Reseña de ‘Kraven El Cazador’: una película en serio tonta

Basada en pura fuerza bruta, la película de acción y ciencia ficción de JC Chandor, Kraven El Cazador, se ve limitada por una trama incomprensible y frases ingeniosas dudosas pronunciadas por un reparto que parece estar practicando sus peores acentos rusos. Si no fuera por las peleas anticlimáticas, Kraven El Cazador podría ser tan mala que sería buena. En cambio, no es más que otra excursión alejada del Universo Cinematográfico de Marvel a la serie de villanos de cómic desvirtuados de Sony.

La desconcertante historia del origen de Kraven encuentra un confuso hilo conductor en la estrecha relación entre los hermanastros Sergei y Dmitri. Hijos del narcotraficante ruso Nikolai Kravinoff (Russell Crowe, que adopta un acento grave y gruñón), su sanguinario padre insiste en que sean más fuertes que la madre de Sergei, quien acaba de suicidarse. Para endurecerlos, Nikolai los lleva a cazar a Ghana. “Disparen a matar. Es divertido”, refunfuña Nikolai. La diversión para Sergei dura poco cuando un león lo destroza. Solo una poción suministrada por una transeúnte llamada Calypso salva a Sergei, dotándolo de una visión, agilidad y fuerza de otro mundo.

Transcurridos 16 años, el corpulento Sergei (Aaron Taylor-Johnson) es ahora un justiciero conocido como “Kraven el Cazador”, que persigue a criminales que le recuerdan a su distanciado padre. A Aleksei Sytsevich (Alessandro Nivola), un mercenario ruso que puede transformarse en rinoceronte, no solo le preocupa que Kraven lo persiga pronto. Aleksei también quiere eliminar a su rival Nikolai. Aleksei secuestra a Dimitri y envía a un asesino que manipula el tiempo llamado el Extranjero (Christopher Abbott) para que persiga a Kraven. Con la ayuda de una Calypso adulta (Ariana DeBose), Kraven intenta liberar a Dimitri.

Afortunadamente, Kraven El Cazador no se toma demasiado en serio a sí misma. Al igual que la franquicia Venom y Madame Web de Sony, la historia es incidental para estos exuberantes personajes. Mientras Taylor-Johnson hace su mejor imitación de Hugh Jackman —posando para fotos glamurosas de su cuerpo desgarrado antes de arrastrarse y volar por el encuadre— solo un par de actores saben exactamente en qué película están. Abbott es cautivadoramente escurridizo, balanceando su esbelto cuerpo y lanzando sus ojos hechizantes sobre sus víctimas con fría intención. Nivola, por su parte, da el tipo de histrionismo que encontrarías en las películas de Batman de Joel Schumacher. Desde sus sorprendentes siseos hasta su complexión fornida, cada elección que hace es espontánea, pero totalmente basada en este problemático personaje.

Si la acción de Kraven El Cazador estuviera tan bien concebida como sus villanos, sería divertidísima. Desafortunadamente, las peleas están físicamente desvinculadas del entorno. La coreografía carece de garra y diseño; las composiciones son espacialmente inconscientes. La lucha final entre Kraven y Aleksei, una anticlimática pelea en el lodo en medio del campo, termina tan rápido como empezó. La película añade un kilo de venganza y una pizca de sorpresa a sus momentos finales, pero estos ingredientes, incluidas las tonterías divertidas, no son suficientes para que Kraven El Cazador consiga su presa más preciada: nuestra admiración.

Kraven El Cazador
Clasificada R por violencia, sangre y problemas con papá. Duración: 2 horas 7 minutos. En cines.