Un estudio realizado por la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia) y el Instituto Alemán de Nutrición Humana (Alemania) destaca que reemplazar las grasas saturadas por insaturadas en la dieta no solo mejora la calidad de las grasas consumidas, sino que también puede reducir de forma significativa el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2. En la investigación han colaborado expertos de instituciones españolas, como la Universidad Rovira i Virgili (URV), el CIBERobn del Instituto de Salud Carlos III, el Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra y el IDIBAPS de Barcelona. Entre ellos figura Jordi Salas Salvadó, catedrático de Nutrición de la URV e Investigador académico por la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA).
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En el estudio se han utilizado datos lipidómicos para evaluar los riesgos cardiometabólicos, en lugar de los tradicionales marcadores sanguíneos de lípidos, como colesterol y triglicéridos. ¿Por qué?
Los datos lipidómicos tienen capacidad para capturar una imagen más detallada y precisa del impacto de la calidad de las grasas dietéticas en la salud cardiometabólica. A diferencia de los marcadores tradicionales, como el colesterol y los triglicéridos, que ofrecen información limitada, los perfiles lipidómicos permiten identificar un panel amplio de lípidos específicos.
¿Por ejemplo?
Nos proporcionan información adicional sobre el tamaño, composición y función de las lipoproteínas y otros compuestos lipídicos en funciones celulares claves, como la señalización, la fluidez de la membrana y la respuesta inmune. Este nivel de detalle es esencial para capturar los efectos completos de la calidad de la grasa dietética en el metabolismo de los lípidos, que influyen en la salud cardiometabólica y podrían pasar desapercibidos usando solo marcadores clínicos convencionales.
Además, los perfiles lipidómicos permiten aplicar enfoques de nutrición de precisión, ayudando a predecir respuestas individuales a cambios en la dieta y relacionar estos perfiles específicos con riesgos a largo plazo. Esta metodología mejora la precisión en la prevención de enfermedades y facilita el desarrollo de biomarcadores personalizados para la salud cardiometabólica.
¿Qué nos revela este estudio sobre la importancia de las grasas en nuestra dieta, más allá de lo que normalmente escuchamos sobre «grasas buenas» y «grasas malas»?
Ofrece evidencia científica sobre cómo la calidad de las grasas en la dieta afecta al perfil de múltiples lípidos en sangre (algunos de ellos relacionados con el riesgo de enfermedad cardiovascular u otras enfermedades) y el metabolismo lipídico. Revela que cambiar el consumo de grasas saturadas por insaturadas modifica de manera específica ciertos tipos de lípidos en el cuerpo, lo cual podría ayudar a personalizar las recomendaciones dietéticas para mejorar la salud cardiovascular.
Estos hallazgos aportan una base científica para futuras aplicaciones en nutrición de precisión, permitiendo adaptar recomendaciones a las características metabólicas de cada persona, en lugar de aplicar reglas generales sobre las grasas en la dieta dirigidas a toda la población.
¿Qué cambios específicos en los perfiles de lípidos se observaron al sustituir las grasas saturadas por insaturadas?
El cambio hacia una dieta rica en ácidos grasos insaturados redujo significativamente las concentraciones en sangre de 45 ácidos grasos específicos, en particular aquellos ácidos grasos de cadena media o larga y con pocas o ninguna insaturación, que suelen estar asociados con un perfil menos saludable de grasas en el organismo.
A partir de estos cambios, se generó un multilipid score (MLS), un índice que resume cómo la calidad de las grasas en la dieta afecta a los metabolitos lipídicos. Un nivel más alto de MLS indica un mejor perfil de grasas en la dieta, es decir, una reducción de grasas saturadas y un aumento en ácidos grasos insaturados de origen vegetal. Este MLS se utilizó para investigar la relación entre la calidad de la grasa en la dieta y el riesgo de enfermedades cardiometabólicas.
¿Y cuáles fueron los resultados?
