Por Erik Ortiz —NBC News
Cuando la junta de educación del estado de Texas se preparaba para votar el mes pasado sobre si se permitiría a los distritos escolares públicos optar por un nuevo plan de estudios de primaria que incluyera lecciones basadas en la Biblia, la integrante de la junta, Staci Childs, pidió a su pastor que orara.
“Creo que aprender algunas cosas sobre la Biblia a partir de un relato histórico no es del todo malo. Pero si digo menos cristianismo, ¿qué tipo de cristiana soy?”, comentó Childs la semana pasada. “Esto fue contradictorio para mí”.
El plan de estudios obtuvo una estrecha aprobación en una votación liderada por republicanos —8 contra 7—, aunque tres miembros republicanos, entre ellos Childs, se unieron a los cuatro demócratas de la junta que se opusieron.
“En la ley, hay una clara separación entre la Iglesia y el Estado”, destacó Childs, una abogada que representa al área de Houston en la junta, sobre su decisión.
Si bien la legalidad de mezclar doctrina religiosa con la educación escolar pública parecía estar clara, con los fallos de la Corte Suprema de Estados Unidos en los años 1960 y 1980 que limitaban la forma en que se podían hacer cumplir las actividades y enseñanzas religiosas, una ola de nuevas leyes y mandatos en los estados, particularmente en el Sur, está provocando debates y poniendo a prueba los límites de lo que puede ser legalmente permisible.
Funcionarios, educadores y padres de esos estados se enfrentan ahora a la cuestión de a qué cantidad de lecciones con contenido religioso quieren que tengan acceso los niños, si es que quieren alguna, en un momento en el que muchos cristianos conservadores se han envalentonado por el presidente electo, Donald Trump, y han abrazado la ideología del nacionalismo cristiano, que considera la Biblia una faceta clave de la historia y tradición del país.
“¡La Biblia gana en Texas!”, afirmó Jonathan Saenz, presidente de Texas Values, un grupo de expertos conservador y religioso, en X, después de la votación del plan de estudios de la junta escolar. “¡Los esfuerzos liberales para apuntar, negar y prohibir la influencia de la Biblia en la literatura/historia inglesas FRACASAN!”.
El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, republicano, respondió en X que la aprobación del plan de estudios “desarrollado por el estado”, conocido como Bluebonnet Learning, “garantizará que todos los estudiantes reciban instrucción adecuada a su nivel educativo y es un paso importante para impulsar el desempeño de los estudiantes en todo el estado”.
Los distritos escolares no estarán obligados a implementar el plan de estudios en sus aulas desde el jardín de niños hasta el quinto grado pero, si deciden hacerlo, recibirán un incentivo financiero de 60 dólares por niño a partir del próximo año.
Aunque el plan en sí menciona a otras religiones, incluido el judaísmo y el islam, las lecciones relacionadas con la Biblia y el cristianismo son más prominentes, señaló Mark Chancey, profesor de estudios religiosos en la Southern Methodist University en Dallas. Eso es problemático, agregó.
“Cuando una escuela pública juega con favoritismos religiosos al enfatizar el cristianismo más que cualquier otra tradición, y al enseñar sobre el cristianismo de una manera que probablemente promueva el estímulo de las afirmaciones religiosas del cristianismo, entonces eso viola toda nuestra libertad religiosa”, afirmó Chancey en NBC News Now.
Aunque el material es opcional, Childs cree que aún puede ser impugnado en los tribunales.
En otros estados que han adoptado recientemente normas basadas en la Biblia en las escuelas, ya se están llevando a cabo litigios.
En Louisiana, una ley que entraría en vigor el 1 de enero y que obligaría a todas las escuelas públicas de primaria y bachillerato, y a todas las universidades, a exhibir los Diez Mandamientos fue bloqueada temporalmente después de que un grupo de padres presentara una demanda en un tribunal federal. El estado está apelando y se esperan argumentos en enero.
Este año, el principal funcionario de educación de Oklahoma comenzó a ordenar a las escuelas públicas con estudiantes de quinto a doceavo que incorporaran la Biblia en sus planes de estudios. El superintendente estatal de instrucción pública, Ryan Walters, un republicano, ha comprado 500 Biblias y ha pedido 3 millones de dólares al estado para comprar copias para cada aula.
