003 y 2005, arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) llevaron a cabo excavaciones en Kfar Othnay, cerca de Megiddo, Israel, donde encontraron este impresionante mosaico de 16 (4,8 metros) por 32 pies (9,75 metros) bajo el suelo de una prisión. La ubicación inusual y el contexto del hallazgo sugieren que el mosaico formaba parte del que podría ser el primer salón de oración cristiano conocido. Este espacio de culto proporciona una ventana única a las creencias y prácticas de los primeros cristianos, en una época en la que la religión aún era perseguida en el Imperio Romano.
Inscripciones que narran la fe temprana
El mosaico incluye varias inscripciones en griego que ofrecen pistas sobre la vida y organización de las comunidades cristianas primitivas. Una de las inscripciones más significativas reza: “La piadosa Akeptous ha ofrecido la mesa a Dios Jesucristo como un memorial”. Este texto constituye la evidencia arqueológica más antigua que llama a Jesús “Dios”. La referencia a Akeptous sugiere que esta mujer, posiblemente una figura influyente, donó una mesa utilizada en la comunión, uno de los rituales centrales del cristianismo primitivo, informa el medio.
Otra inscripción destaca a un centurión romano llamado Gaianus, también conocido como Porfirio. Según el texto, “Gaianus, también conocido como Porfirio, centurión, nuestro hermano, ha hecho el mosaico a su propio costo como un acto de generosidad”. Este detalle sugiere una coexistencia entre romanos y cristianos, a pesar de que la fe cristiana aún era considerada ilegal en ese momento.
El mosaico también menciona a cuatro mujeres: Primilla, Cyriaca, Dorothea y Chreste, subrayando el papel esencial que desempeñaron las mujeres en las primeras comunidades cristianas. Bobby Duke, director de la Iniciativa de Académicos en el Museo de la Biblia, comentó que estas menciones refuerzan la idea de que las mujeres eran fundamentales en la iglesia primitiva, tanto en lo espiritual como en lo material.
Símbolos del cristianismo primitivo
Entre las imágenes que decoran el mosaico se encuentran peces, un símbolo cristiano temprano asociado con el acrónimo griego “ΙΧΘΥΣ” (Ichthys), que significa “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”. Este símbolo remite a pasajes bíblicos como la multiplicación de los panes y los peces y el llamado de Jesús a Pedro y Andrés como “pescadores de hombres”, agrega TJP.
Un legado que perdura
Desde su llegada al Museo de la Biblia, la exhibición ha atraído a miles de visitantes, maravillados por la conexión tangible con los orígenes del cristianismo. El mosaico permanecerá en préstamo de la Autoridad de Antigüedades de Israel hasta su regreso en julio de 2025, consolidando su importancia como testimonio de una época crucial para la fe cristiana.