De los dos galardonados, el Secretario de Estado destacó la «consonancia» con el pensamiento, la sensibilidad y el testimonio humano y cristiano de Joseph Ratzinger, quien, siguiendo su lema episcopal Cooperatores Veritatis», dedicó su vida “a hacer brillar la verdad en todas sus formas, con la inteligencia, la investigación y la enseñanza, con el genio y el esfuerzo de la expresión artística, con el testimonio de su servicio humano y eclesial”
“Trabajar en la Sagrada Familia no es sólo un proyecto arquitectónico o artístico, sino una vocación, un propósito divino”
(Vatican News).- «En los tiempos oscuros que atravesamos, Benedicto XVI es un maestro» que “nos ayuda a mirar hacia arriba y a encontrar fundamentos sólidos para seguir mirando hacia adelante, hacia la unidad, la verdad, la belleza y el amor”. Con valentía y pasión, nos anima «a soportar con fe y esperanza el terrible peso del odio y del mal rabiosos, que oprimen nuestra época y aplastan cada día innumerables vidas humanas a nuestro alrededor».
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Así recordó el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, la figura del Papa bávaro, fallecido hace menos de dos años, durante la ceremonia de entrega del Premio Ratzinger 2024. El acto ha tenido lugar en la tarde de hoy, viernes 22 de noviembre, en la Sala Regia del Palacio Apostólico, organizado por la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que desde 2011 concede el premio dedicado al Pontífice bávaro.
El cardenal Parolin y monseñor Fisichella en la ceremonia de entrega de premios
La «consonancia» de los premiados con Ratzinger-Benedicto
En sus palabras finales, pronunciadas ante los presentes, tras la premiación del teólogo irlandés Cyril O’Regan y del escultor japonés Etsurō Sotoo, el cardenal Parolin, ante la inminente apertura del Jubileo, «que el Papa Francisco ha puesto bajo el signo de la esperanza», quiso subrayar que «la voz de Benedicto es una de las elevadas voces de esperanza que deben acompañarnos», recordando su encíclica Spe salvi, «dedicada enteramente a la esperanza, a la esperanza humana y a la esperanza cristiana». De los dos galardonados, el Secretario de Estado destacó la «consonancia» con el pensamiento, la sensibilidad y el testimonio humano y cristiano de Joseph Ratzinger, quien, siguiendo su lema episcopal Cooperatores Veritatis», dedicó su vida “a hacer brillar la verdad en todas sus formas, con la inteligencia, la investigación y la enseñanza, con el genio y el esfuerzo de la expresión artística, con el testimonio de su servicio humano y eclesial”.
La tarea abierta de la búsqueda de la verdad
En su reflexión como teólogo y en su magisterio como obispo y Papa, que han abarcado una amplísima gama de problemas y temas, Ratzinger-Benedicto, para Parolin, «nunca perdió la capacidad de poner de relieve su relación con Dios a través de la búsqueda de la verdad». En esto fue fecunda su idea ‘de que la razón humana debe mantenerse siempre ‘abierta’, que cada disciplina no debe cerrarse en un positivismo estéril’. E incluso si ‘está convencido de que la respuesta última a estas preguntas se encuentra en la verdad que se revela en Cristo, la búsqueda de esta verdad y de su comprensión más profunda sigue siendo siempre una tarea abierta y sorprendente, sin la cual se degrada la dignidad de la persona humana y se pierde la dirección de su camino’.
O’Regan y Benedicto: una voz humilde al servicio del Señor
De la obra del teólogo Cyril O’Regan, profesor de Teología en la Universidad de Notre Dame (EE.UU.), el Secretario de Estado recordó que en sus escritos dedicados a Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, definió su voz como «caracterizada por una profunda humildad, por un claro deseo de ser una voz no de sí mismo, sino de la tradición de la Iglesia, al servicio de la voz del Señor Jesús». Y su visión «siempre ha estado centrada en Dios». Una humildad que el Papa bávaro atribuyó, en cambio, a San Benito, que no hacía hincapié en sí mismo, sino que ‘buscaba insertarse en la grandeza de la Verdad misma’.
Sotoo y la piedra que se convierte en la voz de la creación
Del trabajo del maestro Sotoo, el cardenal Parolin destacó su contribución «en la inmensa empresa de la construcción de la Sagrada Familia» de Barcelona, siguiendo las instrucciones dejadas por Antoni Gaudí. «La piedra, aparentemente dura e inerte, gracias al trabajo creativo del arquitecto y del escultor, al esfuerzo del artesano y del obrero», explicó, “se convierte en la voz viva de la creación de Dios y en la manifestación de su belleza y de su amor”, un espacio donde la asamblea de la Iglesia, formada a su vez por piedras vivas construidas sobre la piedra que es Cristo, “se encuentra con Dios en la oración y en la celebración de los sacramentos”.
