La OTAN ni siquiera han esperado a que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, complete todo su equipo para iniciar los contactos con el regresado inquilino de la Casa Blanca. El secretario general de la Alianza Atlántica, el holandés Mark Rutte, y el vencedor de las elecciones estadounidenses se han reunido este mismo viernes en Florida, según ha confirmado la propia organización militar: “Han hablado de los diversos problemas para la seguridad mundial a los que se enfrenta la alianza”, ha manifestado este sábado la portavoz Farah Dakhlallah.
Hay prisa en la OTAN para conocer los planes de Trump sobre la organización. EE UU es la piedra angular de la mayor alianza militar del planeta y su próximo presidente siempre ha sido muy crítico con ella. De hecho, en su primer mandato, entre 2017 y 2021, su administración no mostró una gran implicación en la entidad. Por eso, antes de que comience la segunda edición del republicano al frente de la Casa Blanca ha cundido la incertidumbre entre los demás socios para saber qué actitud va a mantener esta vez.
Para salir de dudas, Rutte ni siquiera ha esperado a que el magnate se ponga a los mandos en las primeras semanas del próximo año. Este viernes ha viajado a Florida, donde vive Trump, y se ha reunido con él. “El secretario general y su equipo también se han visto con el congresista Mike Waltz y con miembros del equipo de seguridad del presidente electo”, apunta en un breve comunicado la OTAN, después de que la información fuera adelantada por medios holandeses. Waltz será el próximo asesor de Seguridad de la Casa Blanca.
Desde que se supo en la noche del pasado día 5 el resultado electoral en EE UU, los planes de Rutte pasan por iniciar los contactos cuanto antes con el presidente electo. En los cuarteles generales de la OTAN se pretende que Trump vea la organización no solo en clave de seguridad europea, sino también en la estadounidense. Además, la mayoría de aliados, de forma bilateral, también estarían hablando con el entorno de líder republicano desde hace tiempo y con los institutos de estudios de los que ha sacado sus ideas.
Además, Rutte, quien era primer ministro de Países Bajos durante el primer mandato de Trump y mantuvo una relación correcta con el estadounidense, ya ha dado muestras de tender puentes con él. “Cuando era presidente fue quien nos estimuló para superar el 2% [del PIB en Defensa]”, declaró a comienzos de este mismo mes, “ahora estamos por encima de esa cifra, de media, y eso es en gran medida obra suya, su éxito, y debemos hacer más”.
Esa cifra de gasto mínimo en política de Seguridad y Defensa se ha convertido en el objetivo de todos los socios. Se fijó en una asamblea de la OTAN en 2014, es decir, antes del primer mandato de Trump. Pero es cierto que fueron las quejas y amenazas del republicano a sus aliados las que llevaron a los miembros de la alianza a poner el foco en este asunto. Años después, con la invasión de Ucrania por Rusia, ese objetivo se ha convertido en un suelo (del que España todavía está lejos) y han acabado por darle la razón al populista estadounidense.
Los aliados de la Alianza y también la propia organización se han convertido en un apoyo fundamental de Ucrania para frenar la invasión rusa, que ya ha cumplido los mil días. Sin embargo, Trump ha mantenido una buena relación con el presidente ruso Vladímir Putin y existe la sombra de que busque una salida a la guerra sin contar con el resto de aliados o recorte el apoyo a Kiev en un momento dramático, en el que el invasor está avanzando en el frente e, incluso, ha utilizado un misil hipersónico capaz de transportar cabezas nucleares.
