El presidente de la Real, Jokin Aperribay, ha insistido en sus comparecencias estivales que la Real no había apostado por alargar el ciclo victorioso anterior con algún capítulo más, sino que se disponía a un nuevo libro. Ahora que las luces extraordinarias de la Champions se han apagado y la Real ha vuelto a la Europa League –y de terminar la Liga octava, estaría fuera de Europa el año siguiente–, adquiere especial relevancia la planificación económica que el consejo realiza con base en varios escenarios posibles.
Una planificación y unos números, que el club que mostrará a los accionistas en la junta del 10 de diciembre, que recogen la filosofía del “nuevo libro” que el presidente Aperribay ha defendido este verano a capa y espada. Un ciclo que arranca para los próximos años. Hasta tal punto que el informe de gestión lo verbaliza: “El hecho de contar con una de las plantillas más jóvenes y de mayor valor de la Liga, así como la solidez patrimonial de la entidad, dotan al club de capacidad para afrontar circunstancias desfavorables que el futuro pueda deparar”.
Casi 150 millones
En la partida de ingresos, que alcanzan los 149,5 millones, la principal caída es la que se debe a los ingresos por Competiciones, que de más de 44 millones caen a casi 23 millones. El descenso es imputable al regreso a la Europa League en lugar de la Champions, extraordinaria en todos sus senidos.
La facturación por televisión ronda los 69 millones y un año más habrá que salirse de las partidas englobadas en la cifra de negocios (competiciones, abonados y socios, TV, ingresos comerciales y publicidad) para completar la foto de la situación de la Real.
La Real estimaba en su presupuesto obtener 8,4 millones por venta de jugadores esta temporada: ya supera los 60 millones
Vender los derechos federativos de los jugadores es una actividad ordinaria en el mundo del fútbol, si bien es algo extraordinario en los documentos contables. La Real estimaba ingresar en el presupuesto 2024/2025 elaborado antes de verano, 8,4 millones de euros.
Una cifra por venta de futbolistas que con los traspasos de Robin Le Normand y Mikel Merino asciende a 64 millones de euros. La ejecución presupuestaria de las partidas de ingresos que cante el consejo en la junta de finales de 2025 puede superar los 200 millones.
Mikel Merino como nuevo jugador del Arsenal. Arsenal
La pista del mercado
El comportamiento en los mercados de fichajes pocas veces explica toda la salud financiera de una sociedad anónima deportiva, aunque puede ayudarle a coger impulso (la Real post concurso de acreedores y, sobre todo, como financiadora de la reforma de Anoeta) o todo lo contrario: que las necesidades financieras obliguen a malas ventas que descapitalicen el proyecto deportivo.
En el caso de la Real, el esfuerzo económico que ha realizado en el área deportiva llega tras casi cerrar el capítulo de la reforma –como ya hizo el Arsenal, con su reactivación deportiva tras quitarse la losa del Emirates– y después de facturar alrededor de 154 millones gracias a nombres como Alexander Isak, Willian José, Mohamed-Ali Cho, Robin Le Normand y Mikel Merino.
Alexander Isak celebrando un gol del Newcastle ante el West Ham E.P
Este escenario, amén de los 28 millones de euros en distintas líneas de crédito abiertas (sin haber tenido que echar mano de ellas) y los 13,5 millones que el club ingresará esta temporada en el marco del acuerdo del fondo CVC (en la 22/23 fueron 32,4 y en la 23/24, casi 13 millones), amortiguan el fondo de maniobra negativo con el que la Real ha cerrado los dos últimos ejercicios (el pasado 30 de junio, 28,3 millones). El superávit anunciado para a presente temporada asciende a 1,5 millones.
La compra de los derechos de Umar Sadiq, Brais Méndez, Cho, Arsen Zakharyan, Luka Sucic y Orri Óskarsson ha supuesto el desembolso de 85 millones, a los que hay que sumar operaciones de menor cuantía pero entre 5 y 10 millones, como las de Take Kubo o Sergio Gómez.
El patrimonio neto de 78 millones y los fondos propios positivos de 63 millones fotografían la salud de la entidad
Hecha la salvedad del fondo de maniobra, los números macro de la Real vuelven a brillar, con un patrimonio neto de 77,8 millones de euros y unos fondos propios positivos de 63,47 millones. Cifras que fotografían la salud de la entidad.
Varios escenarios presupuestarios
El presidente del consejo de administración, Jokin Aperribay, ha explicado en ocasiones que el área económica del club trabaja con varios posibles presupuestos. Los realiza en función de los escenarios cambiantes (desde clasificación para la Champions hasta quedar fuera de Europa).
Esta filosofía ayuda a entender el crecimiento de la partida de sueldos en casi 10 millones de la temporada 22/23 a la siguiente, con 103,6 millones; y la rápida reducción planificada para la temporada en curso: los gastos de personal se sitúan en 81,5 millones.
