Hace un año, el balance del cine en la Argentina mostraba cifras muy dispares, con altas y bajas muy pronunciadas. La tendencia se profundizó todavía más a lo largo de los últimos doce meses y 2024 quedará registrado en el mercado local como lo más parecido a una montaña rusa.
De un lado tenemos el éxito colosal de Intensa-mente 2, uno de los dos exclusivos títulos que convocaron a más de seis millones de espectadores desde que el cine de nuestro país maneja estadísticas confiables (a partir de 1997). En esta cifra, sobre todo, se apoyó el mejor junio de las últimas tres décadas en el mercado nacional. Y del otro, bajones pronunciadísimos en otros tramos de este mismo año. Sin ir más lejos, el período de vacaciones de invierno (históricamente el de mayor demanda de entradas de todo el año) tuvo el rendimiento más bajo en las boleterías de los últimos 15 años.
Y hay más: el peor mes de 2024 en la taquilla fue septiembre, con un 45% menos de entradas vendidas en la comparación interanual. Julio tuvo la cifra de boletería más baja de los últimos 10 años y en octubre se anotó una disminución parecida, en este caso del 30%. La contracara fue noviembre, que mejoró un 15% el rendimiento de la cartelera en relación con igual período de 2023.
La razón de estos pronunciadísimos vaivenes es siempre la misma. El público se mueve a partir de la atracción y el poder de ciertos títulos con un poder irresistible de convocatoria. Intensa-mente 2 (6.470.026 tickets vendidos en las salas argentinas, según los números de Ultracine) estuvo a punto este año de apoderarse del récord histórico de taquilla que mantiene en el mercado local desde 2019 Toy Story 4 (6.632.011).
Todo esto se anota en un contexto de notoria disminución en la venta de entradas. Este año se vendieron nueve millones menos de tickets respecto de 2023: 33.863.227 hasta el 17 de diciembre de este año inclusive frente a un total de 43.075.318 de todo el año pasado. De esos casi 34 millones de entradas vendidas este año en los cines, 29 millones y medio fueron para películas de origen estadounidense. Otra rotunda muestra de la concentración extrema que tiene la cartelera local desde hace muchos años.
Los convidados de piedra de este escenario cada vez más repetido fueron, una vez más, el cine argentino y los estrenos internacionales de películas independientes o de autor, estas últimas cada vez más acotadas a los festivales y muestras especializadas. Estas funciones suelen llenarse, pero cuando algunos de los títulos expuestos allí pasan a estrenarse comercialmente el resultado casi siempre es magro.
Estos nueve millones menos de entradas que vendieron los cines en relación con 2023 también se explican por el fracaso en cadena de buena parte de las apuestas fuertes que Hollywood hizo este año a escala global. Fue un año olvidable para los grandes estudios, condicionados en la programación de sus estrenos de este año por los efectos de la extensa huelga de actores y guionistas de 2023, y con fracasos notorios: Guasón 2, Código: traje rojo, Furiosa y las últimas películas de los Cazafantasmas y los Transformers.
La prueba que está más a la vista es la diferencia entre la cantidad de películas que superaron el millón de espectadores en estos últimos dos años. En 2023 fueron 14 y en 2024, apenas cinco. Tuvimos, es cierto, un fenómeno de proporciones inusitadas como el de Intensa-mente, pero detrás apenas alcanzaron esa marca Mi villano favorito 4 (3.245.981), Deadpool & Wolverine (2.983.529), Kung Fu Panda 4 (1.481.662) y Moana 2 (1.362.454), esta última todavía en cartel y en condiciones de alcanzar el cuarto puesto. Las cinco, además, pertenecen a la clásica tendencia de secuelas y remakes que funcionan también desde hace tiempo como referencia de práctica y éxito en el sistema industrial hollywoodense.
Quedó poco margen para el resto, con fenómenos aislados, pero significativos por la capacidad de convocar espectadores a través del boca a boca y generar a partir de allí debates y conversaciones. Allí están por ejemplo el drama romántico Romper el círculo (946.917 tickets vendidos) y la sorprendente La sustancia, un film de body horror extremo que sumó en los cines 301.223 espectadores. El cine de terror, de paso, tuvo casi un estreno por semana, sostenido por un público fiel gracias a algunos títulos muy rendidores como La primera profecía y Sonríe 2.
En el cada vez más devaluado espacio dedicado al cine de autor pasaron, por ejemplo, casi inadvertidas las últimas películas de Pedro Almodóvar (La habitación de al lado) y de Woody Allen (Golpe de suerte en París). Tuvieron más suerte a principios de este año algunas protagonistas del Oscar como Vidas pasadas y Días perfectos, aunque con lanzamientos muy reducidos.
El cine argentino estuvo mucho más atento al impacto del fuerte plan de ajuste aplicado durante todo el año por el Gobierno en el Incaa que de las novedades locales en los cines. Los estrenos fueron llamativos una vez más por su cantidad (casi 300) y en general por su falta de convocatoria (apenas algo más del 2% del total de entradas vendidas en el año). La película argentina más vista en los cines, El jockey, fue el único lanzamiento nacional de este año que superó los 100.000 tickets.
*según los votos de Marcelo Stiletano, Natalia Trzenko, Leonardo D’Esposito, Guillermo Courau, Paula Vázquez Prieto, Pablo De Vita, Pablo Planovsky, Alejandro Lingenti y Hernán Ferreirós.
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