A la espera de obtener nuevos detalles sobre cómo afectará a la movilidad la reforma del Coso y de la plaza de San Miguel, el proyecto contempla ya que se habilite un carril-bus desde la ribera del Ebro al Coso Bajo, para aminorar el impacto de las obras, que tendrán una afección directa en once líneas de autobús de la ciudad (21, 22, 28, 29, 30, 35, 38, 39, 40, N1 y N5). Y no será por un tiempo limitado. Los trabajos, que se desarrollarán en 2026 y 2027, durarán un año y medio.
La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha indicado que hay dos carriles uno, uno en cada sentido, para el transporte público. “En las prioridades de movilidad en la ciudad, primero están los peatones y luego el transporte público porque es el más eficiente y el que más pasajeros mueve”, ha dicho. Movilidad trabaja en diseñar la movilidad, se va a hablar con los vecinos, pero “aún no hay foto fija”.
Poco espacio para un tranvía
Por el Coso circuló, desde finales del siglo XIX, la línea de tranvía Bajo Aragón, la primera que hubo en la ciudad. Se inauguró el 19 de octubre de 1885, y era de tracción animal, tirada por mulas, hasta que se llevó a cabo la electrificación. El último viaje se realizó el 10 de octubre de 1975. Con el trazado que figura en el proyecto de reforma del Coso y de la plaza del San Miguel, con un carril de circulación en cada sentido, un carril-bici y amplísimas aceras, no parece que haya espacio suficiente si se decide retomar el proyecto de tranvía Este-Oeste hacia San José y Las Fuentes, conectándolo con el actual trazado de la línea Norte-Sur.
Más allá de las reforma del Coso, que sí ha experimentado algún lavado de cara en los últimos años, hay curiosidad por saber cómo quedará la plaza San Miguel, un intercambiador de autobuses en el que no se ha actuado en los últimos años. Por el momento, solo se conoce una recreación.
La idea de renovar la plaza de San Miguel surgió después de tomar la decisión de reformar el Coso. Al tener que cortar al tráfico total o parcialmente esta arteria de la ciudad, se decidió actuar también en ella.
Cuando finalicen las obras, en la plaza se eliminarán las tradicionales isletas, se desplazará la calzada y se incorporarán zonas verdes. Se creará, además, una plataforma única desde el frontal de la iglesia a la calle de San Miguel, que se reformó hace un año y medio.
¿Qué ocurrirá con los restos arqueológicos?
Los restos arqueológicos del Coso ya pasaron por la Comisión de Patrimonio y se vio que había pequeños restos pero no existía ningún problema para llevar a cabo las obras. En el caso de la plaza de San Miguel, Chueca ha explicado que están pendientes, aún, del informe de Patrimonio. “Es verdad que debajo de la plaza San Miguel estaba el antiguo cementerio medieval y se espera que haya algún resto de esa época”, ha recordado. A pesar de ello, en el Ayuntamiento esperan que “se respeten los trabajos que nos pidan los arqueólogos, por eso el plazo es mayor, pero que no impidan que la obra se pueda realizar por el valor patrimonial que puedan requerir”.
La reforma de la plaza de San Miguel permitirá enlazar el eje que nacerá en la plaza de Aragón y discurrirá por el paseo de la Independencia y el Coso, hasta llegar a la “nueva ribera del Huerva”, ha explicado la alcaldesa. “Va a ser una transformación importante de Zaragoza tal y como la conocemos”, ha indicado la alcaldesa.