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“No me vuelvo a pinchar nada más para adelgazar. Prefiero hacer dieta: lechuga, pechuga y a caminar”

Autor: Heraldo de Aragon

Una de las recomendaciones en las que más incide el Ministerio de Sanidad es en la importancia de no tomarse los medicamentos a la ligera, de ahí que en sus redes sociales pida leerse los prospectos para “evitar evitar errores y cuidarse uno mismo”. ¿Cuánta gente hay que lo hace? Probablemente muy poca.

Sonia, una zaragozana de 52 años, sí que se leyó el prospecto del medicamento que iba a probar para adelgazar y comprobó, entre otras muchas cosas, que durante el tratamiento podría tener efectos secundarios como náuseas, vómitos, diarrea, empeoramiento de la visión o riesgo de tener un nivel bajo de azúcar en sangre. También alertaban de una posible inflamación del páncreas. En este caso, le recomendaban que “si tiene un dolor intenso y continuo en la zona del estómago acuda al médico de inmediato, ya que podría ser un síntoma de inflamación del páncreas (pancreatitis aguda)”.

Y eso es lo que hizo Sonia, acudir a urgencias nada más inyectarse la primera dosis de Wegovy, el fármaco contra la obesidad que llegó a España hace unos meses y para cuyo uso se necesita receta médica. “En el mes de junio, cuando vi que no conseguía adelgazar de ninguna manera, porque no estaba preparada mentalmente en ese momento, fui a mi médica de cabecera y me recomendó probar con este tipo de fármacos que te quitan el apetito. En mi caso no podemos hablar de negligencia médica porque reunía todos los requisitos que se piden y me hicieron una analítica para comprobar que estaba bien”, señala. 

Tras los resultados, empezó el tratamiento con una dosis baja de Weobi, pero en verano lo dejó y luego continuó con Monjaro (medicamento que se utiliza para tratar adultos con diabetes mellitus tipo 2. También para tratar a adultos con obesidad o sobrepeso). “No noté ningún efecto secundario, pero tampoco bajé nada de peso y me resultaba muy caro”, señala

“Los doctores no saben, al cien por cien, si ya estaba ahí antes de inyectarme la medicación o no, pero lo cierto es que por esa inflamación he estado cerca de un mes de baja laboral y todavía, a fecha de hoy, la comida no me sienta nada de bien”

Y esa falta de efectividad fue lo que provocó que, este pasado noviembre, su doctora le recomendara continuar con Weobi, pero en una dosis más alta. Ese cambio fue lo que no toleró. “Empecé con muchos vómitos y malestar y me dejaron ingresada durante una semana. En la resonancia que me hicieron apareció una lesión en el páncreas. Los doctores no saben, al cien por cien, si ya estaba ahí antes de inyectarme la medicación o no, pero lo cierto es que por esa inflamación he estado cerca de un mes de baja laboral y todavía, a fecha de hoy, la comida no me sienta nada de bien. Tengo mucha pesadez, tristeza en el estómago y mala gana. No me sienta bien lo que como”. afirma.

Los posibles efectos adversos

Durante este tiempo, Sonia ha adelgazado cinco kilos pero el camino para lograrlo ha sido doloroso y preocupante. Aunque en varias ocasiones habla de mala suerte y de que le tocó “la china por la alergia”, a fecha de hoy asegura que “no me vuelvo a pinchar nada más. Prefiero hacer dieta, lechuga, pechuga y a caminar. Hay que ser muy cuidadoso cuando decides probar este tipo de fármacos. Tenemos que tener en cuenta sus posibles efectos adversos, aunque entiendo que haya gente muy desesperada con sus kilos que decida probarlo porque no ve otra alternativa válida, como me paso a mí”.

“Ahora mismo no se me ocurriría comerme un torrezno porque mi páncreas no lo aguantaría, tengo miedo de dañarlo. Mi salud está por encima de mis ganas de adelgazar”

Sonia insiste una y otra vez en que se leyó el prospecto y que se informó del tratamiento correctamente. “Vi que se me podía caer el pelo, tener nauseas y vómitos, pero nunca pensé en que por una sola inyección iba a desarrollar una pancreatitis. Aunque todavía no tengo las pruebas concluyentes yo creo que soy intolerante a la semanglutida. Me tocó a mi, pero hay gente a la que le funciona bien”, explica.

Ella ha intentado aprovechar su presencia en redes sociales (Tik-Tok) para comentar su caso porque cree que puede servirle a otras personas. La falta de respuestas por parte de de los usuarios le ha sorprendido. “Lo más alucinante de todo esto es que a la gente le da igual. Entre cientos y cientos de usuarios, nadie dice nada, solo una persona que lleva siete meses con tratamiento de Monjaro me dijo que lo lamentaba mucho y me deseaba una pronta recuperación. Es flipante, ni siquiera se plantean que les pueda pasar lo mismo que a mí. Una pancreatitis es algo muy serio, se puede complicar y te puedes morir. Suena mal, pero es así”, apunta.

Un mes después del susto, Sonia es consciente de los riesgos que ha corrido y puede correr e insiste lo importante que es cuidar el cuerpo. “Ahora mismo no se me ocurriría comerme un torrezno porque mi páncreas no lo aguantaría, tengo miedo de dañarlo. Mi salud está por encima de mis ganas de adelgazar”, concluye.

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