Susie Wiles, la directora de la campaña que ha llevado a Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca y futura jefa de Gabinete del magnate republicano, le ha aconsejado al presidente electo de los Estados Unidos que los primeros movimientos, centrados en restablecer las órdenes de su primer mandato anuladas por Joe Biden, deben ser rápidos, aunque según el New York Times no ha podido especificar cuáles serán las que tengan prioridad para un Gabinete que se está diseñando a la medida del proyecto MAGA.
Joe Biden, en un discurso pronunciado el pasado jueves desde la Casa Blanca, garantizó una “transición pacífica y ordenada” hacia la Administración Trump, que culminará en la toma de posesión del cargo a comienzos de 2025, concretamente, el día 20 de enero. Un día al que el magnate republicano quiere llegar con un equipo de consejeros que ayuden a hacer realidad las políticas de ultraderecha y todas las promesas que hizo en campaña: deportación masiva de emigrantes ilegales; la aprobación de medidas fiscales y la subida de aranceles; reducir las regulaciones medioambientales; indultar a ciertos manifestantes que participaron en el asalto al Congreso del 6 de enero o poner fin a la guerra en Ucrania.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido confiar la diplomacia estadounidense a Marco Rubio, una figura clave en el ala más dura del Partido Republicano. El senador por Florida, de origen cubano, es conocido por su postura inquebrantable frente a regímenes autoritarios en América Latina y su dureza hacia China y otros rivales geopolíticos de Estados Unidos. La selección de Rubio subraya un claro mensaje: el nuevo gobierno busca reafirmar su enfoque de “América primero” a través de una política exterior agresiva y con especial atención a América Latina.
Rubio, de 53 años, no ha sido ajeno a la órbita de Trump. Ya en las elecciones presidenciales, su nombre sonó como potencial candidato a la vicepresidencia, aunque finalmente el puesto recayó en JD Vance. Trump ha optado ahora por Rubio para liderar la diplomacia estadounidense, lo cual podría consolidar una posición firme hacia países como Venezuela, Nicaragua y Cuba, al tiempo que refuerza una postura crítica frente a China. Como uno de los principales críticos de Pekín en el Senado, Rubio presionó para que el Departamento del Tesoro revisara la seguridad nacional en relación con la compra de TikTok, lo cual derivó en una orden de desinversión de la popular aplicación.
Además, Rubio ha dejado clara su opinión sobre el conflicto en Ucrania, al sugerir que la única vía para resolver la guerra podría ser a través de un acuerdo negociado. Aunque ha votado en contra de recientes paquetes de ayuda militar a Ucrania, su posición dista de la completa retirada aislacionista. Esto refleja una postura que, si bien busca proteger los intereses estadounidenses, también evalúa las limitaciones de intervención directa. Su designación indica un cambio importante en la política exterior republicana, inclinada a moderar la participación militar en Europa y centrar la atención en amenazas más cercanas, como el crecimiento de la influencia china en América Latina.
El liderazgo de Rubio también podría tener un impacto notable en las relaciones de EE.UU. con los países de habla hispana, en especial por su dominio del español y sus raíces cubanas. Rubio simboliza un puente clave con América Latina, y su cercanía a la región podría llevar a una mayor atención hacia las relaciones diplomáticas con los países vecinos. Mauricio Claver-Carone, exasesor de Trump para América Latina, calificó su nombramiento como un “momento histórico” para la región, afirmando que Rubio podría dar a América Latina un protagonismo sin precedentes en la agenda estadounidense.
El resto del equipo MAGA
Junto a Rubio, Trump ha perfilado un equipo de gobierno marcado por nombres leales y con agendas alineadas al proyecto MAGA. Entre los nuevos nombramientos destacan Elise Stefanik, a quien Trump ha ofrecido el cargo de embajadora ante la ONU; Tom Homan, como ‘zar de la frontera’; y Stephen Miller, quien asumirá el rol de subdirector de política en la Casa Blanca.
Elise Stefanik, congresista del estado de Nueva York y defensora de la causa israelí, encabezará la misión diplomática de Estados Unidos en Naciones Unidas. Stefanik, con apenas 40 años, representa la línea dura de la política exterior de Trump y llevará el lema de “América primero” a la sede de la ONU, en consonancia con la postura del presidente electo de priorizar los intereses estadounidenses en los foros multilaterales.
Tom Homan, por su parte, será el encargado de la política migratoria al ser designado ‘zar de la frontera’. Conocido por su férrea defensa de la “tolerancia cero” durante la primera administración de Trump, Homan se encargará de fortalecer el control fronterizo, una de las piedras angulares de la campaña de Trump. Su experiencia en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) apunta a un endurecimiento de las políticas migratorias.
Stephen Miller, el arquitecto de las políticas migratorias de Trump durante su primer mandato, se unirá al equipo como subdirector de política en la Casa Blanca, un puesto que podría otorgarle aún mayor influencia en este segundo periodo. Miller, de 39 años, ha sido uno de los estrategas más destacados en las iniciativas de deportación y control fronterizo, y su retorno apunta a una continuidad en las políticas de restricción migratoria.
En el ámbito de la seguridad nacional, Mike Waltz, congresista republicano, ha sido propuesto como asesor de seguridad nacional. En un contexto de conflictos geopolíticos como los de Ucrania y Oriente Medio, Waltz será fundamental en la toma de decisiones estratégicas de alto riesgo. Su experiencia en defensa le convierte en un apoyo clave para el presidente electo en la protección de los intereses de EE.UU. en el extranjero.
Finalmente, Trump ha ofrecido el cargo de director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) a Lee Zeldin, abogado y aliado político que ocupó escaños en el Congreso y aspiró a la gobernación de Nueva York. La inclusión de Zeldin en el Gabinete subraya el enfoque de la administración hacia una regulación medioambiental menos restrictiva y más alineada con las prioridades económicas.
Con estos nombramientos, Donald Trump prepara un equipo de gobierno que marca un rumbo claro hacia sus objetivos de control migratorio, priorización de intereses nacionales y una política exterior combativa, especialmente con Marco Rubio a la cabeza del Departamento de Estado. En este segundo mandato, el proyecto MAGA promete una administración firme y de línea dura, orientada a consolidar la influencia de EE.UU. bajo el lema “América primero”.