El permiso de EEUU para utilizar misiles de largo alcance dentro de Rusia amenaza con escalar la guerra. Scholz sigue negándose a entregar Taurus a Ucrania a pesar de la decisión estadounidense
Cuando están a punto de cumplirse los 1.000 días de guerra en Ucrania, Rusia ha lanzado sendos ataques contra edificios residenciales que han dejado una veintena de muertos y más de 130 heridos.
Un misil balístico con municiones de racimo ha dañado a última hora del domingo una zona residencial en Sumy, donde han muerto 11 personas, incluidos dos niños, y 84 han resultado heridas. Seis niños se encuentran en estado crítico.
Además, diez personas han fallecido y hay 43 heridas en el puerto ucraniano de Odesa, en el Mar Negro, por otro ataque ruso con misiles este lunes. Entre los heridos hay cuatro niños, mientras que tres personas están graves.
Por otra parte, desde Rusia han llegado las primeras reacciones al anuncio de Washington de permitir a Ucrania utilizar armas fabricadas en Estados Unidos para atacar a Rusia. “La administración de Biden está tratando de escalar la situación al máximo mientras todavía tiene poder. Tengo una gran esperanza de que Trump supere esta decisión porque están arriesgando seriamente el inicio de la Tercera Guerra Mundial”, ha afirmado la legisladora rusa Maria Butina a Reuters.
Mientras, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que Washington “echa más leña al fuego” con esta decisión que supondría “una situación nueva en cuanto a la implicación de Estados Unidos en este conflicto”.
Volodímir Zelenski se ha mostrado prudente con el anuncio. En su discurso nocturno, el presidente ucraniano recordó la importancia que tendría esta medida que lleva mucho tiempo solicitando, sin querer confirmarla. “Los bombardeos no se llevan a cabo con ayuda de las palabras. Cosas como esta no se anuncian. Los misiles hablarán por sí solos”, ha remarcado.