En los últimos días, el mercado de criptomonedas ha experimentado un notable impulso, en gran medida por la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.
Desde las elecciones presidenciales estadounidenses del pasado 5 de noviembre, el precio del bitcoin ha experimentado una subida impresionante. En poco más de una semana ha alcanzado su máximo histórico, rompiendo la barrera de los 93 000 dólares el 13 de noviembre (desde los casi 70 000 dólares de principios de mes).
Esta revalorización de más del 30 % en apenas unos días ha sido impulsada por varios factores macroeconómicos y las expectativas de políticas regulatorias más favorables bajo la administración Trump.
Macroeconomía y regulación
Tras la bajada de tipos del 5,25 % al 4,75 % anunciada el pasado 19 de septiembre por la Reserva Federal de EE. UU., el 8 de noviembre, solo tres días después de la victoria de Trump, hubo una rebaja adicional de 0,25 puntos que los dejó en el 4,5 %.
Esta medida ha inyectado liquidez en los mercados de capitales, llevando a los inversores a demandar otro tipo de activos más rentables (y arriesgados), como los activos digitales liderados por el bitcoin.
Por otra parte, en 2023, tras el colapso de FTX, se avanzó hacia un marco regulador para las criptomonedas, pero los esfuerzos legislativos federales llevan tiempo estancados.
La elección de Trump ha relanzado el optimismo en el mercado cripto debido a sus promesas de implementar regulaciones más favorables para la industria. Esto podría incluir la reestructuración de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) y la creación de un consejo asesor cripto.
Además, en agosto de este año se presentó en el Congreso un proyecto de ley que propone que el gobierno de EE. UU. adquiera un millón de bitcoines en los próximos cinco años, lo que supondría un respaldo institucional significativo para las criptomonedas.
Trump frente al bitcoin
La postura del recién elegido presidente respecto al bitcoin ha evolucionado desde su primer mandato. En 2019, Trump expresó su escepticismo hacia las criptomonedas, calificándolas de volátiles y basadas en la nada.
Sin embargo, durante la conferencia Bitcoin 2024 celebrada en Nashville, Trump declaró su intención de convertir a Estados Unidos en la capital criptográfica del mundo y así liderar el sector de activos digitales.
Este cambio de perspectiva se refleja en sus recientes declaraciones y acciones. Trump ha prometido poner fin a la represión regulatoria sobre las criptomonedas y ha mostrado un apoyo explícito al desarrollo del sector cripto en Estados Unidos.
Además, su campaña ha aceptado donaciones por valor de 150 millones de dólares del lobby de las criptomonedas, lo que subraya su compromiso con la industria. Trump también ha tenido algunos cameos en el mundo de los NFT, así como en proyectos familiares sobre finanzas descentralizadas.
Influencia de la industria cripto
La industria cripto ha recibido con satisfacción el triunfo de Trump y tiene a ejecutivos de alto nivel intentando influir en las decisiones de la nueva administración para asegurar un entorno regulatorio más favorable para las criptomonedas. Analizamos algunas de las posibles implicaciones:
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Mayor respaldo institucional al bitcoin: La congresista republicana Cynthia Lummis ha presentado una propuesta de ley (Bitcoin Act 2024) para crear una reserva federal de bitcoines mediante la compra de un millón de estas criptomonedas (el 5 % de los bitcoines disponibles). Esto daría un gran impulso a la adopción institucional de las criptomonedas e implicaría un aumento en la capitalización del mercado y una mayor estabilidad en los precios.
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Fomento de la innovación en el sector cripto: Mediante la creación de entornos controlados (sandboxes) las empresas cripto podrían experimentar con nuevas tecnologías y modelos de negocio. Esto aceleraría el desarrollo de aplicaciones de blockchain y finanzas descentralizadas (DeFi).
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La memecoinmanía
Las elecciones de 2024 en Estados Unidos también han desencadenado un notable auge de las memecoins. Se trata de criptomonedas basadas en memes, que combinan cultura popular y narrativa política, y ejemplifican cómo estos activos no solo están redefiniendo el mercado cripto sino que podrían marcar el inicio de un superciclo alcista, donde innovación tecnológica y especulación financiera convergen en un ecosistema en plena expansión.
Tras la victoria de Trump y en tan solo 24 horas, la capitalización total de estas monedas creció un 3 %, alcanzando los 74 480 millones de dólares, un valor mayor que el PIB de países como Lituania o Ghana.
Según la plataforma especializada CoinMarketCap, entre las protagonistas destaca Dogecoin (DOGE), que ha incrementado su precio un 123 % tras diez días desde las elecciones, impulsada por su simbólica asociación con el Departamento de Eficiencia Gubernamental (Department of Government Efficiency, DOGE) y el papel clave que podría desempeñar Elon Musk en la administración republicana.
Pepe Coin (PEPE) ha registrado un crecimiento del 144 % en el mismo periodo, apoyado por su nueva blockchain Pepe Unchained, diseñada para ofrecer transacciones rápidas y baratas, lo que ha atraído a desarrolladores e inversores estratégicos.
Aunque con una subida más modesta, también destaca la moneda Shiba Inu (SHIB), que ha reportado un incremento relativo del 39 % en tan solo diez días, catapultada por la victoria de Trump y la propuesta de creación de un hub estratégico para la innovación y blockchain (SHIB) por parte de sus desarrolladores.
Riesgos y desafíos
La elección de Donald Trump ha tenido un impacto significativo en el mercado de criptomonedas, impulsando el precio del bitcoin a nuevos máximos históricos. Además, el auge de las memecoins destaca como un fenómeno notable, ejemplificando la convergencia entre cultura popular, narrativa política e innovación tecnológica.
La actual posición favorable de Trump hacia las criptomonedas y las expectativas de regulaciones más favorables abren nuevas perspectivas para el bitcoin, las memecoins y el mercado cripto en general. Sin embargo, es importante considerar los riesgos y desafíos asociados con este mercado en rápida evolución.
La volatilidad de los precios supone un elemento de alta preocupación para los inversores pues estas monedas son altamente especulativas y dependen del hype (la generación de expectativas exageradas en torno a un producto) en redes sociales.
Además, la posibilidad de un repunte del crimen organizado debido al uso de monedas digitales descentralizadas es otra preocupación significativa. La falta de regulación clara y estable, junto con la dependencia de figuras influyentes y la sostenibilidad a largo plazo, son desafíos adicionales.
Finalmente, la implementación de regulaciones favorables podría enfrentar obstáculos legales y políticos, complicando –aún más– el panorama para las criptomonedas.