En un mundo que avanza a gran velocidad y donde las preocupaciones diarias parecen no tener fin, encontrar momentos para detenerse y buscar a Dios puede parecer un lujo.
Sin embargo, este es precisamente el llamado que resuena en el corazón de cada creyente: ahora, más que nunca, es el tiempo de acercarse a Dios, de renovar nuestra fe y reconectar con el propósito eterno que Él tiene para cada uno de nosotros.
La Biblia nos recuerda la importancia de buscar a Dios en cada momento, especialmente cuando necesitamos paz y guía. En Isaías 55:6, leemos: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” Este versículo nos invita a no postergar nuestra relación con Dios, porque su presencia y amor están disponibles para nosotros aquí y ahora.
A veces, las dificultades de la vida pueden llevarnos a sentirnos solos o perdidos. Pero en esos momentos, acercarnos a Dios nos permite experimentar su amor y su paz.
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Jesús mismo nos promete que, al buscarlo, encontraremos descanso para nuestras almas. Mateo 11:28 dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” No importa cuán grande sea nuestra carga, Jesús nos extiende una invitación amorosa a estar cerca de Él, a descargar nuestras preocupaciones y encontrar en Él un refugio seguro.
Tomarnos el tiempo para estar con Dios nos ayuda a recordar quiénes somos y cuál es nuestro propósito. Nos fortalece, nos llena de esperanza y nos guía en cada paso que damos.
Dios nos ofrece una paz que sobrepasa todo entendimiento, una paz que sólo podemos experimentar al estar cerca de Él, al confiarle nuestras vidas y al permitirle guiarnos con su sabiduría.
Este es el momento para hacer una pausa, para silenciar el ruido y escuchar a Dios. Aprovechar este tiempo significa tener la valentía de volver nuestro corazón hacia Él y permitirle que transforme nuestras vidas, que nos llene de amor y de propósito.