El santuario del Santo Sepulcro, en pleno corazón de la Tierra Santa, es un edificio casi tan caótico y oscuro como la historia de los cristianos en Jerusalén. Este edificio fue construido en época romana y desde entonces ha sido objeto tanto de numerosas reconstrucciones, como más recientemente de investigaciones que han permitido continuar descifrando sus misterios.
La importancia de la iglesia es ampliamente conocida: allí se encuentra el lugar sagrado donde, según la tradición, Jesucristo fue crucificado, y también su tumba (vacía, porque resucitó de entre los muertos). Así, tres comunidades religiosas –los greco-ortodoxos, los católicos latinos y los armenios– son las encargadas de custodiar estos espacios que, en 2017, fueron destapados por primera vez en siglos.
El acontecimiento constituyó una oportunidad única para los arqueólogos y, con todo sentido, desde hace algunos años la Universidad de Roma, “La Sapienza”, dirige los trabajos de excavación en el santuario, los cuales buscan dar con evidencias que correspondan o, por lo contrario, contradigan testimonios antiguos como el de Eusebio de Cesarea, fuente de información por excelencia a la hora de estudiar este edificio sagrado.
No fue hasta enero de 2023 cuando se presentaron las primeras conclusiones de la investigación. Y ahora, los responsables de la protección de la iglesia han recibido nuevas actualizaciones de la excavación. ¿Qué revelan?
un terreno con historia
“Aún queda mucho por estudiar y reconstruir, pero algunos puntos parecen claros”, señala en el comunicado Francesca Romana Stasolla, coordinadora de la excavación y profesora del Departamento de Ciencias Antiguas de la institución académica.
Con ello, la especialista se refiere a la confirmación de que, tal y como avanzó el informe de 2023, el Santo Sepulcro se asienta sobre un terreno rocoso, una cantera que se remonta a la época paleocristiana, que parece haber tenido un uso industrial: “los análisis arqueobotánicos y, sobre todo, de polen han demostrado la presencia de cultivos de olivo y uva”, indica la Universidad.
Más tarde, parte de esta parcela fue abandonada, allá por la Edad del Hierro. Y no fue hasta el siglo II d.C. cuando el emperador Adriano la refundó para erigir un templo dedicado a Venus, según el testimonio cristiano. Ahora, la arqueología ha identificado la zona donde habría estado ese templo, ya que los análisis muestran que hubo que ajustar los niveles del irregular terreno para construirlo.
Por su parte, todavía no está del todo claro si, tal y como indican los Evangelios, la instalación cultual de la época de Adriano (cuyo perímetro ha demostrado ser más pequeño de lo que indicaban estudios anteriores) habría cumplido la función de restringir la accesibilidad a la tumba de Jesucristo. De hecho, confirmar o desmentir esta hipótesis en uno de los retos del futuro de la excavación, que continuará en la nave norte de la iglesia.
Lo que sí revela el nuevo informe es que a principios del siglo IV, por el proceso de monumentalización constantiniana, la colina donde se encuentra el Santo Sepulcro fue nivelada (así lo muestran los estratos geológicos), obra que mantuvo a salvo una cámara funeraria, la cual fue identificada como la tumba de Cristo y, como tal, revestida por fuera con una cubierta que destacaba su importancia.
la llegada del cristianismo
El emperador Constantino fue quien hizo del cristianismo la religión principal de Roma, por lo que no es de extrañar que se atribuya a él la construcción del Santo Sepulcro. Según los testimonios, la celebración del concilio de Nicea en el año 325 constituyó una oportunidad perfecta para que Macario, el obispo de Jerusalén, solicitara al emperador la exhumación de la tumba de Jesús, supuestamente ubicada en los extramuros de la Ciudad Vieja.
La operación fue aceptada, pero requirió de la demolición de una instalación cultual pagana (de la que ahora la Universidad de Roma presenta evidencias). Y poco después de la localización del sepulcro, tuvo lugar el hallazgo de la Gólgota, un montículo de rocas en forma de cráneo donde habría sido crucificado el líder cristiano.
Esto llevó al emperador a elegir esta ubicación como terreno para construir el Santo Sepulcro. Y el resto, es historia.