Neuralink, la empresa de implantes cerebrales de Elon Musk, ha anunciado este martes la puesta en marcha de un estudio para probar su implante en un nuevo uso: permitir que una persona controle un brazo robótico utilizando solo sus pensamientos. “Estamos muy contentos de anunciar la aprobación y el lanzamiento de un nuevo ensayo de viabilidad para extender el control BCI [de Interfaz Cerebro-Computadora] utilizando el implante N1 a un brazo robótico de asistencia en investigación”, anunció Neuralink en un post en la plataforma de medios sociales X, también de Musk.
La interfaz cerebro-computadora (BCI) es un sistema que permite a una persona controlar directamente dispositivos externos con sus ondas cerebrales. Funciona leyendo y decodificando las señales de movimiento de las neuronas. La BCI de Neuralink consiste en un dispositivo del tamaño de una moneda, denominado N1, que un robot implanta quirúrgicamente en el cerebro. La empresa está evaluando actualmente la seguridad de su BCI, así como su capacidad para controlar una computadora en personas con parálisis.
Mover una computadora o un brazo protésico no es una hazaña nueva para las BCI. En 2008, un equipo dirigido por Andrew Schwartz en la Universidad de Pittsburgh demostró que un mono podía controlar un brazo robótico para alimentarse utilizando señales de su cerebro. Después de eso, los investigadores pasaron a voluntarios humanos. En un estudio de 2012 publicado en la revista Nature, dos personas paralizadas por un ictus fueron capaces de guiar un brazo robótico para alcanzar y agarrar objetos simplemente pensando en ello. Una de ellas fue capaz de servirse café por primera vez en 14 años. En otro estudio de 2016, un hombre con una BCI recuperó el sentido del tacto utilizando un brazo robótico.
¿Cómo funciona la interfaz cerebro-computadora de Neuralink?
Las BCI utilizadas en esos estudios eran aparatos toscos que requerían pasar un cable desde la cabeza de los participantes en la investigación hasta una computadora que decodificaba las señales cerebrales. En cambio, el sistema de Neuralink es inalámbrico.
A principios de año, Neuralink demostró en las redes sociales que su BCI puede utilizarse para controlar el cursor de una computadora. En un video publicado en X, se mostraba a Noland Arbaugh, participante en el estudio, usando el dispositivo de Neuralink para jugar ajedrez y otros juegos en una computadora. Arbaugh, que quedó tetrapléjico tras un accidente de natación en 2016, habló con WIRED a principios de este año sobre cómo el implante le ha dado una sensación de independencia.
Arbaugh se sometió a una cirugía cerebral en enero para recibir el implante Neuralink, pero unas semanas más tarde, el dispositivo comenzó a funcionar mal. El implante consta de 64 hilos de alambre fino y flexible que penetran en el tejido cerebral. Cada hilo contiene 16 electrodos que recogen las señales neuronales. En una entrada de blog de mayo, Neuralink decía que varios hilos se habían retraído del cerebro de Arbaugh, haciéndole perder temporalmente el control del cursor. Neuralink pudo recuperar el control de Arbaugh modificando su algoritmo de registro cerebral para hacerlo más sensible y cambiando la forma de traducir las señales neuronales en movimientos del cursor.
El segundo paciente
Alex, el segundo participante de Neuralink, recibió el implante en julio. En una actualización de la empresa publicada antes de la intervención, los directivos de Neuralink aseguraron que habían tomado medidas para reducir la probabilidad de retracción del hilo, entre ellas reducir el movimiento del cerebro durante la intervención y reducir el espacio entre el implante y la superficie del cerebro.
El nuevo estudio sobre el brazo robótico, según la publicación de Neuralink en X, “permitirá la inclusión cruzada de participantes del estudio PRIME en curso”, aunque todavía no se dispone de más detalles sobre el estudio sobre el brazo robótico en el sitio web de Neuralink ni en clinicaltrials.gov, un repositorio en línea de estudios médicos con participantes humanos.
“Felicitamos a Neuralink por recibir la aprobación para su ensayo de viabilidad”, destaca Marcus Gerhardt, CEO y cofundador de Blackrock Neurotech, la empresa que fabrica la matriz de Utah, el implante cerebral utilizado en estudios anteriores de extremidades robóticas controladas por la mente. “Cada avance en neurotecnología nos acerca más a la capacitación de las personas con trastornos neurológicos”.
Brian Dekleva, investigador científico de los Laboratorios de Ingeniería Neural de Rehabilitación de la Universidad de Pittsburgh, afirma que el mayor reto para lograr el control BCI de un brazo robótico de asistencia es la necesidad de calibración. “Cuanto más complicado sea el control, cuantos más grados de libertad añadas, más tiempo llevará en general la calibración”, explica. “La gente no quiere sentarse a hacer una calibración de media hora al principio de cada día para poder usar su dispositivo”.
Si se puede superar esa limitación, las BCI que controlan brazos robóticos podrían permitir a las personas con parálisis realizar tareas cotidianas sencillas sin ayuda.
Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.