Socios locales de Puertas Abiertas apoyaron a las familias desplazadas
En la comunidad de Napité, México, las tradiciones y costumbres dictan la religión aceptada. Cualquier persona que desee ser considerada un “ciudadano” local debe adherirse a estas reglas. Por lo tanto, profesar una fe diferente es ir en contra de lo establecido.
En 2014, cinco familias de la comunidad se convirtieron al cristianismo y, debido a esa decisión, comenzó una ola de acoso por parte de las autoridades. La presión para renunciar a Cristo se volvió cada vez más intensa. Primero llegaron las amenazas, luego el corte de servicios básicos como electricidad y agua, y la eliminación del apoyo gubernamental. Finalmente, los líderes de las familias fueron encarcelados por ocho horas.
Después de salir de la cárcel, el 19 de octubre de 2019, fueron expulsados de la comunidad sin derecho a llevar sus pertenencias, animales o cosechas. Como resultado, 30 personas, incluidas mujeres, ancianos y niños, se vieron obligadas a abandonar su comunidad por su fe en Jesús. Las familias buscaron al pastor Octaviano, quien los acogió en una ciudad a casi dos horas de distancia de Napité.
Cinco familias en una sala
El pastor tenía una sala de 10×20 metros cuadrados donde las cinco familias vivieron durante poco más de un año. Juntos buscaron ayuda de organizaciones hasta que encontraron a Puertas Abiertas. Un abogado asociado a la misión asumió el caso. Contactó a la alcaldesa y envió solicitudes al Ministerio Público Indígena de México.
Paralelamente al trabajo legal, Puertas Abiertas proporcionó capacitación a los líderes de las familias para ayudarles a enfrentar bíblicamente la persecución. Después de dos reuniones con el abogado, se firmó un acuerdo que permitió el regreso de las cinco familias a Napité, con la condición de no construir templos y realizar cultos en privado. En diciembre de 2020, los 30 miembros pudieron regresar a su comunidad, y se les restituyeron los servicios gubernamentales y el acceso a las necesidades básicas. Los cristianos siguen siendo acompañados por socios de Puertas Abiertas para demostrar que es posible construir la paz a pesar de las diferencias.
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