Los líderes mundiales se comprometen a atajar la resistencia antimicrobiana con recursos y acción colectiva
Los líderes mundiales reunidos en la sede de la ONU en Nueva York adoptaron este jueves la Declaración Política sobre la Resistencia Antimicrobiana, un compromiso con el financiamiento, la gobernanza y la respuesta coordinada a ese problema, uno de los mayores en la arena de la salud pública.
La aprobación por consenso del documento ocurre en el marco del segmento de alto nivel del debate de la Asamblea General, que celebra su 79º periodo de sesiones.
La Declaración reconoce la resistencia a los antimicrobianos como una gran amenaza a la salud mundial y aboga por una acción colectiva inmediata para salvaguardar la capacidad de tratar las enfermedades humanas, animales y vegetales, al igual que para mejorar la seguridad alimentaria, la nutrición y la inocuidad de los alimentos.
Según el texto, ese trabajo orquestado también permitiría fomentar el desarrollo económico, la equidad y un medio ambiente saludable, además de avanzar en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
Sin una respuesta enérgica, la esperanza de vida decrecerá
En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) documentó casi cinco millones de muertes asociadas con infecciones bacterianas resistentes a los medicamentos, 1,27 millones de ellas directamente atribuibles a la resistencia bacteriana a los antimicrobianos. El 20% de los decesos fueron niños menores de cinco años.
Frente a esos datos y tendencias, la agencia sanitaria advirtió que sin una respuesta más enérgica, la esperanza media de vida se reduciría en 1,8 años para 2050 a nivel global.
En este contexto, la Declaración admite que si bien la resistencia a los antimicrobianos afecta a personas de todas las edades y no conoce fronteras, “la carga recae desproporcionadamente sobre los países en desarrollo y las personas en situaciones vulnerables” cuyo acceso a antimicrobianos y herramientas de diagnóstico adecuadas, seguras, eficaces y asequibles es responsable de más muertes que la resistencia a los antimicrobianos.
Por ello, agrega, los esfuerzos conjuntos y cooperación internacional son imperativos.
Traducir el documento a la acción
En la Reunión de Alto Nivel sobre la Resistencia Antimicrobiana, que empezó con la adopción de la Declaración, el director general de la OMS señaló que si el texto se traduce a la acción, se podrá frenar la resistencia a los medicamentos, se ampliará el acceso a los antibióticos y se estimulará el desarrollo de nuevas medicinas contra las infecciones.
Tedros Adhanom Ghebreyesus afirmó que la Declaración es un buen primer paso con un Plan de Acción Mundial que entrará en vigor en 2026, e instó a todos los Estados miembros “a tomar medidas inmediatas sobre los compromisos que asumidos hoy”, refrendando la presteza de la OMS para apoyarlos en la tarea.
En su opinión, la adopción del documento es una señal sólida de que los países están comprometidos a abordar la amenaza global, subrayando que ese compromiso es necesario puesto que la resistencia a los antimicrobianos podría echar por tierra 100 años de progreso médico y convertir infecciones que hoy son fácilmente tratables en una sentencia de muerte.
El riesgo está aquí y ahora
Tedros recordó que el inventor de la penicilina advirtió al mundo sobre los peligros de la resistencia a los antimicrobianos en su discurso de aceptación del Premio Nobel en 1945. “Y ese no es un riesgo hipotético para el futuro. Está aquí y ahora”, enfatizó.
Además de la voluntad expresada, urge “más trabajo y más dinero” para mantenerse a la vanguardia del peligro y lograr el objetivo de la Declaración de reducir las muertes mundiales asociadas con la resistencia a los antimicrobianos en un 10% para 2030.
El titular de la OMS agradeció la labor de la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, principal promotora de la Declaración y presidenta del Grupo de Líderes Mundiales de la Resistencia Antimicrobiana.
Mia Mottley, primera ministra de Barbados, participó en la Reunión de Alto Nivel sobre Resistencia a los Antimicrobianos (RAM).
Inversión en el futuro
Al dirigirse a los participantes en el cónclave, Mottley conminó a la acción inmediata en virtud de la Declaración, urgiendo a reunir los recursos financieros necesarios para el Plan de Acción Mundial.
Se trata de una inversión en nuestro futuro, en nuestros hijos, en nuestra infraestructura, en cómo cuidamos a los animales, en cómo manejamos nuestros negocios y cómo trabajamos en nuestras granjas y hospitales, y en cómo nos preparamos para la pandemia, aseveró.
En este sentido, abundó en la necesidad de aumentar los fondos para la investigación sobre la resistencia a los antimicrobianos y ayudar a los países más afectados por el problema.
Mottley insistió asimismo en la urgencia de que los líderes mundiales se comprometan a generar conciencia y construir un futuro en el que las personas estén protegidas contra el riesgo de la resistencia antimicrobiana, “una de las principales causas de muerte en nuestros países en este momento”.
Pero lo peor no es eso, agregó la mandataria, “la peor parte es que será la principal causa de muerte en 2050”, por lo que es importante proteger a la generación más joven, que será la que lidiará con la amenaza de “una pandemia silenciosa y en cámara lenta”.
La primera ministra también se dirigió a las personas en general, pidiéndoles que dejen de usar en exceso o usar mal los antibióticos.
Un médico examina una muestra en un laboratorio de microbiología de un hospital universitario de Nigeria.
También afecta la producción de alimentos
El director general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), también presente en la reunión, advirtió que la resistencia a los antimicrobianos amenaza la salud humana, animal y vegetal al afectar desde la producción de alimentos hasta los ecosistemas.
Thanawat Tiensin explicó que el rápido crecimiento demográfico, el cambio climático y la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos exigen un replanteamiento del enfoque de la producción de alimentos.
“Debemos reducir la necesidad de antimicrobianos y establecer el estándar más alto para la salud animal y vegetal”, apuntó, exhortando a continuar la investigación y el trabajo para lograr ambas metas.
No es un problema menor
En el mismo tenor, la directora de la Organización Mundial de Sanidad Animal hizo hincapié en que la resistencia a los antimicrobianos no es un problema menor.
Emmanuelle Soubeyran citó un informe reciente que reveló que los patógenos resistentes a los medicamentos podrían poner en peligro la seguridad alimentaria de más de 2000 millones de personas en el mundo.
“El momento de actuar es ahora”, conminó Souveyran.
En Kenia se analizan muestras de un pollo como parte de una investigación sobre bacterias resistentes a los medicamentos.
Lastre para la salud y el desarrollo
Por su parte, el director de Salud y Nutrición del Banco Mundial dijo que la resistencia a los antimicrobianos lastra la salud mundial y plantea un desafío para el desarrollo, dado su impacto negativo desproporcionado en los países de renta baja y media.
Juan Pablo Uribe sostuvo que ese fenómeno constituye una amenaza para la seguridad mundial, el capital humano y el desarrollo económico.
No es exagerado decir que es urgente atender esta emergencia y que se requieren “medidas inmediatas y viables, así como un liderazgo político fuerte para realizar esfuerzos coordinados”, precisó.
Uribe detalló que el Banco Mundial ha comprometido 2900 millones de dólares para responder a la resistencia a los antimicrobianos en 40 países, y adelantó que la institución financiera seguirá aumentando las inversiones y dirigiendo las iniciativas de conocimiento para continuar analizando el impacto socioeconómico de ese fenómeno.