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Hay muchas formas de hacer ejercicio. Y todas son lícitas. En cierto modo, independientemente de que ciertas modalidades puedan tener asociados mayores beneficios, lo importante es abandonar el sedentarismo, que se ha convertido en un verdadero problema de salud para millones de personas en todo el mundo.
Quizá no venga al caso, pero una nueva investigación, publicada en British Journal of Sports Medicine, concluye que la forma física cardiorrespiratoria es un factor predictivo de las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por cualquier causa más potente que el índice de masa corporal. Es decir, básicamente, lo que asegura el trabajo es que es mejor estar en forma que estar delgado. Aunque, evidentemente, es mucho mejor estar en forma y tener un peso, digamos, normal.
Pero volviendo a la cuestión que nos ocupa, caminar a paso ligero, correr, ir al gimnasio, nadar, hacer yoga, practicar Crossfit, jugar al pádel o montar en bicicleta, entre otras muchas opciones, son excelentes manera de fomentar un estilo de vida activo que, como desliza el estudio antes mencionado (al final sí tenía sentido traerlo a colación), es probablemente el hábito más determinante para gozar de una buena salud.
¿Cuál es el mejor ejercicio para la salud?
Sin embargo, cuándo muchas veces debatimos cuál es el mejor ejercicio para mejor tanto la salud física como la mental, no reparamos en una cuestión fundamental: el mejor es aquel que nos invita a repetir. De nada sirve que te calces las zapatillas para salir a correr si la ‘fiebre’ sólo te va a durar dos días. Y lo mismo es extrapolable a cualquier otra disciplina. La clave es la adherencia. Y únicamente se logra si el ejercicio te divierte y te hace feliz.
Precisamente sobre esta cuestión, un reciente trabajo a cargo de expertos de la Universidad de Lisboa (Portugal), ofrece algunas claves fundamentales. Así, los investigadores querían determinar si los participantes en el estudio entrenaban con más frecuencia cuando se les permitía autorregular la intensidad del ejercicio según sus propias preferencias y tolerancia.
El objetivo no era otro que saber simple y llanamente cómo motivar a la gente para que hiciera más ejercicio. Y es que en ocasiones, aleccionar sobre los beneficios del ejercicio no es suficiente para conseguir que la gente pase a la acción y se ponga en movimiento. Y, efectivamente, los resultados del trabajo, publicado en International Journal of Behavioural Nutrition and Physical Activity, sugieren que cuando el disfrute forma parte de la ecuación la famosa adherencia es mayor.
Para comprobarlo, los investigadores, que diseñaron un programa de entrenamiento que constaba de calentamiento en una cinta de correr, cinco ejercicios de fuerza, 15 minutos de bicicleta estática y una fase de cool down (estiramientos), permitió a la mitad de los participantes elegir la intensidad de los ejercicios que les resultara más placentera y cómoda. Mientras, la otra mitad tuvo que seguir instrucciones estandarizadas sobre la intensidad de los ejercicios. Y en ambos casos no hubo una obligación explícita de asistencia.
Más adherencia: mejor forma física y mayor felicidad
Así, quienes podían elegir la intensidad del ejercicio en función de sus gustos o preferencias asistieron a un 77% más de sesiones de ejercicio que los participantes que tenían que seguir las instrucciones estandarizadas. Además, quienes fueron libres de elegir notificaron mejoras mucho mayores en su estado de ánimo, es decir, el ejercicio produjo una respuesta emocional más positiva en quienes autorregularon la intensidad de su entrenamiento.
Así pues, si prefieres sesiones de menor intensidad, no hay problema. Si prefieres explorar tus límites, tampoco. Es igual si te decantas por caminar, correr, hacer yoga, ir al gimnasio, nadar o montar en bicicleta. La conclusión es que cuando tienes más control el ejercicio que realizas y se ajusta a tus preferencias, es más probable que estés de mejor humor y que el ejercicio te produzca un impacto positivo. Y, sobre todo, también es posible que hagas ejercicio más a menudo, lo cual es una excelente noticia.
Álvaro Piqueras es experto en deportes y en el último lustro se ha especializado en fitness, nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día en lo que se refiere a nuevas investigaciones y tendencias de los campos que domina para poder compartir con rigor la rutina de entrenamiento que puede inspirar un cambio en tus hábitos, las propiedades de los alimentos que deberían formar parte de tu dieta o los hallazgos científicos que pueden mejorar el bienestar físico y mental de personas como tú.
Comenzó su trayectoria en medios locales y regionales de la tierra de Don Quijote, concretamente en Albacete. De ahí dio el salto a medios de ámbito nacional tras un enriquecedor paso por una maravillosa agencia de publicidad independiente con nombre de canción de los Beatles (GettingBetter), aunque siempre mantuvo intacta su vocación periodística.
De ahí que persiguiera su sueño de trabajar para alguno de los principales grupos editoriales del país como Prisa, Vocento y ahora también Hearst. Quizá le hayas leído en la versión digital del Diario As, abordando infinidad de temáticas, o en ABC y otras cabeceras y revistas del grupo elaborando reportajes de branded content para grandes marcas, multinacionales e instituciones. Y si no has tenido la ocasión, este es el momento de hacerlo en Men’s Health y Runner’s World.
Como no podía ser de otra forma, confiesa ser un amante de la práctica deportiva y desde muy pequeño ha probado con disciplinas tan dispares como atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o natación. Unas veces sintiendo la adrenalina de la competición, y otras simplemente disfrutando de los beneficios de la actividad física. Ahora le ha dado por los ejercicios funcionales y el boxeo porque tiene la certeza de que el saco es incapaz de devolverle los golpes.
Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Alicante, también posee formación específica en gestión y dirección de RRSS, planificación estratégica y diseño gráfico. Últimamente se ha adentrado en el universo de la inteligencia artificial generativa aplicada al periodismo, pero jura y perjura que no la emplea profesionalmente porque, entre otras consideraciones, sigue disfrutando de cada palabra que escribe tras 20 años de experiencia en el sector de la comunicación.