El regreso de la Fórmula 1 al desierto estadounidense por primera vez en cuatro décadas ofreció una buena carrera y un sinfín de adelantamientos, demostrando que el Gran Circo y el espectáculo en Las Vegas están hechos el uno para el otro. Esta semana, cuando el campeonato se instale de nuevo en la ‘Ciudad del Pecado’, los equipos de la parrilla no dejarán nada en manos de la suerte, porque tienen información y están listos para lo que pase en medio de una fría noche.
“El año pasado fue el primer Gran Premio de Las Vegas, así que los equipos y los pilotos ahora tienen datos y experiencia, lo que significa que empezarán el fin de semana en un punto más familiar”, explicó el director técnico de Alpine, Ciaron Pilbeam.
Las escuderías llegaron a ciegas en 2023, y tuvieron que adaptarse sobre la marcha al nuevo asfalto y las bajas temperaturas. Este año, todo el paddock dispondrá de mucha información sobre los tiempos por vuelta, el desgaste de los neumáticos y el rendimiento del motor, que esperan que sea clave para llevarse a casa el premio gordo.
En particular, el equipo francés cree que el resto sabe mucho más sobre la degradación de las gomas Pirelli, lo que será vital dadas las bajas temperaturas, con una media de 14º C. Quedarse atrapado en una tanda donde la ventana de funcionamiento no sea la ideal, aumentará las posibilidades del graining, lo que reduciría el rendimiento.
Afortunadamente, los datos que recogieron el año pasado ayudan a los estrategas a comprender mejor el comportamiento de los compuesto para el 2024. También ayudó la selección de neumáticos del fabricante italiano para la presente campaña, que una vez más ofrecerá su gama más blanda, con el C3, C4 y C5, en un intento de contrarrestar parte del agarre que se pierde en las frías condiciones nocturnas.
Al igual que en 2023, es posible que los conjuntos necesiten hacer una vuelta de calentamiento adicional en la sesión de clasificación para contrarrestar el frío. Las largas rectas que conforman la mayor parte del trazado de Las Vegas complicaron la vida a los pilotos para mantener el calor en las gomas, y las limitadas zonas de frenado provocaron que eso fuera incluso más complejo, con imprevisibilidad en las estrategias y paradas en boxes.
El mayor reto es “encontrar el equilibrio adecuado para rendir en todas las áreas”, como señaló el director deportivo de Williams, Sven Smeets. Mientras que la temperatura ambiente rondaba los 15º C en la pasada temporada causó quebraderos de cabeza a los técnicos y estrategas, los ingenieros que controlaban las unidades de potencia estaban menos preocupados por la caída del mercurio.
“El frío, se podría decir normalmente, es mejor para el rendimiento”, dijo. “Es mejor para la refrigeración y eso significa que se puede conseguir más rendimiento del motor”.
En otras carreras del calendario de 2024, el sobrecalentamiento de los propulsores fue un gran problema cuando los coches se siguen de cerca. Para combatirlo, las escuderías añaden branquias en la cubierta motor, una práctica que ya se vio en el Gran Premio de Singapur, donde la temperatura estaba en unos 29º C, pero eso no será necesario en el Gran Premio de Las Vegas, lo que significa que habrá menos interrupción del flujo de aire sobre la carrocería, porque “menos aperturas es mejor para el rendimiento”.
Otros cambios que se verán claramente en los monoplazas cuando salgan a rodar en los entrenamientos libres girarán en torno a las opciones aerodinámicas que eligieron. Para afrontar los restos de la pista estadounidense, es probable que muchos utilicen paquetes de baja carga aerodinámica con niveles de alerones similares “a los de Spa-Francorchamps o Monza”, como indicó el director de rendimiento en pista de Mercedes, Riccardo Musconi, y todo eso significa que, cuando los coches lleguen a una curva, habrá mucho menos agarre y podrán deslizar más.
Piensa en la última vez que la Fórmula 1 compitió en Nürburgring, en el Gran Premio de Eifel 2020, cuando las temperaturas bajaron a los 7º C. En aquel entonces, los monoplazas derrapaban por toda la pista por el escaso agarre, y eso podría ser costoso en suelo estadounidense, donde las curvas cerradas, las limitadas escapatorias y los muros podrían ser todo un desastre.
“Las barreras están muy cerca y la probabilidad de que haya una bandera roja en los entrenamientos y la clasificación o un coche de seguridad en la carrera es alta”, dijo Ciaron Pilbeam. “Así que los equipos tienen que estar alerta y preparados para reaccionar ante estas situaciones si se producen”.
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