Fisichella: O’Regan y el cristianismo como forma de vida
Presentaron a los dos galardonados en la ceremonia, ante el Secretario de Estado, el arzobispo Rino Fisichella, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, y el cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Cultura. Mons. Fisichella, al presentar al teólogo irlandés, recordó la marcada connotación eclesial de su obra, que recuerda que el cristianismo es una forma de vida, antes que una forma de pensamiento. «La atención a la historia, en sus obras», subrayó, “lleva también a recordar la importancia de la tradición, para evitar al cristianismo un naufragio secularista en las rocas del hic et nunc de la cultura digital actual”.
Entrega premio Ratzinger
O’Regan: Ratzinger-Benedicto, un teólogo agustiniano
En su discurso de aceptación y acogida, O’Regan subrayó que Ratzinger/Benedicto es en todos los aspectos «un teólogo agustiniano». Me gusta pensar», añadió, “que a Benedicto, igual que le gustaría que fuéramos asimilados y formados por la Escritura como Palabra de Dios, también le gustaría que nos reconociéramos inscritos en las páginas de un texto lleno de anhelo y plenitud en el que encontramos a Dios porque Dios ya nos ha encontrado en Cristo”, a saber, las Confesiones de San Agustín.
Ravasi: Sotoo, impresionado por la espiritualidad encarnada de la Sagrada Familia
En su presentación del escultor japonés, el cardenal Ravasi recordó lo entrañable que era para Ratzinger-Benedicto la relación entre liturgia y arte, rezar en un lugar bello, y el estruendo del joven Sotoo en su primera visita a la obra inacabada de Gaudí. Quedó tan conmovido por la espiritualidad encarnada de aquel templo que se convirtió al catolicismo. También destacó la «simbiosis» estilística casi absoluta de Sotoo con Gaudí, y que el escultor japonés confesó que «los ángeles de su maestro le habían hecho dar el primer paso hacia la conversión». Y que cada vez que hacía una, le parecía que se acercaba a él para ayudarle a esculpirla de la mejor manera posible.
Sotoo: con Benedicto XVI, una Biblia «no con palabras, sino con piedras
En su saludo, el escultor Sotoo explicó que actualmente trabaja en el proyecto del interior de la Torre de Jesús, la mayor y más importante de toda la Sagrada Familia, en la que «mis reflejos del firmamento moderno recuerdan la idea de la esencia simple: “Padre, Hijo y Espíritu Santo”». Tiene 60 metros de altura, que se llenarán con más de 32.000 piezas de cerámica de colores. Reiteró que «el día inolvidable en que la Sagrada Familia fue consagrada por el Papa Benedicto XVI, el 7 de noviembre de 2010» sintió «como hoy, que trabajar en la Sagrada Familia no es sólo un proyecto arquitectónico o artístico, sino una vocación, un propósito divino». Ayudar a «seres humanos imperfectos y a sus palabras inestables», aclaró Sotoo. Gaudí utilizó muchos simbolismos nuevos para transmitir directamente al mundo, especialmente a los jóvenes, el significado de la Biblia, que va más allá de las palabras, más allá del lenguaje». En palabras del Papa Benedicto en la consagración: ‘No con palabras, sino con piedras’.
Entrega del premio Ratzinger
Lombardi: nuevas iniciativas vinculadas a Ratzinger-Benedicto
Al presentar la ceremonia de entrega de premios, el padre Federico Lombardi, presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, subrayó que con los dos nuevos galardonados, la «comunidad» mundial de premiados se ha ampliado a 18 países diferentes, una comunidad que «se reconoce en los grandes ideales de Ratzinger-Benedicto: cultivar una “razón abierta”, una inteligencia en la investigación y en el diálogo, que abarque todas las disciplinas y las artes, haciéndonos “cooperadores de la verdad”, para que pueda alimentar las mentes, los corazones, la vida». Añadió que, con el paso del tiempo, «no nos parece que nuestra misión se agote, sino que se confirma.
De distintos países y continentes nos llegan muy a menudo noticias de nuevas iniciativas culturales y académicas, de institutos, cátedras, proyectos de investigación, etc., que hacen referencia a Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, a su pensamiento y a su obra». El padre Lombardi señaló sólo la más reciente, la creación de una «Cátedra Benedicto XVI» en la Saint Mary’s University de Minnesota, presidida por el padre James Burns, una iniciativa que pretende contribuir «en una perspectiva interdisciplinar al proyecto educativo de los jóvenes refiriéndose en particular al Magisterio de los tres últimos Pontífices». Y concluyó expresando su confianza en la fecundidad del legado de Benedicto XVI «que se muestra abierto a un horizonte universal, sembrando semillas y produciendo frutos en las más diversas lenguas y culturas».