El día que comiencen las redadas policiales, las persecuciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) o las deportaciones masivas, ese escenario dantesco que Donald Trump ha pronosticado a los migrantes, el mexicano Esteban Rodríguez sabe lo que tiene que hacer. Lo primero es no abrir la puerta de su casa si aparecen los agentes federales; no podrán entrar sin una orden firmada por un juez. Quizá nunca suceda, pero hay quienes se están preparando para lo peor, para que no les tome de sorpresa si el próximo año la Administración republicana comienza a detener y deportar a millones de migrantes.
Rodríguez forma parte de una iniciativa de autodefensa puesta en marcha por la Red de Pueblos Trasnacionales para proteger a las comunidades migrantes ante la vuelta del magnate a la Casa Blanca. La estrategia opera bajo una premisa: nadie los va a cuidar, si antes no se cuidan ellos mismos. “Ni la alcaldía de Nueva York, ni el Gobierno del Estado, ni el federal son nuestros aliados, y no podemos confiar en que de ellos venga la protección”, asegura Marco Castillo, presidente de la junta directiva de la Red, una organización que une a inmigrantes indígenas y rurales en la ciudad de Nueva York.
Según Castillo, desde que Trump comenzó con los nombramientos de su Gabinete no son pocos los que se sienten inseguros. “La gente ha empezado a manifestar incertidumbre y miedo, se ha visto mucho en las últimas semanas”, dice. Tenían que hacer algo al respecto, y por esto el pasado 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, varios activistas, miembros de la Red y residentes de El Bronx se reunieron a las afueras de la sede de la organización para lanzar lo que han llamado una “estrategia de seguridad comunitaria y cuidados colectivos”.
Entre otras cosas, la estrategia plantea que habrá personas dedicadas a velar por la seguridad comunitaria, evitar la violencia y trabajar en la prevención de las deportaciones. Pretenden, con el apoyo de una brigada de voluntarios, “vigilar de día y de noche nuestras calles” con un plan de emergencia. “Lo primero y más importante es organizarse”, insiste Castillo. “Ni una organización ni un abogado puede ofrecer salvación, es el pueblo el que se tiene que organizar en las calles y los barrios”.
Rodríguez, que ha trabajado por años como ebanista en El Bronx y que ahora, como miembro de la Red, está a cargo del comité de cuidados del sur del mismo distrito, cree que, en momentos como los que podrían estar a punto de llegar, es necesario tener conocimientos de los derechos, haber mapeado el territorio, contar con un directorio de espacios aliados, de refugios, hacer planes de emergencia y saber documentar cualquier incidente para “poder enfrentar lo que viene” y cuidar la comunidad”. “Queremos generar una red de respuesta inmediata a cualquier situación que se presente”, dice. “Nosotros, los migrantes, no somos piñatas de los políticos que cada cuatro años nos meten miedo”.
No son los únicos que se adelantan al posible cumplimiento de las promesas de campaña de Trump. Esta semana, decenas de miembros de varias organizaciones de apoyo a migrantes tomaron los espacios públicos de Nueva York para exigir protección al alcalde Eric Adams frente a las políticas migratorias que el presidente electo y su partido pretenden implementar a partir de enero.
Más ahora, que Nueva York podría dejar de ser una ciudad santuario, el puerto seguro de millones de indocumentados, para convertirse en otro sitio hostil para los migrantes. Ese es, precisamente, el miedo de muchos luego de que Adams asegurara que iba a “colaborar” con el próximo Gobierno, y Trump deslizara en una conferencia de prensa en su residencia de Mar-a-Lago que podría existir un indulto presidencial para el alcalde demócrata.
Adams no ha dejado de coquetear con el próximo Gobierno. Lo hizo con Tom Homan, el venidero “zar de la frontera”, con quien aseguró que trabajaría para “perseguir a inmigrantes que están cometiendo delitos”. Homan, por su parte, ha afirmado que si la ciudad de Nueva York no coopera, duplicará el número de agentes de inmigración en la Gran Manzana. “Vamos a hacer este trabajo con o sin ustedes”, sostuvo. En una conferencia de prensa, tras la reunión con Homan, Adams dejó saber que la ciudad no sería “un refugio seguro para aquellos que repetidamente cometen crímenes violentos contra inmigrantes inocentes y neoyorquinos de larga data”. “Eso fue lo que hablé con el zar de la frontera, para averiguar cómo ir tras esos individuos que repetidamente están cometiendo crímenes en nuestra ciudad”, añadió.
Cómo proteger a las comunidades de ICE
Este miércoles, miembros de las organizaciones Inmigrant Defense Project, Las Doñas Academy, UnLocal, el Centro de Derechos de los Migrantes de la Universidad de Nueva York o Se Hace Camino Nueva York se congregaron a las afueras del Ayuntamiento de la ciudad, con carteles al estilo: “Todo lo que quiero en esta Navidad es que se mantengan las familias unidas”. Otros rezaban: “Alcalde Adams, protege a los migrantes. Dile NO a Trump”.
Las peticiones eran las mismas: garantías de protección de una ciudad que ya ha anunciado el desmantelamiento de al menos 25 albergues que han servido de hogar a miles de familias migrantes desde que arreciara la crisis en la frontera hace dos años.
Pero previendo que no sea la ciudad la que les garantice seguridad el próximo año, los miembros de Se Hace Camino Nueva York lanzaron la nueva plataforma de recursos nosprotegemosny.org, en inglés y español. Su Manual de Defensa contra la Deportación informa sobre los derechos que tienen los migrantes en un limbo legal, ilustra cómo reaccionar ante las posibles redadas en hogares o centros de trabajo y, en el peor de los casos, ante la deportación.
“Hemos visto preocupación en nuestra comunidad y por eso en la acción de ayer nosotros anunciamos nuestra página web”, dijo a EL PAÍS Leslie Ariza, de la organización defensora de la comunidad migrante. “Su propósito es proporcionar información actualizada, recursos y una guía para crear un plan de acción para proteger a las comunidades contra ICE”.
¿Qué se debe hacer si agentes del ICE llega a la casa y, para desorientar, aseguran que están buscando a un “fugitivo” con un nombre diferente? ¿Se debe abrir la puerta? ¿Firmar algún documento? ¿Qué se puede hacer en caso de ser detenido en público? ¿Si hacen muchas preguntas sobre su información personal? ¿Si piden su nombre, es obligatorio darlo? ¿Qué hacer si aparecen los agentes en el centro de trabajo? ¿Cómo actuar si un ser querido es atrapado en una redada? ¿Cuáles son las reglas de un centro de detención?
Estas son algunas de las interrogantes que las organizaciones pretenden responder, las mismas que están ocupando hoy a muchas familias en busca de información en bufetes de abogados o grupos que recientemente han redoblado sus consultas o citas. Las organizaciones también exigen al alcalde y al Ayuntamiento que no ignoren las leyes de la ciudad que limitan la cooperación del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Correcciones con los agentes de ICE.
También han exigido que se apruebe la ley conocida como Intro 214. “Este proyecto de ley aseguraría que el Departamento de Correcciones y NYPD enfrenten consecuencias cuando ignoren las leyes locales que limitan su cooperación con la aplicación de la inmigración federal. Esto es esencial para evitar la separación familiar de los inmigrantes neoyorquinos”, aseguró Se Hace Camino Nueva York en un comunicado.