Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, ha forjado su identidad política en una mezcla única de tradición, conservadurismo y modernidad. Su formación ideológica encuentra raíces inusuales en la literatura fantástica, en particular en las obras de J.R.R. Tolkien, como “El Hobbit” y “El Señor de los Anillos”, de la que es fanática, y a las que recurre habitualmente para pintar a buenos y malos en la sociedad contemporánea (la referencia a los “orcos” le es más propia que a Mauricio Macri). Desde sus años como joven militante en el Movimiento Social Italiano (MSI), Meloni adoptó a Tolkien como un referente cultural y simbólico.
En su juventud, Meloni fue fotografiada vestida como Samwise Gamgee, el leal compañero de Frodo Bolsón. Junto a otros jóvenes del MSI, participó en los llamados “Campamentos Hobbit”, organizados desde los años 70, descritos como una especie de Woodstock de la extrema derecha. Estos encuentros fueron retomados en los años 90, donde la visión de Tolkien adquirió un significado nuevo: una Europa medieval y precapitalista, llena de tribus luchando contra enemigos poderosos, parecía una metáfora perfecta de Italia enfrentándose a las fuerzas de la globalización, la burocracia de Bruselas y la inmigración masiva.
Meloni ha afirmado: “No considero El Señor de los Anillos como fantasía”. Su fascinación por la narrativa heroica también la llevó a crear, en 1998, un festival político llamado Atreju, inspirado en el protagonista de “La historia sin fin” de Michael Ende. Atreju, un joven héroe que usa la imaginación para construir un nuevo mundo de valores y derrotar al nihilismo, se convirtió en símbolo de la lucha de Meloni contra el vacío moral que percibe en la sociedad contemporánea.
Un ascenso meteórico
En 1997, a los 20 años, Meloni se convirtió en líder de la sección juvenil del MSI en Roma. En 2004, con solo 27 años, fue elegida presidenta del grupo juvenil de Alianza Nacional, y a los 29 ingresó al Parlamento, convirtiéndose en ministra de Juventud en 2008, la más joven en la historia de Italia.
El liderazgo de Meloni emergió con fuerza en 2012, cuando se opuso a la decisión de Silvio Berlusconi de integrar Alianza Nacional en una coalición más amplia, El Pueblo de la Libertad. En un movimiento audaz, Meloni y algunos colegas fundaron Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), recuperando símbolos, miembros y sedes del antiguo partido. El nombre, inspirado en el himno nacional, representaba su ambición de ser un partido de unidad nacional.
De la oposición al poder
Italia, caracterizada por una alta volatilidad política, ha buscado durante décadas líderes populistas que prometieran soluciones radicales a sus problemas económicos y sociales. Desde Silvio Berlusconi hasta Matteo Renzi y Matteo Salvini, ningún líder ha logrado cumplir estas expectativas. En este contexto, Meloni construyó su camino hacia el poder como la única líder de la derecha que permaneció consistentemente en la oposición durante la última década de crisis económica en Italia.
En las elecciones de 2022, Hermanos de Italia se convirtió en el partido más grande del país, con un 26% de los votos, llevando a Meloni a la oficina de primera ministra. Su decisión estratégica de mantenerse al margen de gobiernos de unidad nacional le permitió capitalizar el descontento popular.
Políticas y desafíos de su gobierno
Al asumir el poder, Meloni enfrentó desafíos económicos considerables: una deuda pública equivalente al 137% del PIB y un déficit del 7.2%. Una de sus primeras medidas fue eliminar el Reddito di Cittadinanza, un ingreso mínimo garantizado creado en 2019 para familias pobres, argumentando que incentivaba la inactividad laboral. En cambio, su gobierno ha impulsado subsidios y beneficios fiscales dirigidos a empresas, familias con hijos y mujeres trabajadoras.
Meloni se opone al establecimiento de un salario mínimo, en un país donde los jóvenes enfrentan empleos precarios con sueldos promedio de 1,000 euros al mes. Entre 2014 y 2023, unos 550,000 jóvenes italianos emigraron, muchos de ellos con títulos universitarios, dejando en evidencia los problemas estructurales de Italia, como la falta de inversión en investigación y desarrollo.
Una estrategia ideológica y pragmática
Meloni combina un enfoque ideológico con pragmatismo político. Aunque promueve valores conservadores como la familia y la nación, evita gravar a las grandes herencias, manteniendo políticas favorables para ciertos grupos mientras enfrenta crecientes desigualdades económicas. Su reto principal es mantener la energía de su discurso de oposición ahora que está en el poder, lo mismo que sucede con Javier Milei en Argentina.
Con una Italia marcada por décadas de estancamiento y crisis, Meloni se posiciona como la líder capaz de conectar con las frustraciones populares, mientras intenta equilibrar sus principios con las exigencias del gobierno. Su liderazgo sostenido será clave para definir si puede cumplir las expectativas que su ascenso ha generado o si se sumará a la lista de figuras populistas que prometieron más de lo que lograron entregar. Hasta ahora, va ganando ese partido.