Si se desencadena un terremoto mientras se encuentra dentro de un supermercado en el momento en que se desencadena un terremoto, es importante mantener la calma y colocarse en un lugar seguro, que puede ser debajo de un elemento firme o, si no es posible, junto a él. Además, se debe buscar si hay sitios de protección sísmica marcados dentro del recinto. Asimismo, se recomienda alejarse de las góndolas para evitar ser golpeado por cualquier objeto que caiga de ellas. Si se corta la luz, se deben usar linternas para iluminar: velas, fósforos o encendedores pueden provocar explosiones en caso de fuga de gas.
Todos estos términos son sinónimos. De todos modos, se utiliza el término “sismo” cuando se hace referencia a cualquier movimiento de la corteza terrestre, sin importar su intensidad o las consecuencias que provocó. En tanto, el uso de “temblor” o “terremoto” sí se diferencia por estas características. Temblor es utilizado cuando el movimiento provocado por el sismo es leve y no ocasiona daños. Mientras tanto, el terremoto tiene una magnitud mayor, hasta el punto de causar víctimas o destrucción severa en las edificaciones.
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
Un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra causado por la liberación repentina de energía dentro de la misma. La causa más común de este fenómeno natural es el movimiento de las placas tectónicas, por lo que es común en zonas de fallas porque estas chocan o se deslizan entre sí. Esta fricción genera una tensión inmensa entre las placas que al liberarse produce vibraciones masivas, llamadas ondas sísmicas. Estas se trasladan a través de la roca y hacia la superficie.
Si se desencadena un terremoto mientras se encuentra dentro de un supermercado en el momento en que se desencadena un terremoto, es importante mantener la calma y colocarse en un lugar seguro, que puede ser debajo de un elemento firme o, si no es posible, junto a él. Además, se debe buscar si hay sitios de protección sísmica marcados dentro del recinto. Asimismo, se recomienda alejarse de las góndolas para evitar ser golpeado por cualquier objeto que caiga de ellas. Si se corta la luz, se deben usar linternas para iluminar: velas, fósforos o encendedores pueden provocar explosiones en caso de fuga de gas.
El sismo más fuerte de la historia registrado fue el 22 de mayo de 1960. El evento ocurrió en Valdivia, Chile y alcanzó una magnitud de 9,5. Fue tal la fuerza de este temblor que desencadenó erupciones volcánicas y un tsunami que arrasó ciudades a lo largo de la costa chilena y cruzó el océano Pacífico hasta Japón, Hawaii y Filipinas. Se calcula que dejó al menos 2000 víctimas fatales y dos millones de personas afectadas.
Todos estos términos son sinónimos. De todos modos, se utiliza el término “sismo” cuando se hace referencia a cualquier movimiento de la corteza terrestre, sin importar su intensidad o las consecuencias que provocó. En tanto, el uso de “temblor” o “terremoto” sí se diferencia por estas características. Temblor es utilizado cuando el movimiento provocado por el sismo es leve y no ocasiona daños. Mientras tanto, el terremoto tiene una magnitud mayor, hasta el punto de causar víctimas o destrucción severa en las edificaciones.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
Un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra causado por la liberación repentina de energía dentro de la misma. La causa más común de este fenómeno natural es el movimiento de las placas tectónicas, por lo que es común en zonas de fallas porque estas chocan o se deslizan entre sí. Esta fricción genera una tensión inmensa entre las placas que al liberarse produce vibraciones masivas, llamadas ondas sísmicas. Estas se trasladan a través de la roca y hacia la superficie.
Estados Unidos es uno de los países donde hay más riesgo de que se produzca un terremoto. La costa oeste de este país es la más propensa a sufrir sismos por su cercanía con el “cinturón de fuego” o “anillo de fuego” del Pacífico, una de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo. Sin embargo, algunos estados del centro también pueden ser afectadas por este tipo de fenómeno natural por sus zonas montañosas.
Un reciente estudio de los expertos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) subraya que casi el 75% del territorio estadounidense puede experimentar terremotos dañinos en el futuro. Washington DC, Filadelfia, Nueva York y Boston son algunos de los estados que entran en esta zona de riesgo. No obstante, los de mayor potencial en verse afectados siguen siendo California, Alaska y Hawái.
Cabe destacar que las ciudades con mayor riesgo de sufrir un terremoto son San José, Vallejo y San Diego, ubicadas en California. Eso se debe a que están cruzadas por fallas geológicas en sus territorios que pueden ocasionar ondas sísmicas.
