El universo es un lugar vasto y lleno de misterios, y entre ellos se encuentran los asteroides, cuerpos rocosos que orbitan alrededor del Sol. Aunque la mayoría de estos objetos se sitúen en el “cinturón principal”, entre Marte y Júpiter, algunos se aventuran cerca de la Tierra, convirtiéndose en lo que conocemos como NEAs, por sus siglas en inglés. Por lo pronto, el asteroide Apophis, conocido como el “Dios de la Destrucción“, tiene una probabilidad de impacto con la Tierra en 2029 de más de 1 en 2 mil millones, según Space.com.
La posibilidad de un impacto de asteroide fue un tema recurrente en la ciencia ficción y, en menor medida, en la realidad. Sin embargo, gracias a los avances en la tecnología y a una red global de observatorios, los científicos están cada vez más capacitados para detectar y rastrear estos objetos potencialmente peligrosos.
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En las últimas décadas, se produjo un aumento exponencial en el descubrimiento de asteroides cercanos a la Tierra. Telescopios cada vez más potentes y sofisticados, junto con algoritmos de detección más precisos, permitieron a los astrónomos identificar miles de nuevos objetos cada año. A la fecha, se catalogaron más de 36,000 NEAs.
En 2024, la Tierra tuvo varios encuentros cercanos con asteroides de gran tamaño, como el 27 de enero, cuando el asteroide 2024 BJ, de aproximadamente 37 metros de diámetro, pasó a unos 355,000 kilómetros de distancia. Otros asteroides, como el 2011 UL21 en junio, con un tamaño entre 1.8 y 3.8 kilómetros de diámetro, se acercaron a 6.6 millones de kilómetros.
La NASA y otras agencias espaciales establecieron programas dedicados a la detección y seguimiento de asteroides. Estos programas no solo buscan identificar nuevos objetos, sino también determinar sus órbitas con gran precisión para poder predecir futuras aproximaciones a la Tierra.
¿De dónde vienen los asteroides?
La mayoría de los asteroides que conocemos se formaron durante las primeras etapas del Sistema Solar, a partir de los mismos materiales que dieron origen a los planetas. Sin embargo, los procesos gravitacionales y las colisiones entre estos objetos dispersaron muchos de ellos por todo el sistema solar.
El cinturón de asteroides, situado entre las órbitas de Marte y Júpiter, es el hogar de la mayor parte de los asteroides conocidos. Se estima que hay miles de millones de objetos de diversos tamaños en esta región del espacio.
Los asteroides varían enormemente en tamaño, desde pequeños objetos de pocos metros de diámetro hasta cuerpos gigantescos de cientos de kilómetros. Vesta, uno de los asteroides más grandes conocidos, tiene un diámetro de aproximadamente 530 kilómetros, lo que lo convierte en uno de los objetos más masivos del cinturón de asteroides.
La amenaza de los impactos
Aunque la mayoría de los asteroides que pasan cerca de la Tierra no representan una amenaza inmediata, existe la posibilidad de que un objeto lo suficientemente grande pueda causar daños significativos si impactara contra nuestro planeta. Afortunadamente, los científicos estiman que los impactos de grandes asteroides son eventos relativamente raros, ocurriendo aproximadamente cada 10,000 años.
Ante la posibilidad de un impacto de asteroide, la comunidad científica y las agencias espaciales están trabajando en el desarrollo de tecnologías para desviar o destruir objetos peligrosos. La misión DART de la NASA, que consistió en estrellar una nave espacial contra un asteroide, fue un primer paso importante en esta dirección.
Además de los esfuerzos para desarrollar tecnologías de defensa planetaria, los científicos continúan investigando los asteroides para comprender mejor su origen, composición y evolución. Esta información es crucial para evaluar el riesgo de impacto y desarrollar estrategias de mitigación.