Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte a nivel global. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los años este grupo de trastornos cobra aproximadamente 18 millones de vidas.
De todos los factores que influyen en la salud del corazón, la alimentación es uno de los que más importa. Consumir más verduras y frutas, granos integrales, pescados grasos y alimentos con alto contenido de ácidos grasos, son algunas de las recomendaciones que suelen aparecer en las pautas internacionales.
Además de escoger los alimentos adecuados, las cantidades también importan: un reciente estudio liderado por investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard (Estados Unidos) asegura que una dieta con una proporción más alta de proteínas vegetales que animales ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sus hallazgos fueron publicados el pasado 2 de diciembre en la revista American Journal of Clinical Nutrition.
Para realizar su investigación, el equipo hizo seguimiento a 30 años de datos del estilo de vida y salud cardíaca de más de 200.000 hombres y mujeres que habían participado de los estudios Nurses’ Health Studies I y II y el Health Professionals’ Follow-up Study. Los participantes informaron su ingesta de alimentos en esas encuestas cada cuatro años.
Los investigadores también calcularon cuánta era la ingesta total de proteína de los participantes, en gramos por día, y la ingesta de proteína animales y vegetales.
Uno de los principales hallazgos fue que tener una dieta con mayor proporción de proteína vegetal que animal estuvo asociado a un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y enfermedades coronarias (EC).
Al comparar a los participantes que consumían una cantidad menor de proteína vegetal que animal, quienes consumían la cantidad más alta presentaron un 19% menos de riesgo de desarrollar ECV y EC.
“Nuestros hallazgos sugieren que una proporción de al menos 1:2 es mucho más eficaz para prevenir la ECV. Para la prevención de la EC, una proporción de 1:1,3 o superior debería provenir de plantas”, señaló en un comunicado Andrea Glenn, científica visitante del Departamento de Nutrición de Harvard.
El análisis también identificó que los beneficios fueron mayores en los participantes que consumían más proteínas en general. Los que obtenían el 21% de su energía diaria de proteínas y solían tener una mayor proporción de la de origen vegetal mostraron un 28% menos de riesgo de ECV y un 36% menos de EC.
De acuerdo a los investigadores, la reducción del riesgo probablemente se debe al reemplazo de la carne roja y procesada por otras fuentes de proteínas como frutos secos y legumbres. El cambio ayuda a mejorar los factores de riesgo cardiometabólico, como la presión arterial, y los biomarcadores inflamatorios. Según el estudio, eso ocurre porque las proteínas vegetales generalmente tienen un alto contenido de fibra, antioxidantes y grasas saludables.
Frank Hu, autor principal de la investigación y profesor de Nutrición y Epidemiología Fredrick J. Stare en la Escuela Chan de Harvard, dijo que “la mayoría de nosotros necesitamos comenzar a cambiar nuestra dieta hacia proteínas de origen vegetal”.
“Podemos hacerlo reduciendo el consumo de carne, especialmente la roja y procesada, y comiendo más legumbres y frutos secos. Este patrón alimentario es beneficioso no solo para la salud humana, sino también para la salud de nuestro planeta”, concluyó el investigador.