Elon Musk ha manifestado una firme oposición al proyecto de ley provisional que busca garantizar el financiamiento del Gobierno de Estados Unidos hasta marzo. Miembros del Congreso y diversos analistas consideran que esta postura anticipa la influencia política que el empresario podría ejercer durante la próxima administración de Donald Trump.
La propuesta legislativa contempla cerca de 6.2 billones de dólares para mantener las operaciones federales en su nivel actual. Entre sus disposiciones, incluye aproximadamente 100,000 millones en ayudas para los damnificados de los huracanes ‘John’ y ‘Helen’, así como 500 millones para programas de atención infantil.
“Arrastren a todos los que conocen y los que no conocen a registrarse para votar”, dijo Elon Musk. “Si no lo hacen, estas serán las últimas elecciones”.
Musk ha declarado a través de redes sociales que “este proyecto de ley no debería aprobarse. ¿Alguna vez han visto un trozo de basura más grande?”. La iniciativa contempla recursos para el Centro de Compromiso Global del Departamento de Estado, una dependencia encargada de combatir la propaganda extranjera y la desinformación. El magnate asegura que la medida es “criminal” y la ha calificado “como un acto de censura”.
El propietario de Tesla también ha arremetido en contra de un aumento salarial para los congresistas incluido en la propuesta. “Cualquier miembro de la Cámara o del Senado que vote por este escandaloso proyecto de ley merece ser expulsado en dos años”, afirma. Ha incitado a sus seguidores a exigir a los representantes políticos que “detengan el robo de sus impuestos”.
Musk y su estrecha relación con Donald Trump
El empresario ha recibido respaldo del presidente electo Donald Trump, quien señaló que es necesario aprobar “un paquete de financiamiento temporal más racional, que no conceda todo a los demócratas”. El republicano ha sugerido reformular la propuesta y añadir un aumento al límite de endeudamiento federal. El próximo mandatario reconoce que “aumentar el techo de deuda no es ideal, pero —afirma— es mejor hacerlo bajo la administración de Biden”.
Elon Musk contribuyó con más de 250 millones de dólares a la campaña electoral de Trump. Tras las elecciones, fue designado para encabezar el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), en conjunto con el empresario Vivek Ramaswamy. Esta nueva dependencia tiene como misión reducir gastos y optimizar las operaciones gubernamentales, con el objetivo de ahorrar al menos 2 billones de dólares en programas federales. Los expertos han calificado esta meta como irreal.
La batalla pública actual es una prueba temprana del poder político de Musk y Ramaswamy, quienes buscan implementar recortes significativos en el gasto federal. La presión del empresario ya ha comenzado a generar divisiones en la bancada republicana. Ralph Norman, representante de Carolina del Sur, ha declarado que “este proyecto de ley contradice la voluntad del pueblo estadounidense. Cualquier legislador que apoye al DOGE no debería respaldar esta ‘resolución continua de ineficiencia’ que carece de compensaciones”.
Los republicanos que favorecen la legislación han señalado que están perdiendo apoyo debido a las críticas públicas de Musk. Por su parte, Don Beyer, representante demócrata, acusa que “el hombre más rico del mundo quiere cerrar el Gobierno, dejando a millones de trabajadores, incluidas nuestras tropas, sin cobrar durante las fiestas navideñas. Los republicanos obedecen. Esto es una locura”. El Congreso tiene hasta el viernes para aprobar un paquete de financiamiento provisional. De no hacerlo, el Gobierno federal quedará sin recursos para mantener sus operaciones.