La amenaza de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sólo se puede responder con aranceles, lo que causará “dolor” a sus electores, productores y exportadores, pues se trata de una flagrante violación al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), coincidieron exnegociadores del acuerdo.
El exsecretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien negoció el tratado, dijo que si el republicano quiere presionar para que se atiendan el narcotráfico y la migración imponiendo aranceles de 25% a las exportaciones, el gobierno mexicano ya no podrá contestar enviando tropas a la frontera para frenar a migrantes, como se hizo en el sexenio pasado.
La mejor respuesta es decirle a Trump que también se le impondrán aranceles en la misma magnitud contra las exportaciones estadounidenses al mercado mexicano, como lo expresó la presidenta Claudia Sheinbaum.
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Los efectos de imponer aranceles tendrán un impacto de “magnitud monumental… duelen, pero hay que ocasionar dolor. A sus electores no les va a causar gracia que sus exportaciones se afecten”, precisó, como pueden ser el maíz amarillo y otros productos agrícolas.
Se tiene que dejar claro que no se tomará el camino que siguió el gobierno en el sexenio pasado, de caer en las amenazas de Trump con tal de que no grave las exportaciones mexicanas con una tasa de 25%.
“Los aranceles se deben contestar con aranceles”, recalcó Guajardo.
Trump se contradice, opinó, pues a pesar de que asegura que el T-MEC es el mejor tratado comercial, quiere iniciar su presidencia violándolo: “Es una violación absoluta del tratado, el que tenemos hoy es libre de aranceles y de cupos”, dijo.
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Añadió que Trump tampoco cancelará el T-MEC porque aprovecha el tema comercial para expresar amenazas y ya no tendría su único acicate para presionar.
A su vez, el jefe negociador técnico de ese acuerdo comercial y ahora socio de la firma Agon, Kenneth Smith Ramos, dijo que “las declaraciones de Trump demuestran que no va a cesar con sus amenazas de incrementar los aranceles, porque los considera como la herramienta más eficiente para forzar concesiones de México en materia migratoria y de seguridad”.
Si decide imponerlos, afectará a México y Canadá, pero también sería como “darse un balazo en el pie” por las consecuencias que tendrían para la economía estadounidense.
El gobierno mexicano “debe enviar una señal clara de que está dispuesto a construir un diálogo positivo de cooperación en materia de migración y de seguridad, pero el camino para lograrlo no es a través de violar el T-MEC”, subrayó.
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Desde ahora deben dejar claro a Trump que, “ante cualquier violación del T-MEC, México utilizará los mecanismos establecidos en el tratado para defenderse. Si México y Canadá imponen represalias, tendrían un impacto muy negativo para la economía estadounidense”, precisó Smith Ramos.
Jorge Molina, consultor en comercio internacional, mencionó que Trump puede imponer los aranceles ya que, desde 1932, el Congreso estadounidense le cedió al presidente la atribución de aplicar aranceles de manera unilateral por causas de seguridad nacional.
“Es el mismo argumento que utilizó en 2018, cuando impuso un arancel de 25% a las importaciones de acero y aluminio”, indicó.
México podría apelar y solicitar la creación de un panel en el marco del T-MEC o ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero en el caso del tratado trilateral pasarían 30 días para realizar consultas e iniciar el proceso, y el resultado del panel tardaría más de un año.
Alberto Bustamante, director adjunto de la Agencia Nacional de Proveedores del Sector Automotriz, dijo que Trump puede aplicar aranceles recurriendo a la Sección 201 de la Ley de Expansión Comercial: “Es una función que tiene sólo el presidente, sin consultar al Congreso”.
Esta medida la han aplicado otros expresidentes, como en la invasión de Irak. En el caso particular de la industria automotriz, Bustamante consideró que sería difícil que Trump imponga aranceles a las autopartes, pues “no se puede fabricar ningún vehículo en Estados Unidos sin autopartes mexicanas”.
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