Donald Trump vuelve a la Casa Blanca con una larga lista de promesas que cumplir en materia migratoria: realizar la mayor deportación de la historia, acabar con los programas de DACA y parole, cerrar la frontera sur con México… Y parece que tiene toda la intención de llevarlas a cabo. Para ello, ha nombrado una trifecta de fieles halcones en contra de la inmigración a tres puestos claves: Stephen Miller, como jefe adjunto de Gabinete de la Casa Blanca; Tom Homan, como “zar de la frontera”; y Kristi Noem, como secretaria de Seguridad Nacional. Juntos, estarán a cargo de hacer realidad sus políticas migratorias más radicales.
Esto es lo cada uno podría aportar al próximo Gobierno de Trump, en línea con lo que han indicado tanto en los meses previos a la victoria del republicano como en entrevistas posteriores a sus nombramientos, junto con el papel que jugaron durante su primer mandato.
Stephen Miller: la mente pensante tras las políticas migratorias de Trump
El próximo jefe adjunto de Gabinete de la Casa Blanca estará encargado de supervisar las políticas de la Administración Trump, especialmente en lo que respecta a la inmigración. Tendrá un rol de arquitecto en el que se asegurará de que las medidas del presidente electo no solo sean factibles, sino que perduren a pesar de los numerosos desafíos legales y demandas que surgirán en su contra. Será un papel similar al que ya desempeñó durante el primer mandato del republicano, cuando fue el rostro público de los planes más radicales de Trump sobre inmigración, como la separación de miles de familias en la frontera en 2018.
Su nombramiento no requiere ser confirmado por el Senado, por lo que podrá ponerse manos a la obra de manera inmediata. De hecho, ya lo está haciendo: ha participado en las primeras reuniones de planificación de la transición de Trump desde su victoria electoral. Y ya antes de que el republicano se asegurara el retorno a la presidencia, Miller formó parte de su equipo más cercano durante la campaña como asesor e incluso redactor de sus discursos.
Aunque Trump no especificó durante su campaña cómo cumpliría con su promesa de llevar a cabo la mayor deportación de la historia de Estados Unidos, Miller sí lleva años trabajando planes detallados para hacerlo. En una entrevista concedida el año pasado a The New York Times, esbozó esta y otras políticas migratorias del republicano. Para la gran deportación de millones de inmigrantes irregulares, aseguró que se realizarían redadas masivas en lugares de trabajo y espacios públicos con la meta de detener la mayor cantidad de personas a la vez. Tal operación contaría con la participación de todas las fuerzas del orden federales y estatales, incluida la Guardia Nacional y agentes de la policía local. Una vez detenidos, continuaba Miller, los inmigrantes serán retenidos en “vastas instalaciones” que funcionarán como “centros de parada” para los inmigrantes mientras sus casos avanzan y esperan a ser trasladados a otros países.
Más allá de las detenciones y deportaciones, Miller también aseguraba en la entrevista que Trump volvería a intentar acabar con DACA (la política de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), puesto que la mayoría del Tribunal Supremo que bloqueó su último intento ya no existe. Además, el presidente electo recuperará algunas de las políticas que ya implementó hace cuatro años: buscará restablecer el llamado Quédate en México, un acuerdo con el país vecino para que los solicitantes de asilo permanezcan allí mientras se tramitan sus solicitudes en Estados Unidos, e impulsará la reactivación de los acuerdos de “tercer país seguro” con varias naciones latinoamericanas. Bajo este tipo de acuerdo, las naciones firmantes aceptan acoger a solicitantes de asilo procedentes de otros países y les permiten solicitar asilo allí.
También invocará la ley de poderes de emergencia de salud pública conocida como Título 42 para negarse a aceptar peticiones de asilo, como ya hizo durante la pandemia del coronavirus. Esta vez, el republicano citará “cepas graves de la gripe, la tuberculosis, la sarna, otras enfermedades respiratorias como el VRS y así sucesivamente” para invocar la ley, explicaba Miller. “O simplemente una cuestión general de que la migración masiva es una amenaza para la salud pública y transmite diversas enfermedades contagiosas”, añadía. “El punto es que el presidente Trump hará lo que sea necesario”, resumía Miller. “Trump desatará el vasto arsenal de poderes federales para aplicar la represión migratoria más espectacular”.
