Port Moresby (Agencia Fides) – Aunque Papúa Nueva Guinea es una nación con un 95% de población cristiana, no está oficialmente fundada sobre una «religión de Estado». Tras la colonización australiana, el país obtuvo su independencia en 1975. La Constitución que proclamó la independencia también incluyó una referencia a los «valores cristianos» en su preámbulo, pero sin convertir el cristianismo en religión oficial del Estado.
En los últimos años, y nuevamente a principios de 2024, se han presentado enmiendas en el Parlamento que proponían modificar la Constitución para establecer formalmente el «Estado cristiano de Papúa Nueva Guinea».
En Papúa Nueva Guinea, los sistemas de creencias tradicionales han coexistido con el cristianismo desde que los primeros misioneros católicos, los Padres Maristas, llegaron en 1847. Posteriormente, llegaron otros misioneros cristianos, especialmente anglicanos y luteranos, y desde la década de 1970 se ha visto una expansión de grupos pentecostales y evangelistas.
Recientemente, han sido los grupos pentecostales, con respaldo político, quienes han propuesto enmiendas a la Constitución para establecer un “Estado cristiano”. Sin embargo, la Iglesia católica se ha opuesto firmemente a estas propuestas.
En una carta enviada al gobierno, el cardenal John Ribat, arzobispo de Port Moresby y presidente del Consejo de Iglesias de Papúa Nueva Guinea, deja clara su posición. En la carta, se rechaza la idea de un “Estado confesional” y se critica el intento de definir la identidad cristiana del país en la Constitución.
El texto señala que esto podría crear «una alteración de la naturaleza del Estado» y de los equilibrios existentes, recordando que la Constitución garantiza la libertad de conciencia, pensamiento y religión y el derecho de todo ciudadano a practicar libremente su fe: un marco democrático y de Estado de Derecho que permite el desarrollo pacífico y libre de cualquier comunidad religiosa.
La Iglesia católica en Papúa Nueva Guinea apoya el modelo actual de cooperación entre el Estado y las iglesias, considerándolo fructífero. Esta colaboración se refleja principalmente en áreas clave como la educación y la salud, a través del «Church-State Partnership Program» (Programa de Asociación Iglesia-Estado). Diferentes iglesias y organizaciones cristianas, como la Iglesia Anglicana, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la Unión Bautista, la Iglesia Católica, la Iglesia Luterana y el Ejército de Salvación, gestionan aproximadamente el 60% de las escuelas, servicios sanitarios y obras sociales del país. El gobierno subvenciona estas instituciones, incluyendo los salarios del personal docente y sanitario, reconociendo su importante rol en el bienestar público.
La nación presenta una población de alrededor de 9 millones de habitantes, de los cuales el 95% son cristianos (64% luteranos, 27% católicos y 4% pertenecientes a otras confesiones), con minorías de otras religiones y cultos tradicionales.
(PA) (Agencia Fides 6/9/2024)