El maratón del próximo domingo marca el inicio de la reconstrucción tras la catástrofe. La máxima prueba de resistencia atlética se convierte en una metáfora de lo que viene. Un mes después las calles de València volverán a vivir la experiencia del máximo esfuerzo y entre los corredores habrá algunos que lo han perdido todo, menos esa capacidad de afrontar la tragedia desde la disciplina clásica que perdura en el tiempo como ejemplo de resistencia.
He esperado unos días antes de escribir esto, y me duele hacerlo, mucho. Al unísono de las iniciativas puestas en marcha para hacer frente a la barrancada asesina, esperaba que el Valencia CF, y su propietario mostrarán más humanidad, empatía y arraigo. Pero ni así. Peter Lim ha dejado pasar el tiempo sin hacer el anuncio que podría unirse al de la celebración del maratón, la reconstrucción definitiva del Nou Mestalla. No hay mejor hito que lo pueda representar, y que al mismo tiempo perdure en el tiempo de muchas generaciones.
Mientras el Gobierno y la Federación trabajan para que tras la dana València pueda ser finalmente una de las sedes del Mundial 2030, nada se sabe del propietario del club, máximo cuando los plazos están muy justos. Como se sabe, la FIFA tiene previsto reunirse el próximo 11 de diciembre para anunciar las sedes definitivas del campeonato, sin embargo, hasta el 12 de enero nadie sabe si Lim cumplirá por una vez su palabra de retomar las obras del nuevo estadio. Es incomprensible en una situación como la actual que mantenga su silencio. Le cuesta tanto comprometerse con el pueblo de Mestalla que vuelve a estar incapacitado para seguir al frente de la entidad más importante de los valencianos.
Los valencianistas llevan años señalándole, pero si antes del 11 de diciembre, Peter Lim sigue mudo, espero que la alcaldesa se ponga al frente para que no siga ni un día más manoseando el Valencia. Más allá del romanticismo de algunos que queremos permanecer en el histórico recinto de la avenida de Suecia, finalizar las obras del esqueleto de Corts Valencianes se antoja necesario. Ya sé que el club es una empresa privada y bla, bla… Pero bien que lo asaltaron Rita Barberá, Francisco Camps y Esteban González Pons cuando les convino, hace justo cuatro lustros.
Pero aún hay más pruebas de que Lim es el gran obstáculo a la reconstrucción. El Valencia es colista, y mucho me temo que lo será muchas semanas más, pero el mercado de invierno está a la vuelta de la esquina. Pues tampoco parece que Lim despierte, realice dos o tres fichajes necesarios -entre ellos un nuevo entrenador-, para que el equipo salga del pozo.
Con todo este panorama volvemos esta tarde a Mestalla con el dolor en el pecho, y con el merecido homenaje a las víctimas, a sus allegados, y a los miles de personas que han perdido todo. Respeto máximo a un duelo que hacemos nuestro.
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