En lo coloquial, se usa la palabra “sismo” para cualquier movimiento que se produce en la corteza terrestre. Este puede ser leve o bastante fuerte. En tanto, cuando se habla de un terremoto, quiere decir que las ondas sísmicas fueron tan intensas hasta el punto de causar daños y víctimas.
Estados Unidos es uno de los países donde hay más riesgo de que se produzca un terremoto. La costa oeste de este país es la más propensa a sufrir sismos por su cercanía con el “cinturón de fuego” o “anillo de fuego” del Pacífico, una de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo. Sin embargo, algunos estados del centro también pueden ser afectadas por este tipo de fenómeno natural por sus zonas montañosas.
Un reciente estudio de los expertos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) subraya que casi el 75% del territorio estadounidense puede experimentar terremotos dañinos en el futuro. Washington DC, Filadelfia, Nueva York y Boston son algunos de los estados que entran en esta zona de riesgo. No obstante, los de mayor potencial en verse afectados siguen siendo California, Alaska y Hawái.
Cabe destacar que las ciudades con mayor riesgo de sufrir un terremoto son San José, Vallejo y San Diego, ubicadas en California. Eso se debe a que están cruzadas por fallas geológicas en sus territorios que pueden ocasionar ondas sísmicas.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (SSN) les recomienda a quienes se encuentren dentro de un auto al momento de producirse un sismo, detenerse y salir del vehículo hacia un lugar seguro. Además, es importante mantenerse alejado de edificios, árboles y postes de luz.
Un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra causado por la liberación repentina de energía dentro de la misma. La causa más común de este fenómeno natural es el movimiento de las placas tectónicas, por lo que es común en zonas de fallas porque estas chocan o se deslizan entre sí. Esta fricción genera una tensión inmensa entre las placas que al liberarse produce vibraciones masivas, llamadas ondas sísmicas. Estas se trasladan a través de la roca y hacia la superficie.
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
Todos estos términos son sinónimos. De todos modos, se utiliza el término “sismo” cuando se hace referencia a cualquier movimiento de la corteza terrestre, sin importar su intensidad o las consecuencias que provocó. En tanto, el uso de “temblor” o “terremoto” sí se diferencia por estas características. Temblor es utilizado cuando el movimiento provocado por el sismo es leve y no ocasiona daños. Mientras tanto, el terremoto tiene una magnitud mayor, hasta el punto de causar víctimas o destrucción severa en las edificaciones.
En lo coloquial, se usa la palabra “sismo” para cualquier movimiento que se produce en la corteza terrestre. Este puede ser leve o bastante fuerte. En tanto, cuando se habla de un terremoto, quiere decir que las ondas sísmicas fueron tan intensas hasta el punto de causar daños y víctimas.
Estados Unidos es uno de los países donde hay más riesgo de que se produzca un terremoto. La costa oeste de este país es la más propensa a sufrir sismos por su cercanía con el “cinturón de fuego” o “anillo de fuego” del Pacífico, una de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo. Sin embargo, algunos estados del centro también pueden ser afectadas por este tipo de fenómeno natural por sus zonas montañosas.
Un reciente estudio de los expertos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) subraya que casi el 75% del territorio estadounidense puede experimentar terremotos dañinos en el futuro. Washington DC, Filadelfia, Nueva York y Boston son algunos de los estados que entran en esta zona de riesgo. No obstante, los de mayor potencial en verse afectados siguen siendo California, Alaska y Hawái.
Cabe destacar que las ciudades con mayor riesgo de sufrir un terremoto son San José, Vallejo y San Diego, ubicadas en California. Eso se debe a que están cruzadas por fallas geológicas en sus territorios que pueden ocasionar ondas sísmicas.
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
Estados Unidos es uno de los países donde hay más riesgo de que se produzca un terremoto. La costa oeste de este país es la más propensa a sufrir sismos por su cercanía con el “cinturón de fuego” o “anillo de fuego” del Pacífico, una de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo. Sin embargo, algunos estados del centro también pueden ser afectadas por este tipo de fenómeno natural por sus zonas montañosas.
Un reciente estudio de los expertos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) subraya que casi el 75% del territorio estadounidense puede experimentar terremotos dañinos en el futuro. Washington DC, Filadelfia, Nueva York y Boston son algunos de los estados que entran en esta zona de riesgo. No obstante, los de mayor potencial en verse afectados siguen siendo California, Alaska y Hawái.
