Estudios Bíblicos
Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: No nos metas en tentación
Estudio Bíblico Lectura Bíblica: Mateo 6:9-13
Tema: La Oración del Padre Nuestro y la Tentación: Comprendiendo la Protección Divina
Introducción
La oración del Padre Nuestro, encontrada en los versículos que estamos explorando hoy, es una de las oraciones más significativas en el cristianismo. Debemos recordar que el Señor nos enseñó esta oración como un modelo para nuestras oraciones, y no para repetirla mecánicamente.
Esto es algo que el Señor nos dice claramente en Mateo 6:7-8, donde el Señor no advierte contra las repeticiones vanas, y nos anima a orar de manera sincera y consciente. Esto nos muestra la importancia de la sinceridad en nuestras oraciones y de hablar con Dios desde el corazón.
La oración del Padre Nuestro
Pero, en la oración del Padre Nuestro existe una frase en particular que en ocasiones ha causado confusión. Esta frase es cuando el Señor dice: “no nos metas en tentación“. Esta frase ha suscitado preguntas y reflexiones. En efecto, si Dios no tienta a nadie, ¿por qué dice el Señor que pidamos esto en nuestras oraciones? Es fundamental entender que esta petición no implica que Dios nos tiente, sino que buscamos su protección y guía para evitar caer en situaciones que podrían poner a prueba nuestra fe.
En Santiago 1:13, se nos dice claramente: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie“. Esta afirmación establece que Dios no es la fuente de la tentación. Sin embargo, vivimos en un mundo lleno de pruebas y desafíos que pueden tentarnos a alejarnos de Dios. Así que al decir “no nos metas en tentación“, estamos reconociendo nuestra debilidad y pidiendo la fortaleza y guía de Dios para mantenernos firmes.
En este estudio, profundizaremos en tres aspectos clave: la guía y protección divina, el reconocimiento de nuestra debilidad y la necesidad de fortaleza, y las pruebas y tentaciones desde una perspectiva bíblica. Utilizaremos versículos bíblicos y citas de teólogos reconocidos para ilustrar estos puntos, asegurando una comprensión clara y accesible.
I. La Oración del Padre Nuestro como Modelo de Guía y Protección Divina
La frase “no nos metas en tentación” refleja nuestra necesidad de la guía y protección de Dios para evitar situaciones que podrían tentarnos a pecar.
a. Dios como nuestro protector
En Salmo 23:4, encontramos consuelo en la protección de Dios cuando leemos: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento“. Este versículo nos asegura que Dios está con nosotros incluso en los momentos más difíciles. Así que al pedir “no nos metas en tentación”, estamos buscando esa protección divina para mantenernos seguros en su camino.
b. Evitar situaciones peligrosas
En 1 Corintios 10:13 el apóstol Pablo nos recuerda que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podemos resistir: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar“. Esta promesa nos asegura que Dios siempre nos proporcionará una salida para evitar caer en pecado.
c. Dependencia en la protección divina
C.S. Lewis escribió que “la oración en sí misma nos recuerda nuestra dependencia de Dios”. Esta dependencia es crucial para nuestra vida cristiana. Al orar “no nos metas en tentación”, reconocemos nuestra necesidad constante de la guía y protección de Dios para vivir una vida piadosa.
Reconociendo la protección divina, también debemos aceptar nuestra debilidad humana y la necesidad de buscar fortaleza en Dios.
II. Reconocimiento de Nuestra Debilidad y Necesidad de Fortaleza
Admitir nuestra debilidad es un paso importante hacia la dependencia en Dios y la búsqueda de su fortaleza.
a. Reconocer nuestras limitaciones
En Romanos 7:18-19 el apóstol Pablo reconoce su lucha con el pecado cuando escribió: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago“. Este reconocimiento de nuestras limitaciones nos lleva a buscar la ayuda de Dios.
b. Buscar la fortaleza en Dios
En Efesios 6:10-11, Pablo nos exhorta diciendo: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo“. Esta armadura espiritual nos equipa para resistir las tentaciones y mantenernos firmes en nuestra fe.
c. Dependencia constante de Dios
John Stott, un conocido teólogo, dijo: “La verdadera humildad no es pensar menos de ti mismo, sino pensar menos en ti mismo”. Esta humildad nos lleva a depender más de Dios. Al orar “no nos metas en tentación”, reconocemos que necesitamos la ayuda continua de Dios para vivir una vida piadosa y resistente al pecado.