Un grupo de padres presentó una demanda en octubre desafiando al estado, argumentando que el mandato viola la Constitución de Oklahoma.
La demandante Erika Wright, fundadora de la Coalición de Escuelas Rurales de Oklahoma y madre de tres hijos, dijo que el estado, que está constantemente en último lugar en las evaluaciones educativas a nivel nacional, necesita priorizar lo básico y dejar que las discusiones sobre religión sean para las familias en casa.
“La escuela pública no es la escuela dominical”, destacó Wright.
Walters ha sugerido que los profesores que no quieran cumplir con la ley podrían perder sus licencias.
En una entrevista reciente con nuestra cadena hermana, NBC News, el exprofesor de historia en secundaria dijo que cree que los requisitos “absolutamente” se mantendrían si el litigio llegara a la Corte Suprema de Estados Unidos, que tiene una mayoría conservadora de 6-3.
“Queremos que nuestros niños comprendan el excepcionalismo estadounidense, lo que hizo grande a Estados Unidos”, señaló Walters, y agregó: “Puedes sentirte ofendido por el cristianismo, puedes no estar de acuerdo con el cristianismo, pero eso no te da el derecho de eliminar el cristianismo de la historia estadounidense. Y eso es lo que hemos visto hacer a la izquierda”.
Los funcionarios estatales como Walters han confiado en los líderes republicanos nacionales para que muestren apoyo a sus iniciativas. Trump respaldó en redes sociales la ley de los Diez Mandamientos de Louisiana como el “primer paso importante en el resurgimiento de la religión”, mientras que el año pasado, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, denunció la comprensión de la gente sobre la separación de la iglesia y el estado como un “nombre inapropiado”, afirmando en CNBC después de haber orado en el pleno de la Cámara de Representantes que los fundadores “no querían que el Gobierno usurpara la iglesia, no que no quisieran que los principios de la fe tuvieran influencia en nuestra vida pública. Es exactamente lo contrario”.
Si bien las palabras “separación de Iglesia y Estado” no están escritas explícitamente en la Constitución, los académicos legales dicen que la frase se refiere a la cláusula de establecimiento de la Primera Enmienda, que prohíbe al Gobierno validar una religión oficial o favorecer a una sobre otra.
Joshua Blackman, profesor de derecho constitucional en el South Texas College of Law Houston, explicó que las escuelas públicas que enseñan explícitamente cómo el cristianismo o cualquier religión es la “única fe verdadera” entrarán en conflicto con la Constitución. Pero, dijo, se podría argumentar que las acciones “pasivas”, como tener una Biblia en el aula o los Diez Mandamientos en la pared, podrían considerarse aceptables si “no tienes que hacer nada con ello”.
Rachel Laser, presidenta de Americans United for Separation of Church and State (estadounidenses unidos a favor de la separación de la iglesia y el estad) , una organización sin fines de lucro que apoya las demandas en Louisiana y Oklahoma, estuvo de acuerdo en que la enseñanza sobre la Biblia o la religión tiene un lugar en el contexto correcto. Los estudiantes mayores, dijo, pueden cuestionar y discernir lo que se les enseña, pero los estudiantes más jóvenes son más influenciables.
Mientras tanto, legisladores y funcionarios escolares en otros estados están revisando propuestas relacionadas con la religión que pueden no considerarse tan extremas como exigir Biblias en las aulas, pero que aún están atrayendo el escrutinio.
Un proyecto de ley que se está debatiendo en Ohio podría obligar a todos los distritos escolares a establecer políticas que permitan que los estudiantes salgan durante la jornada escolar para recibir instrucción religiosa.
En Florida, las juntas escolares están considerando si permitir que voluntarios sirvan como capellanes o representantes religiosos para estudiantes dispuestos después de que se aprobó una ley este año.
Childs, miembro de la Junta de Educación del Estado de Texas, considera preocupante la actual presión para aumentar la influencia religiosa en las escuelas públicas, ya que se produce en medio de una reducción de las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión en empresas e instituciones.
“Es irónico que nos conformemos con un grupo, pero no queramos que nuestros hijos estén expuestos a otros”, dijo. “¿Qué lección hay en eso?”