Francisco recibió en audiencia a los miembros de la ONG italiana dedicada a rescatar a quienes cruzan el Mediterráneo y recorren la ruta de los Balcanes. Una labor por la que el Pontífice expresa su gratitud. «Muchas vidas son explotadas, rechazadas, maltratadas, reducidas a la esclavitud», denuncia «ante la inmensidad y complejidad del fenómeno migratorio, las autoridades civiles no siempre logran afrontar plenamente sus responsabilidades».
Vatican News
«El migrante debe ser acogido, acompañado, promovido e integrado». Una labor «en sintonía con el Evangelio», que «nos invita a hacer el bien a todos y de modo especial a los últimos, a los más pobres, a los más abandonados, a los enfermos, a las personas en peligro». El Papa Francisco lo reiteró en su audiencia de esta mañana, 11 de diciembre, a los miembros de ResQ People Saving People, la organización italiana sin ánimo de lucro dedicada a rescatar y asistir a los migrantes que cruzan el mar Mediterráneo y a los que recorren la ruta de los Balcanes. Una «acción meritoria» por la que Francisco les ha felicitado al inicio de la audiencia, que ha abierto con una broma sobre la hora de la cita: «Una pregunta: ¿se cayeron de la cama?».
Una obra necesaria
«Gracias», dijo a continuación el Pontífice, por la acción llevada a cabo por ResQ que tiene como objetivo salvar vidas humanas: «Vidas de personas que huyen de lugares donde se desarrollan graves conflictos, que a menudo desencadenan crisis humanitarias e implican también la violación de derechos humanos fundamentales».
El rescate de quienes corren peligro de naufragar en embarcaciones miserables, al igual que la primera acogida de quienes llegan a Europa al final de largos viajes con peligros de todo tipo, es una tarea muy necesaria.
No mirar hacia otro lado
«Ante el drama de los migrantes forzados, que por desgracia a veces se convierte en tragedia, no se han quedado indiferentes, sino que se han preguntado: yo, nosotros, ¿qué podemos hacer?», añadió a continuación el Papa Francisco. Ustedes no miran hacia otro lado». En esta actitud subyace «la convicción de que cada ser humano es único y su dignidad es inviolable, sea cual sea su nacionalidad, color de piel, opinión política o religión».
Por desgracia, muchas veces no es así y muchas vidas son explotadas, rechazadas, maltratadas, esclavizadas. Y ante la inmensidad y complejidad del fenómeno migratorio, las autoridades civiles no siempre consiguen cumplir plenamente con sus responsabilidades
Aliviar el sufrimiento de los emigrantes
Bienvenida sea entonces, subrayó el Papa, «la acción de quienes no se limitan a observar, a criticar desde lejos, sino que se implican, ofreciendo un poco de su tiempo, de su ingenio y de sus recursos para aliviar el sufrimiento de los migrantes, para salvarlos, acogerlos e integrarlos».
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