La preservación del medio ambiente en las zonas más silvestres es muy importante, no solo para una mejor preservación de los recursos naturales, sino de una mejor calidad de vida. DEF dialogó con el biólogo detrás del proyecto de las reservas naturales y urbanas de la ciudad de San Carlos de Bariloche, Daniel Aldo Gómez, en el marco de una cobertura especial en la zona.
Actualmente, existen dos proyectos y están en vistas de incorporar más. Sin embargo, son complejos de mantener al tratarse de reservas ubicadas dentro de barrios y dependen mucho de la buena voluntad de los vecinos.
El biólogo de la Universidad de Buenos Aires definió a las reservas naturales urbanas como áreas silvestres dentro de zonas urbanas que tienen una categoría de reserva. Es decir, se diferencian de las municipales en donde no hay nadie viviendo dentro e indican que se encuentran alrededor de la vida urbana, como lo puede ser la reserva de Costanera Sur en Buenos Aires. En este caso, los barrios se encuentran en el Bosque Andino Patagónico, en medio de hogares.
Medio ambiente: el rol de las reservas naturales urbanas en la ciudad
-¿Cuántas reservas naturales urbanas hay en Bariloche?
-Hay dos: la reserva natural urbana Laguna El Trébol, y el Lago Morenito Laguna Ezquerra, ambas ubicadas en el oeste de la ciudad, donde todavía se preserva la mayor parte del ambiente silvestre. El bosque es preexistente a la ciudad y es un privilegio que pocas áreas mantienen.
-¿Cómo surgió este proyecto medioambiental?
-Todo surge por iniciativa de los vecinos, quienes tuvieron el interés de preservar el ambiente silvestre. Principalmente, para mantener la calidad paisajística, de vida y del agua, al estar rodeadas de humedales. Fui convocado para ser el referente técnico ambiental de las reservas naturales urbanas. Entonces, armé los planes de conservación a partir de la Ley de Bosques, en donde también había unos fondos para hacer estos estudios, relevamientos con bosques de importancia ecológica. Para estas dos reservas nos dieron unos muy magros fondos para hacer cartelería de precaución y un relevamiento de flora y fauna.
-¿Qué rol tiene el Estado en el mantenimiento de estas reservas?
-Las reservas naturales urbanas fueron creadas por ordenanza municipal. Es decir, hay un instrumento legal de creación que establece ciertas pautas. Por ejemplo, no se pueden hacer talas de árboles indiscriminadas sin permiso de la Dirección de Bosques, que responde al Servicio Forestal Andino de la Patagonia. Lo mismo ocurre con las grandes obras que requieren grandes infraestructuras. La idea es que el municipio se encargue de coordinar todas las acciones urbanísticas para que tengan el menor impacto ambiental posible, manteniendo la calidad paisajística.
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-Respecto a la calidad del agua, ¿cómo se mantiene?
-En su gran mayoría, los vecinos tienen agua que llega directo de los lagos, no tienen agua de red. Principalmente por el Lago Morenito o la Laguna del Trébol. Para ello, se hacen lechos nitrificantes, también conocidos como terrenos de infiltración, que en algunos casos están bien hechos y en otros no. Muchas veces depende también de los fondos del propietario y de las ganas que tenga de hacer las tareas de mantenimiento como corresponde. Para que funcione adecuadamente, tiene que estar armado lejos del cuerpo de agua. De lo contrario, se producen infiltraciones de efluentes cloacales y contaminan el agua de los humedales.
A partir de esto, no se hacen las inspecciones y, por ende, no se clausuran. No hay una exigencia en donde se pide que se hagan bien los tratamientos y sistemas. Suelen ser propiedades muy antiguas, a veces de la década del ´60.
Los presencia de los grandes complejos en las reservas
-¿Qué otros elementos hay que tener en cuenta para mantener bien esta área silvestre en las reservas urbanas?
-En general, se tiene buena relación con los vecinos, pero el problema actual es que vienen grandes emprendimientos de estudios de arquitectura de Buenos Aires. Entonces, quieren instalar un hotel a orilla del lago, un restaurante o un complejo de cabañas de lujo.
