Recuerda Ramón d´Andrés en el Diccionario toponímico del concejo de Gijón que en asturiano arbeyal significa “sitio poblado de guisantes (arbeyos)”. Así que los guisantes tienen su parte de protagonismo en la historia del Arbeyal como la playa más occidental de los tres grandes arenales del casco urbano gijonés. Toca dirimir si, como indica D´Andrés en el diccionario es “innecesaria” la explicación que algunos autores dan para justificar este topónimo asegurando que se llamaba así porque las piedras de la playa tenían la forma y el tamaño de los guisantes. O simplemente se llama así como lugar cerca del mar donde abundaba esa planta.
Pero si los guisantes son el plato principal de este menú playero la bebida está clara: gaseosa. Y es que los clásicos de La Calzada y Jove siguen recordándola como la playa de La Casera, por la envasadora de esa firma de bebidas que hubo en la zona hasta los años ochenta del siglo pasado. Arbeyal y Casera, guisantes y gaseosa, son ahora apelativo oficial y oficioso del arenal y el paseo estrenado con su imagen actual en mayo de 1995.
El historiador y cronista de la villa, Luis Miguel Piñera, hace referencia en su “Diccionario de El Natahoyo” a la presencia de ese arbeyal en el Plano de la Concha de Gijón, de Vicente Tofiño fechado en 1787. Allí están la playa de arroyo de “Orbeyal”. Ya viene como Arbeyal en el Plano de la Concha y Puerto de Gijón que hizo la Dirección de Hidrografía en 1867. Así que la historia del arenal es muy larga.
Una imagen de 1965 con La Casera al fondo / / COLECCIÓN VECINAL
De hecho, la actual playa se corresponde con la mitad occidental del arenal original ya que el resto del espacio fue ocupada por los astilleros. Otro dato: de allí salió grava y arena para la construcción del puerto de El Musel . Algo que, indica Ramón d´Andrés en su publicación, “junto a los vertidos industriales de la Fábrica de Sombreros o de L´Algodonera convirtió este lugar de la costa gijonesa en una charca inmunda y fétida como alguien la describió en 1918″. La cosa no fue a mejor, En la segunda mitad del siglo XX desembocaban allí colectores de La Calzada y Jove y llegaban los residuos de Astilleros Riera. Un entorno industrial que incluía esa fábrica de la Casera en cuyas grandes cristaleras se paraban a mirar como se movían las máquinas los niños y niñas de La Calzada antes de ir a jugar entre la arena y el pedrero.
Imagen actual de la playa del Arbeyal. / PABLO SOLARES
Ahora mismo El Arbeyal se mantiene como playa de barrio con vistas a El Musel, al hospital de Jove y a Armón como último enclave de construcción naval en la costa gijonesa pero, al tiempo, es un espacio básico en el crecimiento de Gijón y sus servicios con equipamientos tan singulares como las oficinas centrales de la Empresa Municipal de Aguas, el Centro Oceanográfico, la Casa del Mar, el centro de mayores o el Centro Integrado de Formación Profesional del Mar. Sin olvidar, por supuesto, el Santa Olaya. Mucho más que un club de natación. Un símbolo deportivo y social, que prepara ahora mismo un nuevo capítulo de su historia con un proyecto de ampliación que ayudará a renovar la imagen del entorno de la playa del Arbeyal, como ya lo hacen los nuevos bloques de viviendas en construcción en el ámbito.
