- Autor, Ángel Bermúdez
- Título del autor, Redacción BBC News Mundo
Cuando Hugo Chávez designó como sucesor a Nicolás Maduro poco antes de morir, algunos dudaron de que el exconductor de autobús y sindicalista fuera capaz de mantener las filas del chavismo unidas sin el carisma y la popularidad del comandante.
Pero Maduro ya lleva más de diez años en el poder sin aparentes desafíos internos en las filas chavistas y rodeado de figuras que también fueron herederos de Chávez y que se han mantenido fieles escuderos de un gobierno que enfrenta ahora una de las mayores crisis de legitimidad que se ha visto en América Latina en tiempos recientes.
Cilia Flores, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y los hermanos Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez son considerados como las voces más autorizadas del gobierno que encabeza Maduro, cuya reelección para un tercer periodo en la presidencia de Venezuela se encuentra cuestionada dentro y fuera del país, luego de que el Consejo Nacional Electoral -que lo proclamó ganador- no divulgó los resultados de las elecciones del pasado 28 de julio detallados por cada mesa de votación, como prevé la legislación.
Desde hace más de una década ocupan los cargos clave del oficialismo no como simples representantes, sino como voces con peso propio en la toma de decisiones.
Cuatro de ellos, de hecho, aparecen en la lista de principales líderes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, justo por detrás de Maduro y del “líder eterno” Hugo Chávez. El único que no aparece allí es Padrino, quien por ser miembro de la Fuerza Armada está constitucionalmente impedido de tener oficialmente millitancia política.
Todos se encuentran bajo régimen de sanciones personales por parte del gobierno de Estados Unidos y de la Unión Europea. Una medidas que los afectados rechazan y cuestionan.
BBC Mundo analiza quiénes son algunos de los principales integrantes del círculo de poder en torno a Maduro en Venezuela.
Cilia Flores, la “primera combatiente”
“Primera combatiente”, así fue cómo Nicolás Maduro bautizó a su pareja, Cilia Flores, durante la campaña presidencial de 2013 en Venezuela, tras la muerte de Chávez.
Su gesto era un reconocimiento al hecho de que “Cilita” -como cariñosamente suele llamarla Maduro- ha tenido una carrera política propia que no solamente la distancia del rol tradicional de primera dama, sino que la convierte en actriz política de peso.
La vida de esta abogada especializada en Derecho Penal y Laboral empezó a cambiar en 1992 cuando se unió al equipo de defensa legal de los militares que participaron en el fallido golpe de Estado encabezado por Chávez en febrero de 1992.
En esa época, se incorporó al movimiento político de Chávez y conoció a Maduro.
Tras el triunfo electoral de Chávez en 1998, Flores ocupó importantes cargos. Fue electa diputada en el año 2000 y, en 2006 se convirtió en la primera mujer en presidir la Asamblea Nacional, sucediendo a Maduro en ese puesto.
Chávez la nombró Procuradora General de la República en 2012, cargo en el que permaneció hasta la muerte del mandatario en marzo de 2013.
Fue primera vicepresidenta del PSUV y desde 2015 ha sido diputada a la Asamblea Nacional. También fue parte de la polémica Asamblea Nacional Constituyente electa en 2017, en unos comicios en los que no participó la oposición.
En septiembre de 2018, fue objeto de sanciones por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos.
Bajo la mirada atenta de las autoridades estadounidenses también han estado numerosos miembros de su familia.
En 2019, Washington sancionó a sus tres hijos (Walter, Yosser y Yoswal Gavidia Flores), así como a su primo Carlos Erick Malpica Flores por considerarlos piezas clave para que el empresario colombiano Alex Saab y su socio Álvaro Enrique Pulido Vargas tuvieran acceso a funcionarios venezolanos “permitiéndoles pagar los sobornos exigidos para obtener contratos gubernamentales”.
Malpica ha ocupado los cargos de Tesorero Nacional y de vicepresidente de finanzas de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), entre otros. La OFAC levantó las sanciones en su contra en 2022, en el marco del diálogo entre Washington y el gobierno de Maduro.
Además, dos sobrinos de Flores, Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, fueron condenados en diciembre de 2017 en una corte de Nueva York a cumplir 18 años de cárcel por narcotráfico.