Tom Homan: una “operación humanitaria” con deportaciones a familias enteras
Si bien Miller será el arquitecto, Homan será el ejecutor. El próximo “zar de la frontera” —puesto que tampoco requiere confirmación del Senado— es también otro fiel halcón contra la inmigración. Durante la primera presidencia de Trump, Homan estuvo al frente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) e impulsó de la política de separación de niños de sus familiares en la frontera. Ahora, vuelve a la carga como máximo responsable de “todas las deportaciones de extranjeros ilegales”, según indicó el propio Trump al anunciar su nombramiento.
¿Cómo lo hará? Sus planes parecen contradecirse. Por un lado, antes de su nombramiento, Homan colaboró en el llamado Proyecto 2025, el programa de los conservadores para el próximo presidente republicano, del que Trump se distanció durante su campaña. El documento detalla que las deportaciones masivas deben incluir redadas en hogares, lugares de trabajo, colegios, hospitales, iglesias y tribunales. Se menciona la eliminación del debido proceso y maneras para convertir en migrantes ilegales a miles personas que se encuentran en el país con permisos legales, entre otros planes.
Sin embargo, Homan ahora insiste en que la expulsión masiva “será una operación humanitaria”, como aseguró recientemente a la cadena Fox News. Sus planes, según ha adelantado, incluirán “detenciones selectivas”. “No va a ser un barrido masivo de vecindarios. No va a ser construir campos de concentración”, indicó a CBS News. “Serán detenciones selectivas. Sabremos a quién vamos a arrestar, dónde es más probable que los encontremos, basándonos en numerosos procesos de investigación”, añadió.
En aquella entrevista, emitida antes de las elecciones, Homan expresaba que las deportaciones se centrarían en personas con condenas penales previas o implicadas en redes delictivas. No obstante, cuando se le preguntaba acerca de si hay forma de acometer deportaciones masivas sin separar a familias, indicó: “Por supuesto que la hay. Las familias pueden ser deportadas juntas”.
Kristi Noem: “Mi mensaje a los inmigrantes ilegales: llámenme cuando sean estadounidenses”
El nombramiento de Noem es el único de esta trifecta que tendrá que ser aprobado por el Senado, un proceso que puede conllevar retrasos pero que esta vez no deberá de ser el caso, ya que los republicanos tienen una mayoría en la Cámara alta. La próxima secretaria de Seguridad Nacional llega a su nuevo puesto habiendo respaldado las políticas migratorias de Trump durante la campaña y durante su primer mandato. Ahora, asume la responsabilidad de gestionar la frontera sur del país, una labor en la que colaborará estrechamente con Miller y Homan.
Durante su tiempo como gobernadora de Dakota del Sur desde 2019, Noem ha defendido a sus colegas gobernadores republicanos en sus esfuerzos por reprimir a los inmigrantes en sus respectivos Estados. En especial, se ha alineado con Greg Abbott, de Texas, en su cruzada por cerrar la frontera del Estado sureño y transportar a miles de inmigrantes a ciudades controladas por los demócratas. Algo que Trump destacó al anunciar su nombramiento: “Fue la primera gobernadora en enviar soldados de la Guardia Nacional para ayudar a Texas a combatir la crisis migratoria de Biden, y lo hizo hasta en ocho ocasiones”.
Al presidente electo se le olvidaba mencionar que Noem se ofreció a llevar personalmente más alambre de púas a su homólogo de Texas para frenar lo que llamaba “una invasión”. Además, la republicana se negó a acoger inmigrantes en su Estado en 2021, cuando la Administración Biden-Harris se esforzaba por gestionar una creciente afluencia de menores no acompañados en la frontera sur. En aquel momento, publicó en X: “Dakota del Sur no acogerá a ningún inmigrante ilegal que la Administración Biden quiera reubicar. Mi mensaje a los inmigrantes ilegales: llámenme cuando sean estadounidenses”.
Además, durante su tiempo en el Congreso como representante en la Cámara baja, apoyó la polémica medida de Trump que en 2017 prohibió la llegada de inmigrantes procedentes de siete países de mayoría musulmana. Al igual que Trump, Noem los llamaba a todos terroristas.