-¿No se pueden adecuar a la reserva urbana?
-Una de las adecuaciones sería bajar a la mitad la cantidad de cabañas y la cantidad de metros cuadrados. También implica que van a quitar agua del lago para utilizar en su obra y después un complejo de esas características tiene menos árboles y más cabañas. Lo ideal sería que el municipio promueva emprendimientos de bajo impacto ambiental, con su propio sistema de purificación de aguas y su propia energía. Podría pensarse en un beneficio fiscal para este tipo de emprendimientos, así se fomenta más.
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-Y el cuidado ambiental de los árboles o de la preservación del ambiente. ¿Cómo se llevan el día a día?
-Es complicado porque son todas propiedades privadas. Es la diferencia de una reserva natural urbana que está en un terreno provincial o municipal, donde hay un guardaparque que controle. En este caso, son los propios vecinos los que se “autocontrolan”. Tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, nadie pierde la titularidad de la tierra, no pasa a ser terreno de la provincia o la nación. Pero el resto, queda en la buena voluntad de la gente.
Desde mi lado, siempre intenté dar cursos de compostaje, observación de aves, jardinería amigable para la fauna silvestre. Pero al no haber una obligación legal, hay una gran parte que toma consciencia, pero otra gran parte que no. Por ejemplo, hay gente que le gusta el césped y corta todos los árboles nativos para poner césped en la orilla del lago.
-¿A qué especies afecta principalmente?
-A una especie de nutria de los lagos, llamada huillín. Está en peligro de extinción y es el logo y emblema del parque nacional. Vivía en esta zona, el Lago Morenito y desapareció precisamente por la urbanización de las costas. El animal necesita costas con vegetación, con arrayanes, con árboles nativos. Pero la gente tala esta flora porque quiere césped, quiere que no se raye su lancha, quiere ver el lago desde su casa. Esto implica una modificación absoluta del ambiente. En ecología, así se denomina un desierto verde.
La acción de las autoridades en el cuidado ambiental
-¿Las autoridades gubernamentales no pueden impedir esto?
-Sí, existe un ente provincial que debería proteger los bosques, el Servicio Forestal Andino. Pero no lo hace. Ellos están obligados a autorizar las obras que pasen por el municipio. Entonces, al final, el municipio autoriza la obra que implica cortar 200 árboles y, por consecuencia, el Servicio Forestal Andino firma automáticamente por directiva provincial. Antes, cuando fui asesor técnico de la provincia, se analizaba obra por obra, veíamos el terreno. Es decir, no estoy diciendo que no se deberían hacer las casas, sino que deberían pensarse con el menor impacto ambiental posible. En Bariloche, deberíamos ser los primeros protectores del ambiente, porque vivimos del turismo y la gente viene por el bosque, lo silvestre y el lago. También había fondos de la Ley de Bosques, pero eso se cortó.
-¿Hay alguna charla en vistas para que esos fondos vuelvan?
-Desconozco porque eso se debería hacer a nivel nacional. Porque es una ley del Congreso, estaría bueno incentivar a las ONG que están en Buenos Aires: Farn, la Fundación Ambiente de Usos Naturales, son excelentes en ese sentido. Tienen un equipo de abogados ambientalistas y ellos impulsaron mucho la Ley de Humedales. Pero no sé qué pasó con los fondos, ni en donde se estarán usando, porque la ley está vigente y el impuesto está. La Ley de Bosques está muy bien pensada porque hay todo un sistema de compensación para los propietarios, a los cuales no se les permite cortar el bosque nativo. Esos fondos deberían utilizarse también para lo que fueron pensados; preservar los bosques e incentivar a que lo haga la gente.
-¿Está en vista armar este proyecto en otros ambientes que se busquen preservar?
-Sí. Había un proyecto de una reserva urbana que se llamaba Las Cartas, en un lugar cercano a Colonia Suiza, pero se frenó por intereses locales empresariales. Se trata de un proyecto en donde quieren construir viviendas de lujo. De hecho, esa zona tiene un gran humedal y ya se está llenando de casas de estilo.
