Un estudio desvela cómo los dinosaurios se convirtieron en los reyes de la Tierra tras millones de años de adaptación y cambios climáticos. Y los científicos lo han descubierto a través del estudio de unas heces fósiles.
Publicado por Christian Pérez
Redactor especializado en divulgación científica e histórica
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Un reciente estudio publicado en Nature ha desentrañado cómo los dinosaurios ascendieron a la cúspide de los ecosistemas terrestres hace más de 200 millones de años. Liderado por paleontólogos de la Universidad de Uppsala en Suecia, el análisis de más de 500 restos fósiles de contenido digestivo —como coprolitos y regurgitalitos— procedentes del Cuenca Polaca, ofrece nuevas perspectivas sobre la transición ecológica que marcó el dominio de estos animales en el planeta.
Durante el Triásico Tardío y el Jurásico Temprano, los ecosistemas terrestres sufrieron cambios dramáticos. El análisis revela cómo los ancestros de los dinosaurios aprovecharon estos cambios para adaptarse, diversificarse y, finalmente, superar a los antiguos habitantes de estos ambientes. “Reconstruir ‘quién se comía a quién’ en el pasado es un trabajo de detectives”, tal y como afirmaron los investigadores. “Entender las interacciones entre animales y su entorno nos ayuda a comprender por qué los dinosaurios tuvieron tanto éxito”.
Un mosaico ecológico en transición
La investigación se centra en cinco conjuntos de fósiles que abarcan 30 millones de años de historia en lo que hoy conocemos como el Cuenca Polaca, una región que en aquella época formaba parte del supercontinente Pangea. Este enfoque permite trazar un panorama completo de las dinámicas alimenticias y de los ecosistemas desde el Triásico hasta el Jurásico.
Los resultados muestran que la dieta de los primeros dinosaurios fue clave en su supervivencia y expansión. Al inicio, los dinosaurios eran oportunistas y omnívoros, ocupando nichos que habían dejado vacíos otros animales tras varias extinciones locales. Más tarde, estos pioneros evolucionaron en carnívoros especializados y herbívoros adaptados a una vegetación diversa.
“Fue un proceso gradual, con varias etapas diferenciadas”, señaló Grzegorz Niedźwiedzki, otro de los autores principales. “Nuestros resultados apoyan la idea de que los procesos estocásticos, combinados con ventajas competitivas, permitieron el éxito evolutivo de los dinosaurios”.
Los fósiles que narran una historia: bromalites y pistas del pasado
Los llamados bromalites —un término que abarca coprolitos, regurgitalitos y otros restos fósiles digestivos— proporcionan pistas directas sobre las dietas de los animales prehistóricos. Estos fósiles contienen fragmentos de plantas, huesos, insectos y peces, lo que permite reconstruir redes tróficas completas.
Por ejemplo, algunos coprolitos analizados contenían huesos triturados, lo que indica la presencia de depredadores capaces de consumir hasta los elementos más duros, como médulas óseas. Este comportamiento recuerda al de los actuales hienas. Otros fósiles revelaron restos de insectos sorprendentemente bien conservados, como escarabajos casi completos, junto con evidencia de dietas basadas en peces y plantas.
Un hallazgo especialmente intrigante fue el contenido de los coprolitos de los primeros dinosaurios herbívoros. Contenían grandes cantidades de helechos arborescentes y, sorprendentemente, carbón vegetal. Los investigadores sugieren que este carbón, resultado de incendios forestales, pudo haber sido consumido accidentalmente o como un mecanismo de desintoxicación para neutralizar toxinas en las plantas ingeridas.
Cambios climáticos y vegetación: los motores de la evolución
El estudio también explora cómo los cambios ambientales jugaron un papel crucial en la expansión de los dinosaurios. Durante el Triásico Tardío, el clima en el Cuenca Polaca pasó de ser árido a más húmedo, favoreciendo el crecimiento de una vegetación diversa. Estos cambios permitieron a los herbívoros adaptarse a una mayor variedad de plantas, mientras que los carnívoros evolucionaron para cazar presas más grandes y especializadas.
La actividad volcánica y los eventos de extinción masiva también tuvieron un impacto significativo. Según los investigadores, estas condiciones crearon oportunidades únicas para que los dinosaurios ocuparan nichos vacantes en los ecosistemas. La desaparición de herbívoros como los dicinodontes y los aetosaurios, que eran más especializados en su dieta, dejó espacio para los primeros saurópodos y ornitisquios, que podían alimentarse de una gama más amplia de plantas.
Cinco etapas hacia la supremacía
El equipo de investigación ha planteado un modelo que describe la gradual ascensión de los dinosaurios a través de cinco fases. En el Triásico medio, los precursores de los dinosaurios, pequeños y omnivoros, aprovecharon los nichos vacíos que dejaron las extinciones locales. Posteriormente, en el Triásico tardío, surgieron los primeros dinosaurios carnívoros junto con pequeños herbívoros, marcando el inicio de una diversificación inicial. Durante este mismo período, el dominio local se estableció con la aparición de grandes depredadores y herbívoros de tamaño mediano.
Con la llegada del Jurásico temprano, los saurópodos y ornitisquios comenzaron a imponerse, iniciando una etapa de expansión ecológica que los posicionó como actores clave en los ecosistemas terrestres. Finalmente, también en el Jurásico temprano, los dinosaurios consolidaron su supremacía como los vertebrados dominantes, adaptándose con éxito a una amplia variedad de climas y dietas.
Lecciones de un pasado remoto
Más allá de desentrañar el pasado, este estudio tiene implicaciones relevantes para el presente y futuro. “El cambio climático y las extinciones masivas no son solo fenómenos del pasado”, advirtió Qvarnström. “Estudiar cómo la vida se adapta a estas condiciones nos ayuda a entender mejor cómo proteger la biodiversidad actual”.
La capacidad de los primeros dinosaurios para diversificarse y adaptarse a nuevas dietas fue esencial para su éxito. Este hallazgo subraya la importancia de la flexibilidad y la resiliencia en tiempos de crisis ambiental.
El caso de los dinosaurios nos recuerda que la evolución no es lineal ni predecible; es el resultado de una interacción compleja entre cambios ambientales, azar y adaptación biológica. Y aunque su reinado terminó hace 66 millones de años, su historia sigue siendo una fuente inagotable de conocimiento sobre cómo la vida puede prosperar en un planeta cambiante.
Referencias:
- Qvarnström, M., Vikberg Wernström, J., Wawrzyniak, Z. et al. Digestive contents and food webs record the advent of dinosaur supremacy. Nature (2024). doi: 0.1038/s41586-024-08265-4