El propio club explica a los accionistas que los jugadores de la primera plantilla cuentan con contratos variables que dependen de las competiciones en las que participan. En la documentación que los alrededor de 14.000 accionistas tienen a su disposición desde hace una semana en la web del club, se añade que el mayor número de ingresos por la Champions permitió acometer “alguna apuesta deportiva excepcional”, en referencia a las cesiones de Kieran Tierney y André Silva.
Kieran Tierney conduce el balón en un partido en Anoeta Ruben Plaza
La clasificación continental también supuso abonar primas estipuladas en algunos fichajes y repartir un millón de euros a los clubes convenidos.
Sin vinculación con lo anterior, pero en el concepto de gastos, la Real aguarda la resolución definitiva de dos casos ya conocidos que le pueden suponer más de dos millones.
Por un lado, los 500.000 euros más intereses que reclama David Moyes, a quien la agencia tributaria británica le reclamó por una discusión entre el neto y el bruto de su contrato, y que la justicia ha repercutido en la Real en segunda instancia. Y por otro lado, los 1,4, millones que el Maldonado uruguayo reclama por la cesión de Willian José al Betis.
Más inversión: turno de la joya de la corona
Terminada la obra de Anoeta –a falta de detalles como la prometida ampliación de algunos graderíos y la cada vez más apremiante renovación de la tribuna de prensa–, la relación de la Real con la construcción no ha terminado.
Lo avisó el director de Fútbol, Roberto Olabe, el jueves en su comparecencia: Zubieta necesita un electroshock. Un proceso necesario cada cierto tiempo que en este caso, más allá de las personas, también va ligado a obras físicas.
Ejecutada la gran obra de Anoeta, la Real tenía claro que el fondo CVC al que se acogió La Liga debía ir dirigido a Zubieta. Un volumen de inversión de 37,2 millones –cerca de la mitad de Anoeta– que ningún traspaso del último ciclo deportivo, salvo el de Alexander Isak, pagaría íntegro.
El fomento del fútbol femenino, que tendrá su propio estadio para 4.000 espectadores (donde también jugará el Sanse) y su propio espacio en la zona superior próxima a Eskuzaitzeta, el edificio Izan, es uno de los pilares de una reforma que el club confía en que esté lista para el 30 de julio de 2025.
Importancia capital de Zubieta
El volumen de inversión de la Real en Zubieta no es baladí, porque la situación de la factoría realista tampoco lo es.
El club donostiarra, en la cúspide de la pirámide del fútbol guipuzcoano, acaba de renovar los convenios con los clubes asociados para los próximos cinco años y tiene referenciados un total de 21.856 jugadores jugadoras, a los que ha seguido en el último año en 2.119 partidos seguidos. Hasta 1.326 futbolistas han participado en las tecnificaciones de la Real en la temporada 2023/2024.
El modelo formativo de la Real otorga una importancia capital a la educación y a los valores de los y las futbolistas. Sirva un dato elocuente: un total de 41 jugadores y jugadoras de la estructura formativa estudian en la Universidad, bien sea en su modalidad presencial o a distancia.
Los principios generales de Zubieta no cambian: un 80% de sus integrantes procedentes de Gipuzkoa y el 20% restante, del exterior; una misión que ya abrió su radio de acción hace dos años más allá de Euskal Herria y La Rioja, y que se mantiene con una advertencia: “No se trata de captar más jugadores, sino mejor”.
Nuevos horizontes
Ese “mejor” está llevando a la Real a explorar nuevos territorios, tanto para el área deportiva como para el área comercial-social. Si hasta la fecha trabajaba en tres zonas estratégicas como Escandinavia (con el acuerdo con el ÖIS de Göteborg, en la Segunda sueca), Estados Unidos y Japón, el club donostiarra suma otra área clave: México.
El presidente del Real Sociedad, Jokin Aperribay (5i) y el director deportivo, Roberto Olabe (3d) junto con miembros de Yasuda Group durante el anuncio este jueves de la creación de un sistema de captación y formación de jóvenes futbolistas permanente en Japón y la celebración de un amistoso del primer equipo en el país asiático este año. EFE/Antonio Hermosín Antonio Hermosín
Por el momento, eso sí, la palma se la lleva el país del Sol Naciente. Por un lado, por el trabajo de consultoría deportiva que el club realista está desarrollando de la mano de Tokushima Vortis y los Summer Tour, donde se enmarca el partido de mayo contra el Tokyo Verdy, de la mano de Yasuda.
El patrocinador principal de la Real también es el aliado del club en Japón para la academia internacional que abrió sus puertas en abril de 2024, que se suma a los ocho campus que la Real ha celebrado en el país asiático.
En África, la Real tiene presencia en Ghana de la mano de African Talent Football, con un técnico enviado desde Gipuzkoa que ejerce de director de metodología de una escuela futbolística con sede en Nsawan.