La confirmación del senador Marco Rubio como Secretario de Estado marcaría un cambio crucial en la diplomacia estadounidense, señalando una postura firme contra los regímenes autoritarios en todo el mundo. Conocido por su oposición inquebrantable a la opresión y su amplia experiencia en el Comité Selecto de Inteligencia del Senado y el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Rubio se convertiría en el primer cubanoamericano e hispano en liderar la política exterior de los Estados Unidos. Su profundo conocimiento del autoritarismo y su firme defensa de la democracia podrían aportar un enfoque transformador a regiones críticas, especialmente América Latina y China.
En Cuba y América Latina, los conocimientos personales y políticos de Rubio son sobresalientes. Ha sostenido consistentemente que el sufrimiento de Cuba no se deriva del embargo estadounidense, sino de su sistema comunista arraigado, con políticas y prácticas represivas heredadas de la era soviética. Durante el primer mandato de Trump, Rubio desempeñó un papel clave en la implementación de sanciones contra el régimen cubano, incluidas restricciones a empresas y ciudadanos estadounidenses que hicieran negocios con entidades controladas por los militares cubanos, así como la designación de Cuba como Estado Patrocinador del Terrorismo. De ser confirmado, Rubio probablemente ampliaría este enfoque firme, aislando aún más al régimen y consolidando la postura de Estados Unidos contra el autoritarismo.
En un momento crucial, una administración de Trump con Rubio al frente del Departamento de Estado podría llevar a cabo políticas transformadoras hacia Cuba. El liderazgo autocrático de Cuba enfrenta desafíos sin precedentes: carece de un patrocinador poderoso como la Unión Soviética o Hugo Chávez, sufre una disminución en los envíos de petróleo desde Venezuela, y enfrenta un descontento interno marcado por protestas prodemocráticas generalizadas. Con más del 89% de los cubanos viviendo en extrema pobreza y más del 91% oponiéndose al régimen, el país enfrenta una tormenta perfecta de crisis económicas, oposición política e inestabilidad social. Una administración estadounidense comprometida con ejercer la máxima presión sobre Cuba podría interrumpir aún más cualquier plan de sucesión dentro del régimen castrista y desestabilizar su control del poder.
Sin embargo, el enfoque de Rubio va más allá de Cuba y América Latina. Ha pedido un mayor apoyo de Estados Unidos a la oposición democrática de Venezuela y, de ser confirmado, probablemente instaría a continuar reconociendo a Edmundo González como líder legítimo de Venezuela, desafiando el régimen de Maduro. El enfoque de Rubio coincide con la prioridad de Trump en la disuasión en lugar del compromiso y en enfrentar las alianzas autoritarias más amplias en América Latina, donde La Habana, Caracas y Managua suelen operar con el apoyo de cárteles criminales involucrados en el tráfico de personas y otras actividades ilícitas.
La perspectiva de Rubio sobre las amenazas globales se amplía con China, a la que considera el desafío a largo plazo más significativo para los intereses de Estados Unidos. Advierte sobre las crecientes capacidades militares y tecnológicas de China y ha criticado el enfoque de la administración Biden, argumentando que el objetivo de dominación global de China representa una grave amenaza para los Estados Unidos, especialmente al expandirse en el hemisferio occidental mediante el control de infraestructuras críticas como puertos y minas. Como Secretario de Estado, Rubio probablemente abogaría por una postura más firme contra China, fortaleciendo alianzas con naciones vulnerables a la influencia china y contrarrestando activamente su avance en América Latina y más allá.
Defensor inquebrantable de la libertad en internet y la democracia, Rubio ya ha patrocinado legislación clave en apoyo a estos valores. Su proyecto de ley PATRIA Y VIDA de 2023, diseñada para eludir la censura autoritaria, podría recibir un renovado respaldo bajo una administración de Trump. Aprovechar el uso de tecnologías como Starlink para empoderar a los activistas estaría en línea con el objetivo de Rubio de promover movimientos democráticos a nivel global
Las relaciones entre Estados Unidos y Canadá también podrían cambiar con Rubio al frente del Departamento de Estado. Una administración Trump-Rubio divergiría de la política compromiso del primer ministro Justin Trudeau hacia Cuba, que los críticos argumentan ha permitido la supervivencia del régimen cubano. Si Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, ganara las próximas elecciones canadienses, Estados Unidos podría encontrar un aliado más fuerte para desafiar los regímenes autoritarios en América Latina. Poilievre, junto con otras figuras conservadoras clave de Canadá, comparte la postura firme de Rubio contra el comunismo y ha expresado su apoyo a las sanciones contra funcionarios cubanos involucrados en la represión.
Existe un potencial significativo para un esfuerzo internacional coordinado para aislar a los regímenes autoritarios, con el liderazgo de Rubio en el Departamento de Estado abriendo caminos para acciones conjuntas. La visión de Rubio de ejercer máxima presión sobre los militares y funcionarios del gobierno cubano, junto con esfuerzos diplomáticos para liberar a presos políticos, reconocer a líderes de la oposición legítimos y presionar al régimen hacia elecciones libres y democráticas, podría ganar el respaldo de aliados en Canadá y posiblemente la UE.
De ser confirmado, el nombramiento de Rubio representaría un nuevo capítulo en la política exterior de los Estados Unidos, definido por un compromiso inquebrantable para contrarrestar los regímenes autoritarios. Su enfoque—centrado en la máxima presión y la coordinación internacional—marcaría una respuesta firme al creciente autoritarismo y reafirmaría el compromiso de Estados Unidos con el apoyo a la democracia global.
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Este artículo fue publicado originalmente en The Bureau.
Michael Lima es investigador y director de Democratic Spaces, una ONG que promueve la solidaridad en Canadá con defensores de derechos humanos y la sociedad civil en Cuba. Posee una maestría en Historia de América Latina otorgada por la Universidad de Toronto.