“Un relato de los hechos muy injusto”. Así califica el cardenal Seán Patrick O’Malley el escalofriante relato narrado en Religión Digital por el obispo emérito de Ayaviri (Perú) y exsodálite, Kay Schmalhausen, quien sufrió abusos por parte de miembros del Sodalicio, pero que, ante sus denuncias, sólo encontró por parte de quien también era arzobispo de Boston “silencio bostoniano”
Ahora, en declaraciones a Crux, “O’Malley dijo que si bien simpatiza con Schmalhausen y lamenta el sufrimiento que ha padecido, su relato de los hechos es ‘muy injusto’ y dijo que, de hecho, había discutido las preocupaciones de Schmalhausen”
“Un relato de los hechos muy injusto”. Así califica cuatro días después el cardenal Seán Patrick O’Malley el escalofriante relato narrado en primera persona en Religión Digital por el obispo emérito de Ayaviri (Perú) y exsodálite, Kay Schmalhausen, quien sufrió abusos por parte de miembros del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) -entre ellos, de su fundador, Luis Figari-, pero que, ante sus denuncias, sólo encontró por parte de quien también era arzobispo de Boston “silencio bostoniano” y puertas cerradas.
‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo
“Los años 2015 y 2016 -relataba Schmalhausen en este portal- advertí en Roma de los graves problemas de la comunidad como tal; verbalmente y por escrito. Me entrevisté con el secretario de Estado, Pietro Parolin: silencio romano. Llevé mi denuncia personalmente a la entonces Congregación para la Vida Religiosa, otro esfuerzo en vano. Y quiero añadir que, esto último vino acompañado de una denigración como pocas he padecido, por parte de José Rodríguez Carballo, el segundo al mando de dicho dicasterio. Un año después, él mismo me pidió que le enviara mi denuncia por correo electrónico. No sirvió de nada. Advertí, asimismo, con un largo informe escrito, al Cardenal Sean O’Malley, cabeza de la Comisión de Prevención de Abuso a Menores: silencio bostoniano. Toda puerta tocada se convirtió para mí, a pesar de ser un obispo de la Iglesia, en puerta cerrada y sellada”.
Ahora, en declaraciones a Crux, “O’Malley dijo que si bien simpatiza con Schmalhausen y lamenta el sufrimiento que ha padecido, su relato de los hechos es ‘muy injusto’ y dijo que, de hecho, había discutido las preocupaciones de Schmalhausen”.
“O’Malley dijo que ambos habían tenido una conversación inicial por teléfono sobre el SCV en junio de 2017, y que Schmalhausen envió su informe después de eso. Una vez que recibió el informe, O’Malley dijo que intentó comunicarse con Schmalhausen nuevamente por teléfono, pero no pudo comunicarse con él”, señala este medio estadounidense.
Igualmente, O’Malley, asegura a Crux que el recuerdo que mantiene Schmalhausen de su interacción en aquellos tiempos es una “completa mala interpretación” de su actitud e intenciones.
“Miradas y gestos evasivos”
El presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores sale también al paso de su encuentro en Perú, del que también se hacía eco en Religión Digital Schmalhausen. “Aún hoy recuerdo, durante la visita papal del 2018 al Perú, las miradas y gestos evasivos a mi saludo de los dos cardenales Parolin y O’Malley, parte de la comitiva pontificia. La indiferencia y frialdad fueron absolutas. Quedé devastado. Entonces me di cuenta de dos cosas: de la dimensión institucional -sistémica- del encubrimiento en la Iglesia y de que probablemente mi ministerio episcopal estaba llegando a su final”, rememoró el obispo emérito.
Sin embargo, O’Malley señala a la periodista de Crux, Elise Ann Allen, que no recordaba haberse encontrado con Schmalhausen durante aquella visita papal, que describió como “un momento particularmente difícil para mí”, puesto que vino a coincidir con el estallido de los escándalos por abusos en la Iglesia en Chile y el propio cardenal -contextualiza este portal- “estaba siendo criticado por su crítica de los comentarios papales que habían causado dolor entre las víctimas”.
“Me habría encantado hablar”
“En ese momento la creencia era que los escándalos del SCV estaban bajo control, ya que se había nombrado un comisionado y se habían establecido comisiones de investigación”, recuerda O’Malley. “Me hubiera gustado que [Schmalhausen] se hubiera acercado a mí y me hubiera pedido hablar, me habría encantado”, relata a Crux, añadiendo: “Estoy seguro de que nunca lo habría ignorado… No soy ese tipo de persona”.
El otro destacado miembro de la Curia vaticana a quien se dirigió Schmalhausen, el secretario de Estado Pietro Parolin, “no respondió a una solicitud de comentarios de Crux”, indica el portal especializado de información religiosa.