La niñez de los humanos es muy diferente a la de otros mamíferos, sobre todo por el tiempo que dura. Si bien existen algunas teorías de por qué los humanos dependen de sus padres durante más tiempo, un descubrimiento reciente llevó a nuevas pistas de más de 1.7 millones de años de antigüedad.
Recientemente se publicó un estudio en la revista Nature en el que se analizaron los dientes de un niño prehistórico, cuyos restos fósiles se encontraron en Georgia. Este análisis demostró que el crecimiento de los dientes del pequeño de 11 años era mucho más lento que el de otros animales.
Un descubrimiento que explica nuestra evolución
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El autor del estudio, Christoph Zollikofer, explicó que, si nos guiamos por el crecimiento de los dientes, “un gran simio no tendría ni tiempo de ir al kindergarten y ya es un adulto, mientras que los humanos pasan mucho tiempo creciendo en un ambiente social muy complejo”.
Durante el estudio, los investigadores midieron el crecimiento de los dientes de los niños prehistóricos, algo que se puede hacer a través de las líneas que quedaron en los molares. “Puedes cortar el diente y ver los anillos de crecimiento y ver cómo creció. Puede ser como una película sobre cómo se desarrolló el diente desde el nacimiento hasta la muerte”, explicó Zollikofer a una publicación especializada.
Un estudio que cambia las teorías
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Este estudio llegó a un descubrimiento que cambia lo que sabemos de la evolución humana.
Los restos fósiles analizados recientemente provienen de un descubrimiento del 2001, y su estado de preservación era tan bueno que permitió tomar rayos x de las líneas de crecimiento. Al comparar el crecimiento con el de niños de la actualidad y otros primates como chimpancés.
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La dentadura del pequeño de hace 1.7 millones de años tiene un crecimiento lento hasta los 4 años de edad, luego alcanza a la de los chimpancé a los 8 años, y llega a su madurez a los 13 años. Esto explica que la infancia prolongada no tendría mucho que ver tanto con el desarrollo del cerebro sino con la complejidad del sistema social en el que crecían los niños.
Más investigaciones podrán explicar más en detalle por qué la evolución llevó a los humanos a tener una infancia tan larga.
