A menos de un mes para que se celebre la Junta General de Accionistas en el Espanyol, con un Chen Yansheng a 11.000 kilómetros de distancia, es un buen momento para repasar y hacer balance del legado que deja el presidente y propietario de Rastar Group desde que se hiciera con el control de la entidad blanquiazul. Cuando Chen llegó al Espanyol en enero de 2016, realizó grandes promesas que entusiasmaron a unos aficionados deseosos de ver a la entidad dar un salto adelante a nivel de ambición. En su discurso se incluyeron los objetivos soñados por muchos pericos: la estabilidad deportiva, fortalecer deportivamente al equipo y entrar en la Liga de Campeones. Después de nueve años, el saldo que Chen deja al frente del club está muy por debajo de esas expectativas, ya que la gestión del empresario chino ha estado marcada por una serie de decisiones controvertidas que han logrado erosionar la confianza y el vínculo que tenía con la afición blanquiazul.
Dos descensos en tres años: un récord sin precedentes
Uno de los hechos más decepcionantes de la etapa Rastar han sido los dos descensos en un corto espacio de tiempo, en tres años, algo inédito en la historia de la entidad. En la temporada 2019-20, el Espanyol perdió la categoría tras una temporada nefasta, y sólo tres años después, en la 2022-23, se repitió la misma historia. Fue la primera vez en la historia del club que dos descensos se produjeron tan seguidos bajo una misma directiva, un récord negativo que habla a las claras de la falta de un proyecto deportivo estable y duradero.
Otra promesa incumplida: “No habrá obligación de traspasar jugadores”
Otro de los compromisos iniciales de Chen Yansheng fue mantener en el equipo a jugadores clave, fundamentales para construir un equipo competitivo que pudiese optar a objetivos ambiciosos, pero lo cierto es que una y otra vez el club se ha desprendido de jugadores destacados como Gerard Moreno, Joan Jordan, Marc Roca, Mario Hermoso o Raúl De Tomás. Estas constantes salidas no sólo han disgustado a la afición, sino que también afectan la competitividad del equipo y lo debilitan temporada tras temporada.
Trece entrenadores y un “baile” en la gestión deportiva
La estabilidad en el banquillo ha sido una mera ilusión durante el mandato de Chen Yansheng. Bajo su mando, el Espanyol ha tenido nada menos que 13 entrenadores, entre ellos García, Quique Sánchez Flores, Rubi, Abelardo y Diego Martínez, hasta el actual técnico Manolo González. La falta de continuidad en el banquillo refleja la incapacidad del club para establecer una identidad propia y adoptar un estilo de juego claro y reconocible. La gestión deportiva tampoco se ha estabilizado a nivel de despachos: desde la salida de Óscar Perarnau, el puesto ha cambiado de manos varias veces, pasando por Ángel Gómez, Jordi Lardin, Rufete, Domingo Catoira hasta el actual Fran Garagarza. Esta rotación constante dificulta el desarrollo de cualquier proyecto a largo plazo, condenando al club a constantes volantazos.
Sólo una presencia en competición europea
Las ambiciones europeas que Chen anunció a su llegada se hicieron realidad en la 2018-19, en la que el Espanyol se aseguró un lugar en la Europa League. Sin embargo, en lugar de consolidarse como participantes habituales en las competiciones europeas, el club ha tenido que luchar más por sobrevivir entre la élite que por un lugar de honor. El sueño de la Champions actual parece una quimera, lejana y ajena a la realidad del equipo.
A pesar de la enorme inversión, de nuevo en economía de guerra
Chen Yansheng aterrizó en el club con la vitola de salvador, y es cierto que la entidad se encontraba en una situación muy delicada. Sin embargo pasados los años y a pesar de la enorme inversión realizada, estimada por algunos en 200 millones de euros, el club malvive incapaz de generar los ingresos que necesita para sobrevivir.
La desconexión con el espanyolismo
Con todo, quizás el mayor pecado de Chen Yansheng ha sido su falta de conexión con la afición. Aunque fue recibido por los aficionados pericos literalmente con los brazos abiertos, el distanciamiento del empresario asiático del día a día del club y su falta de implicación emocional en el proyecto han provocado un total enfriamiento de esa relación con la masa social. El aficionado perico no se identifica la manera de proceder de Chen, que toma decisiones desde su país sin estar conectado del sentimiento de un club que es uno de sus grandes valores.
Definitivamente, la realidad que vive hoy el Espanyol no se corresponde en absoluto con las promesas iniciales de Chen Yansheng, y ello ha provocado que la paciencia de la afición perica se agote. A nueve años de su llegada, las promesas de estabilidad y grandeza han quedado como simples palabras vacías de contenido tras una etapa marcada por los descensos, el constante debilitamiento de la plantilla, la exasperante inestabilidad en los despachos y, sobre todo, una desconexión creciente con un espanyolismo que siente que el club que lleva en el corazón merece mucho más que una larga lista de promesas incumplidas.