Pablo R. SuanzesCorresponsal Washington
Actualizado
El secretario general de la OTAN, un cargo siempre civil, es el responsable de dirigir el proceso de consulta y toma de decisiones en la Alianza y de “garantizar que las decisiones se implementen”. En tiempos normales, tiene slo dos funciones principales: ser el portavoz de la organizacin y presidir todos comits y reuniones de ministros, embajadores y lderes, encauzando los debates. Pero estos no son tiempos normales y Mark Rutte, ex primer ministro neerlands, que asumi sus responsabilidades el 1 de octubre, reemplazando al veterano Jens Stoltenberg, lo sabe bien.
Su primera responsabilidad oficial ser seguir siendo el rostro de la Alianza militar ms exitosa de la historia, con el foco puesto en Ucrania y en la disuasin hacia Rusia, hoy todava la gran razn de ser de la OTAN. Pero su primera responsabilidad oficiosa, seguramente la ms difcil y para la que nadie est realmente preparado, ser otra muy distinta: calmar, controlar y sobrellevar a Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos.
No es ningn secreto, aunque nadie jams vaya a decirlo en voz alta. Fue el gran desafo, pero tambin el gran xito de Stoltenberg, quizs el nico dirigente global que encontr la frmula para canalizar la ira de Trump, ignorar sus amenazas y salidas de todo y evitar entre 2016 y 2020 que rompiera la Alianza y acabara con la nocin bsica de defensa mutua asegurada. Al noruego le supuso adoptar un perfil ms que bajo, casi sumiso. Evitando siempre el choque, sobre todo en pblico. Nunca una palabra de ms, un mal gesto, una crtica, ninguna filtracin de hasti, desesperacin. Tambin implic viajes incontables a Washington y reuniones permanentes con el Congreso, sobre todo el Senado y sus pesos pesados en materia de Seguridad y Defensa.
Esa es la tarea ahora de Rutte, alguien completamente diferente, con un peso mayor en poltica europea que Stoltenberg, un neerlands orgulloso de serlo y de esa forma directa hasta el agravio de decir las cosas que piensan a la cara. Alguien mucho ms brillante intelectualmente, pero con dificultades para ser un secundario. Rutte estuvo el viernes, en un viaje secreto que slo se conoci porque fue desvelado por la prensa neerlandesa, en Mar-a-Lago, la residencia de Florida del presidente electo y cuartel general de su equipo de transicin. Es all donde ha respondido a las llamadas de lderes de todo el mundo, por donde pasan todos los que aspiran a un cargo en su Gobierno. Y por donde hay que pasar para saludar al lder y ofrecer las mejores palabras.
“Rutte se reuni con el presidente electo Trump. Analizaron una amplia variedad de cuestiones de seguridad global a las que enfrenta la Alianza. El secretario general y su equipo tambin se reunieron con el congresista Mike Waltz y miembros del equipo de seguridad nacional del presidente electo”, ha dicho la Alianza en un escueto comunicado. Con el visto bueno de Joe Biden y los suyos, conscientes de que lo que est en juego justifica ampliamente romper el protocolo y presentarse en Florida y no en la Casa Banca. Ver antes al futuro lder que al actual.
El nerviosismo en la OTAN, inquietud o miedo incluso, es palpable y obvio. Tras despreciar y reprobar en pblico y privado a sus socios en su primer mandato, acusndolos de ser unos “gorrones”, se espera que Trump presione a los aliados para que lejos de quedarse en una inversin del 2% de PIB a defensa, como se pact en 2014, se vaya al 3%. Ya lo dijo en su primera cumbre en 2017 y lo repetir ahora. En estos aos el avance ha sido notable. Hace una dcada, slo tres pases superaban ese umbral. Ahora, con mucho retraso, se espera que 23 aliados de los 32 lleguen o superen el 2% este curso. En una dcada se ha pasado del 1,43% de su PIB combinado al 2,02%, con una inversin que este ao ascender a ms de 430.000 millones de dlares. Entre esos pases, por cierto, no est los Pases Bajos de Rutte, ni Espaa, que cierra el rnking por detrs.
Pero no es slo eso, Trump llega a la Casa Blanca presumiendo de buenas relaciones con Putin, con un equipo (empezando por sus hijos y Elon Musk) que se re abiertamente de Zelenski y cuelga memes en internet diciendo que le van a cortar el grifo. Llega tras decir a veces que “alentara” a Rusia a “hacer lo que le d la gana” con los pases que, en su opinin, no estn pagando sus cuentas. Y anticipando lo que parece ser un chantaje a Kiev para que acepte un pacto doloroso con prdida de territorios o se quede sin el apoyo de su principal proveedor de armas.
Ah entra Rutte y su habilidad para lograr consensos imposibles, acuerdos difciles y coaliciones impensables. Necesita seducir a Trump sin rivalizar con l. Lograr su respeto y que mantenga la misma lnea que hasta ahora. Una tarea casi imposible. Una tarea que empieza con un viaje silencioso y que implica cuatro aos de sufrimiento constante.