Mediante estudios de cohortes prospectivos a gran escala, con muestras amplias, datos de vida real y seguimiento a largo plazo, demostramos que un MLS más alto se asociaba con una reducción significativa del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Esto sugiere que mejorar la calidad de las grasas en la dieta —sustituyendo grasas saturadas por insaturadas— no solo influye positivamente en el perfil lipídico, sino que también podría jugar un papel importante en la prevención de estas enfermedades a través de diferentes mecanismos.
Los resultados apuntan que el metabolismo de los lípidos podría estar alterado antes de la intervención en algunas personas. ¿De qué manera puede este enfoque contribuir a la «nutrición de precisión» y a permitir un enfoque más personalizado en la prevención de enfermedades?
Los perfiles lipidómicos permiten identificar alteraciones en el metabolismo de lípidos, lo que facilita la personalización de las intervenciones dietéticas según el perfil metabólico individual y optimiza la prevención y el tratamiento de enfermedades.
En el estudio PREDIMED se observó que los participantes con un perfil lipídico desfavorable previo a la intervención —reflejado en un rMLS bajo que sugiere una baja calidad de grasas en la dieta y un metabolismo lipídico alterado— obtuvieron mayores beneficios de la dieta mediterránea, especialmente en la reducción del riesgo de diabetes tipo 2. Estos hallazgos respaldan el concepto de ‘nutrición de precisión’, en el que las intervenciones dietéticas pueden adaptarse de forma más precisa a la predisposición metabólica de cada persona.
En este contexto, los índices basados en lipidómica, como el rMLS, podrían ser útiles para identificar grupos de población con mayor vulnerabilidad y así diseñar intervenciones dietéticas enfocadas en mejorar la calidad de las grasas en la dieta, logrando un impacto preventivo más efectivo en enfermedades como la diabetes tipo 2.
En cuanto a la controversia sobre el papel de la grasa dietética, ¿cómo se compara la dieta mediterránea rica en grasas insaturadas con otras dietas populares, como la baja en carbohidratos, en términos de salud cardiometabólica?
Las controversias actuales sobre el papel de las grasas dietéticas en la salud cardiometabólica se centran en los posibles beneficios de una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas versus los beneficios de reducir la ingesta de grasas saturadas.
La dieta mediterránea, rica en grasas insaturadas saludables y bajo contenido en grasas saturadas, ha mostrado reducir riesgos cardiometabólicos de forma más consistente que las dietas bajas en carbohidratos que, aunque pueden ayudar en el control de peso a corto plazo, a veces aumentan la carga de grasas saturadas, lo cual podría tener efectos negativos a largo plazo. Las grasas insaturadas en la dieta mediterránea proporcionan beneficios cardiometabólicos más sostenibles; además, la dieta mediterránea se recomienda no solo por sus efectos cardioprotectores, sino también por sus beneficios medioambientales.
A partir de los hallazgos del estudio, ¿cuál sería el mensaje principal que se podría dar a alguien que quiera mejorar su salud a través de la dieta?
En términos generales, una buena recomendación para mejorar la salud sería aumentar el consumo de grasas insaturadas (como las presentes en el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos) y reducir las grasas saturadas (reemplazando productos como la mantequilla o la manteca con fuentes de grasas vegetales más saludables).
Sin embargo, este enfoque no necesariamente beneficia a todas las personas por igual, ya que el impacto de estas grasas puede depender del perfil metabólico individual. Aquí es donde entra en juego la nutrición de precisión, que busca adaptar las recomendaciones dietéticas al estado metabólico de cada persona.
En conclusión, el estudio sugiere que recomendar seguir una dieta mediterránea debería hacerse a nivel general en toda la población porque confiere beneficios importantes sobre la salud, aunque sus beneficios podrían maximizarse si se adaptaran al perfil metabólico de cada persona, abriendo el camino hacia una prevención más personalizada de enfermedades.