Cabe destacar que las ciudades con mayor riesgo de sufrir un terremoto son San José, Vallejo y San Diego, ubicadas en California. Eso se debe a que están cruzadas por fallas geológicas en sus territorios que pueden ocasionar ondas sísmicas.
El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (SSN) les recomienda a quienes se encuentren dentro de un auto al momento de producirse un sismo, detenerse y salir del vehículo hacia un lugar seguro. Además, es importante mantenerse alejado de edificios, árboles y postes de luz.
En lo coloquial, se usa la palabra “sismo” para cualquier movimiento que se produce en la corteza terrestre. Este puede ser leve o bastante fuerte. En tanto, cuando se habla de un terremoto, quiere decir que las ondas sísmicas fueron tan intensas hasta el punto de causar daños y víctimas.
Un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra causado por la liberación repentina de energía dentro de la misma. La causa más común de este fenómeno natural es el movimiento de las placas tectónicas, por lo que es común en zonas de fallas porque estas chocan o se deslizan entre sí. Esta fricción genera una tensión inmensa entre las placas que al liberarse produce vibraciones masivas, llamadas ondas sísmicas. Estas se trasladan a través de la roca y hacia la superficie.
En lo coloquial, se usa la palabra “sismo” para cualquier movimiento que se produce en la corteza terrestre. Este puede ser leve o bastante fuerte. En tanto, cuando se habla de un terremoto, quiere decir que las ondas sísmicas fueron tan intensas hasta el punto de causar daños y víctimas.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (SSN) les recomienda a quienes se encuentren dentro de un auto al momento de producirse un sismo, detenerse y salir del vehículo hacia un lugar seguro. Además, es importante mantenerse alejado de edificios, árboles y postes de luz.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
Un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra causado por la liberación repentina de energía dentro de la misma. La causa más común de este fenómeno natural es el movimiento de las placas tectónicas, por lo que es común en zonas de fallas porque estas chocan o se deslizan entre sí. Esta fricción genera una tensión inmensa entre las placas que al liberarse produce vibraciones masivas, llamadas ondas sísmicas. Estas se trasladan a través de la roca y hacia la superficie.
El sismo más fuerte de la historia registrado fue el 22 de mayo de 1960. El evento ocurrió en Valdivia, Chile y alcanzó una magnitud de 9,5. Fue tal la fuerza de este temblor que desencadenó erupciones volcánicas y un tsunami que arrasó ciudades a lo largo de la costa chilena y cruzó el océano Pacífico hasta Japón, Hawaii y Filipinas. Se calcula que dejó al menos 2000 víctimas fatales y dos millones de personas afectadas.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
Los sismos más fuertes registrados en la historia de Estados Unidos son los siguientes:
La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local, se utilizó por mucho tiempo para medir justamente la magnitud de un sismo. Fue establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter y su colega Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI se reemplazó, porque originalmente había sido creada para medir temblores débiles. Al momento de calcular la magnitud de un movimiento telúrico más intenso, no puede diferenciar todos los terremotos más grandes y los interpreta como similares.
En la actualidad, su sucesora es la escala sismológica de magnitud de momento, que se introdujo por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en 1979. Esta coincide y continúa con los parámetros de la escala de Richter, pero sirve para medir la energía liberada en terremotos de magnitudes superiores a 6,9, que es el punto en que empieza a falla la anterior.
Otra forma de medir los sismos es con la escala Mercalli Modificada (MM), que tiene doce grados expresados en números romanos (I al XII). Esta permite medir su intensidad (no magnitud) y los efectos que provoca el terremoto, que dependen de las condiciones del terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia epicentral. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de la Argentina suele usarla para describir cómo el sismo afectó al terreno en que ocurrió, enfocado en las construcciones y las personas presentes allí.
El sismo más fuerte de la historia registrado fue el 22 de mayo de 1960. El evento ocurrió en Valdivia, Chile y alcanzó una magnitud de 9,5. Fue tal la fuerza de este temblor que desencadenó erupciones volcánicas y un tsunami que arrasó ciudades a lo largo de la costa chilena y cruzó el océano Pacífico hasta Japón, Hawaii y Filipinas. Se calcula que dejó al menos 2000 víctimas fatales y dos millones de personas afectadas.
En lo coloquial, se usa la palabra “sismo” para cualquier movimiento que se produce en la corteza terrestre. Este puede ser leve o bastante fuerte. En tanto, cuando se habla de un terremoto, quiere decir que las ondas sísmicas fueron tan intensas hasta el punto de causar daños y víctimas.