No leí a nadie criticar a Bekele por su mal papel en el maratón de los JJOO de París. Somos gente inteligente. Criticarlo hubiese sido demencial. El triunfo fue que llegase hasta ahí con 42 años y que aterrizase en la meta con el buen humor del hombre que sabe que ya lo ha hecho todo.
No hay que ser conformistas en la vida. Pero debemos ser realistas. Cada aparición de Bekele en el maratón hay que celebrarlo como un regalo de Navidad. Y ahora este 1 de diciembre volveremos a tenerlo en el maratón de Valencia, donde el año pasado nos demostró que en el tiempo de descuento todavía sigue siendo un sujeto genial.
Hizo 2 horas, 4 minutos y 19 segundos corriendo casi solo y con una dignidad que ya firmaría yo para todos los trabajadores del mundo. Con la dignidad, en suma, del viejo cowboy de medianoche que aprendimos viendo las películas de John Wayne: “No quiero aparecer nunca en una película que pueda avergonzar al espectador. Un hombre puede llevar a su mujer, su madre y a su hija a una de mis películas sin sentirse nunca incómodo o avergonzado”.
He escrito muchas veces de Bekele. A no ser que me lo prohíban, imagino que volveré a hacerlo más veces. Es un orgullo haber vivido su época. Sigue siendo un orgullo que él insista y todavía pueda ponernos en pie. Sería bonito que otra vez hiciese una marca grande en Valencia y que se acordase de las víctimas de la DANA que perdieron la vida allí cerca. Detras de esa fachada seria, Bekele es un tipo que sabe como emocionarnos con la palabra.
No resolverá nada. Pero se lo agradeceríamos porque en este mundo nos quedan las emociones que todavía llegan muy adentro. Y el hecho de ver a un hombre de 42 años, que aún conserva la motivación para luchar contra viento y marea, anima. Ojalá no pase nada y, tal y como ha prometido la organización, corra en Valencia este 1 de diciembre.
Desde aquí me atrevo a escribir en nombre de su corte de admiradores que prácticamente es el mundo entero. No le responsabilizamos de nada. Sólo nos ponemos en manos de su conciencia que es un monumento. Nos lo ha demostrado de sobra en estos 21 años. Nunca ganó un dinero que no mereció. Quizás por eso queremos tanto, tanto a un hombre como Kenenisa Bekele, un profesional de los pies a la cabeza.