Además de reconocer nuestra debilidad, debemos entender la diferencia entre pruebas y tentaciones y cómo Dios nos ayuda a superarlas.
III. Pruebas y Tentaciones desde una Perspectiva Bíblica
Es crucial entender que las pruebas y tentaciones tienen propósitos diferentes en nuestra vida.
a. Diferencia entre pruebas y tentaciones
Santiago 1:2-3 nos enseña: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia“. Las pruebas fortalecen nuestra fe, mientras que las tentaciones son incitaciones al pecado. En Mateo 4:1-11, el Señor resistió las tentaciones del diablo usando la Palabra de Dios, mostrándonos cómo debemos enfrentar las tentaciones.
b. Dios nos ayuda a superar las pruebas
Hebreos 13:5-6 nos asegura la presencia constante de Dios: “No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre“. Esta promesa nos da la confianza de que Dios nos ayudará a superar cualquier prueba.
c. Resistencia y crecimiento espiritual
1 Pedro 1:6-7 nos dice que las pruebas son para el crecimiento de nuestra fe: “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo“.
Charles Spurgeon dijo: “La fe que no ha sido probada, no puede ser confiada”. Las pruebas nos preparan para confiar más plenamente en Dios.
Ahora, consideremos cómo aplicar estos principios en nuestra vida diaria para fortalecer nuestra relación con Dios.
Aplicación
Es crucial entender que las pruebas y tentaciones tienen propósitos diferentes en nuestra vida.
a. Oración constante por guía y protección
Debemos incluir la oración constante por la guía y protección de Dios en nuestras vidas. Al comenzar cada día, podemos pedir a Dios que nos proteja de las situaciones que puedan tentar nuestra fe y nos dé la fortaleza para resistir cualquier tentación que enfrentemos.
b. Reconocer nuestra necesidad de Dios
Es esencial reconocer nuestra debilidad y nuestra necesidad de la ayuda de Dios. Esta humildad nos llevará a depender más de Él y menos de nuestras propias fuerzas. Cada vez que nos enfrentamos a una tentación o prueba, debemos recordar pedir la fortaleza y guía de Dios.
c. Ver las pruebas como oportunidades de crecimiento
Debemos cambiar nuestra perspectiva sobre las pruebas, viéndolas como oportunidades para crecer y fortalecer nuestra fe. Al enfrentar dificultades, podemos buscar aprender y crecer en nuestra relación con Dios, confiando en Su promesa de estar con nosotros en todo momento.
d. Equiparnos con la Palabra de Dios
Como Jesús lo hizo en el desierto, debemos equiparnos con la Palabra de Dios para resistir las tentaciones. Memorizar versículos y meditar en las Escrituras nos dará las herramientas necesarias para enfrentar y superar cualquier prueba o tentación.
e. Comunidad y apoyo mutuo
Buscar apoyo en nuestra comunidad cristiana también es fundamental. Compartir nuestras luchas y orar unos por otros nos fortalece y nos ayuda a mantenernos firmes en nuestra fe.
Conclusión
La oración del Padre Nuestro, especialmente la frase “no nos metas en tentación”, nos enseña importantes lecciones sobre nuestra relación con Dios y nuestra lucha contra el mal. Al pedir a Dios que nos guíe y proteja, reconocemos nuestra dependencia de Su fortaleza y guía. Entendemos que las pruebas y tentaciones son parte de nuestra vida, pero con la ayuda de Dios, podemos superarlas y crecer espiritualmente.
Recordemos siempre las palabras de Santiago 1:13: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie“. Y confiemos en la promesa de 1 Corintios 10:13, sabiendo que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podemos resistir y siempre nos proporcionará una salida.
Que nuestra oración sea siempre “no nos metas en tentación“, buscando la guía, protección y fortaleza de Dios en cada momento de nuestra vida. Confiemos en Su amor y cuidado constante, sabiendo que con Él, podemos enfrentar cualquier prueba y resistir cualquier tentación.
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Soy un Pastor retirado de 70 años de edad, nacido y criado en California en una familia cristiana. Soy el mayor de tres hermanos.