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A principios de esta semana, el huracán Milton tomó tanta fuerza en el Golfo de México que, rápidamente, se convirtió en uno de categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson. Tras dejar vientos destructivos en la península de Yucatán, en México, y antes de tocar tierra en Florida, nadie duda de que se trata de un evento extremo que puede generar daños devastadores en un Estado que aún no se ha recuperado de la tormenta anterior. “El huracán Milton supone un riesgo extremadamente grave para Florida”, ha advertido el Centro Nacional de Huracanes (NHC por sus siglas en inglés). “Si te quedas, te vas a morir”, ha espetado Jane Castor, la alcaldesa de Tampa, la ciudad donde se prevé que más impacte el ciclón, al instar a los ciudadanos a evacuar sus casas.
No es la primera vez que las personas de esta región escuchan este aviso en las últimas dos semanas. El 26 de septiembre, el huracán Helene tocó tierra también en Florida, como categoría 4, y se adentró hacia el continente con lluvias torrenciales en Georgia, el oeste de las Carolinas, el este de Tennessee y el Sur de Virginia. El doloroso resultado fueron 227 muertos – convirtiéndose en el segundo huracán más mortal para Estados Unidos, solo por debajo de Katrina en 2005 -, dos millones de personas sin electricidad y daños que no se han alcanzado a reparar cuando Milton ya está en camino.
“Se trató de un evento tan masivo que inundó casi todo en su camino hasta Ohio, no solo la costa”, recordó Bernadette Woods Placky, meteoróloga jefa Climate Central de Estados Unidos, durante una rueda de prensa de World Weather Attribution, una organización de científicos que, una vez más, buscó responder lo más pronto posible cuál es el rol que juega el cambio climático en un evento extremo como el huracán Helene.
A nivel general, los científicos ya han advertido que el cambio climático generado por las actividades humanas está haciendo a los huracanes más destructivos. Pero lo que hizo este estudio – que, aunque no ha sido revisado por pares científicos, sí usó metodologías que lo han hecho – es ver cómo se ha dado esta relación, con números en las manos, para el caso de Helen. Por culpa del cambio climático, aseguran, hoy es 2,5 veces más probable que se dé un huracán así de intenso en la región si se compara con la era preindustrial. En otras palabras, si antes se esperaba que un huracán así de extremo ocurriera una vez cada 130 años, ahora la probabilidad es de uno cada 53 años.
Entender cómo cambia la dinámica de los huracanes ante el calentamiento global implica amarrar varias piezas. Por esto, según explicó Ben Clarke, investigador del Gratham Institute del Imperial Collegue London (Reino Unido), el equipo analizó índices y modelos para tres factores: los patrones de lluvia, el viento y la temperatura superficial del océano, último aspecto que es clave en darles gasolina a los huracanes. Los datos, además, los analizaron tanto para lo que ocurrió en la costa – con intensas lluvias que duraron dos días -, como para la parte continental, donde las fuertes precipitaciones se prolongaron hasta a tres días.
“En ambas regiones, las precipitaciones fueron aproximadamente un 10% más intensas debido al cambio climático”, dice la investigación, aclarando que, para los dos días de lluvia en la costa, la cifra es de 40% y para los tres del continente sube a 70%. “Y si el mundo sigue quemando combustibles fósiles, provocando un calentamiento global de 2 °C por encima de los niveles preindustriales, las precipitaciones devastadoras en ambas regiones serán entre un 15% y un 25% más probables”.
Sobre los vientos de Helene, WWA también encontró que el cambio climático hizo que fueran 11% más intensos, y que el aumento de la temperatura superficial oceánica del Golfo de México, que justo estaba por encima del promedio cuando Helene pasó por allí, fue entre 200 a 500 veces más probable. A este cóctel climático se sumó, además, la inusual trayectoria de que hizo Helen, llegando más allá de la costa, por la ruta hacía Ohio, donde no existe una adaptación a los huracanes como sí sucede en Florida.
“La mayoría de las muertes se produjeron tierra adentro, en el terreno montañoso donde problemas como la falta de servicios de telefonía móvil e Internet, la escasa experiencia con huracanes y una infraestructura de evacuación más limitada han sido denunciados en los medios de comunicación”, señala el estudio.
Sí. El cambio climático está transmutando la dinámica de los huracanes. No solo es sobre Helen, sino también sobre Milton y los próximos que vendrán. Un análisis realizado por Climate Central también encontró que las altas temperaturas oceánicas de las que se alimenta Milton han sido entre 400 y 800 veces más probables por el cambio climático.
Al ver las imágenes de su progreso y mientras describía la trayectoria de Milton en televisión en vivo, al meteorólogo puertorriqueño John Morales, se le quebró la voz. “Me disculpo, esto es…horrible”, dijo. Él sabe lo que tiene ante sus ojos. Lo impredecible que se está convirtiendo el clima. Tras años de estudiar y ver estos fenómenos, intuye que las temporadas de huracanes en el Atlántico serán cada vez más difíciles.