El futbolista del Real Madrid Vinicius Jr. en esmoquin mostrando sonriente un trofeo en forma de plátano, en evidente alusión racista. La estrella del FC Barcelona Lamine Yamal atracando a una anciana por la calle o surcando el mar a bordo de una patera. Hitler vestido de rosa leyendo cuentos infantiles. La atleta Ana Peleteiro, que ha denunciado abusos, durmiendo junto a Íñigo Errejón. Estos son algunos ejemplos de las imágenes que están circulando por la red social X desde que ayer se abriera al público general la herramienta de inteligencia artificial Grok, capaz de generar imágenes hiperrealistas.
Grok presenta una diferencia fundamental respecto a otros sistemas parecidos de IA generativa de imágenes: no tiene ningún tipo de filtro. Su dueño, Elon Musk, autodenominado absolutista de la libertad de expresión, no quiere cortapisas a la imaginación en su plataforma. Y los usuarios de la red social lo están aprovechando: comparten sobre todo contenidos que, en cualquier otra plataforma, no pasarían el más mínimo escrutinio. Imágenes racistas, sexistas y/o que incitan a la violencia.
Cuando el usuario solicita a otras herramientas, como Gemini o ChatGPT, que genere imágenes con contenidos problemáticos, la respuesta suele ser que eso no es posible. Eso es lo que hacen los llamados guardarraíles de la IA: una serie de líneas rojas que se codifican en el sistema para garantizar unos mínimos éticos.
Desde el mismo momento en que el magnate Elon Musk compró Twitter en 2022 por unos 40.000 millones de dólares, dejó claro que su objetivo era “favorecer la libertad de expresión”. Con el tiempo se ha visto que su noción de libertad de expresión incluye eliminar la moderación de contenidos y permitir que circulen por su red social todo tipo de contenidos xenófobos, conspiranoicos y de extrema derecha.
El lanzamiento de un generador de imágenes que puede hacer realidad cualquier idea, por perversa que sea, se inscribe en esa supuesta defensa del libertinaje online. Y abunda en la deriva que ha tomado X en los últimos tiempos, que desde la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE UU ha provocado una fuga de usuarios a otras redes sociales como Bluesky o Threads.