Cuando ellos fueron detenidos, Flores dijo que se trataba de un secuestro por parte de la agencia antinarcóticos de EE.UU., que tenía por objetivo perjudicarla políticamente.
Ambos fueron indultados y liberados en 2022 gracias a un acuerdo entre los gobiernos de Biden y Maduro a cambio de siete estadounidenses encarcelados en Venezuela.
Aunque con los años Flores parece haber optado por asumir públicamente más la imagen de primera dama, pocos dudan de que juega un rol activo en la definición de las políticas del gobierno y algunos, incluso, la consideran como el poder detrás del trono.
“Cilia tiene su propia personalidad y, de hecho, en algún momento Maduro proyectaba mucho la imagen de ella, como si pretendiera lanzarla como su relevo en algún momento, pero eso no prendió”, señala Nícmer Evans, un politólogo venezolano que apoyó el proyecto chavista y ahora es crítico del gobierno de Maduro.
“Yo creo que ella asumió replegarse en ese sentido, pero no ha perdido su poder, tiene su autonomía”, agrega.
Diosdado Cabello
La noche del 8 de diciembre de 2012, cuando Hugo Chávez anunció a los venezolanos que debía viajar a Cuba para someterse a una nueva operación contra el cáncer, Diosdado Cabello estaba sentado a su derecha y Maduro a su izquierda.
En aquella, su última alocución pública, el fallecido mandatario designó a Maduro como el escogido para sucederle. Desde entonces, Cabello ha sido visto como el número 2 del chavismo.
Que Cabello estuviera sentado a la derecha ha sido considerado por algunos como una coincidencia en relación con la que se cree es su ubicación ideológica, pues durante años él fue visto como uno de los líderes chavistas ideológicamente más próximos a la derecha.
En estricto rigor, Cabello lleva años declarándose socialista, pero no siempre lo fue, de acuerdo con el politólogo Nícmer Evans.
“Nadie recuerda que mientras Chávez en el año 2005 dice que se va a construir el socialismo en Venezuela e inicia el proceso del socialismo del siglo XXI, Diosdado Cabello era gobernador y tardó dos años en pronunciar la palabra socialismo en algún discurso”, dice Evans a BBC Mundo.
Muchos consideran que ideológicamente es más próximo al “nacionalismo militar” que a la izquierda revolucionaria.
Siendo teniente, Cabello participó en el golpe fallido de Chávez de febrero de 1992. Por ese alzamiento pasó 22 meses preso hasta que fue beneficiado por una amnistía declarada por el entonces presidente Rafael Caldera.
Desde la llegada del chavismo al poder, Cabello ha ocupado numerosos cargos de importancia, incluyendo su reciente designación como ministro de Interior y Justicia.
Cabello era vicepresidente ejecutivo durante el breve golpe de Estado ocurrido el 11 de abril de 2002, por lo que le correspondió ocupar la presidencia durante unas horas hasta que Chávez fuera repuesto en el poder.
Casualmente, poco después de ese episodio, Chávez le nombró en el cargo que ahora vuelve a ocupar: ministro del Interior.
Cabello también ha sido ministro de la Secretaría de la Presidencia, ministro de Infraestructura, gobernador del estado Miranda, presidente de la Asamblea Nacional, así como presidente de la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente electa en 2017, en unos comicios en los que no participó la oposición.
Mucho se ha especulado sobre una supuesta rivalidad entre Cabello y Maduro. Pero Cabello ha rechazado estos señalamientos y, en varias ocasiones, he dicho que él y Maduro son hermanos por ser -políticamente- “hijos de Chávez”.
Evans considera que Cabello opera alineado con Maduro.
“Diosdado no articula nada que no coordine con Maduro. Esto no quiere decir que no tengan diferencias, pero el hecho concreto es que estoy seguro que él entiende cuándo le corresponde estar subordinado, lo que hace que se dificulte mucho la posibilidad de que esa cúpula se pueda quebrar por ahí”, señala.
Aunque su participación en el golpe de 1992 puso fin a su carrera militar, ha sido visto como un hombre con influencia en los cuarteles. Diversos analistas señalan que esta ha mermado en los últimos años, en parte debido al pase a retiro en 2020 de los oficiales de su misma promoción.
El oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), del que es primer vicepresidente, es visto como su otra fuente de poder.
En 2018, Cabello fue sancionado por el Departamento del Tesoro de EE.UU., al igual que su hermano José David Cabello y su esposa Marleny Josefina Contreras Hernández.
“Imponemos sanciones a figuras como Diosdado Cabello, que explotan su posición oficial para involucrarse en tráfico de drogas, lavado de dinero, malversación de fondos del estado y otras actividades corruptas”, señalaron en un comunicado.
En 2020, el gobierno estadounidense ofreció una recompensa por US$10 millones por información que lleve al arresto de Cabello, al que señalan de pertenecer supuestamente al llamado “Cartel de los soles”, un grupo de funcionarios venezolanos que supuestamente habría prestado apoyo a actividades narco-terroristas de las FARC de Colombia.
Cabello ha rechazado reiteradamente estas acusaciones.
Desde 2014 cuenta con un programa de televisión semanal llamado “Con el mazo dando”, en el que defiende sus posturas políticas y, como anticipa su nombre, arremete contra sus rivales políticos dentro y fuera de Venezuela.
Vladimir Padrino
Tradicionalmente en Venezuela los ministros de la Defensa solían durar un año en ese cargo. Eso cambió radicalmente cuando Maduro nombró a Vladimir Padrino López en octubre de 2014.
Casi diez años más tarde, este general en jefe aún ocupa ese puesto, lo que le convierte en uno de los ministros de Defensa que más tiempo ha estado en funciones en toda la historia de Venezuela.
Padrino fue una pieza importante durante el breve golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, pues en aquel entonces comandaba una unidad de blindados acantonada en Fuerte Tiuna (Caracas), que no aceptó unirse al levantamiento.
En julio de 2012, Chávez lo ascendió a segundo comandante del Ejército y jefe del Estado Mayor. Esa ocasión es recordada porque al presentar un desfile militar Padrino se refirió a los soldados como “patriotas, bolivarianos, socialistas, antiimperialistas, revolucionarios, adiestrados y equipados para asumir el sagrado deber de la defensa de la nación”.
Pese a las críticas que despiertan, esas etiquetas no le son ajenas. De hecho, en su perfil de X se describe como “soldado bolivariano, decidido y convencido de seguir construyendo la patria socialista”.
Maduro le ascendió a general en jefe en 2013 y un año más tarde llegó al ministerio de la Defensa.
Según explica Sebastiana Barráez, periodista venezolana especialista en el tema militar, Padrino ha jugado un rol clave pues cuando asumió ese cargo había dentro de la Fuerza Armada una situación de “reacomodo interno” como consecuencia de la muerte de Chávez.
“Cuando llega Padrino López había muchos grupos de poder dentro de la institución castrense y él – que no es un hombre de confrontar- logró que cohabitaran dentro de la Fuerza Armada y que cada grupo pudiese entender que salía beneficiado de ese acuerdo de paz entre todos. Por supuesto, eso significó darle cuotas económicas y de poder a algunos de esos sectores”, dijo Barráez a BBC Mundo.
“Con el tiempo, Padrino fue minimizando esos conflictos internos, armonizando a la Fuerza Armada, de alguna manera unificándola. Y ese mérito es lo que le permite mantenerse como ministro de la Defensa después de diez años, sin resistencia dentro de la Fuerza Armada”, agrega.
Con Maduro en la presidencia y Padrino en el ministerio de Defensa, los militares en Venezuela se han visto cada vez más implicados en áreas distintas a la seguridad de la nación y han ganado espacios dentro del gobierno, al punto que más de un tercio del gabinete ha estado integrado por militares activos o retirados.
En 2016, Maduro creó una empresa de los militares –Camimpeg– que tiene facultades legales para explotar, buscar y distribuir petróleo. También les otorgó el control del llamado Arco Minero, una zona en el sur del país que contiene una de las mayores reservas auríferas del mundo.
En cuanto al nivel de influencia que ejerce Padrino dentro de la institución castrense, el politólogo Nícmer Evans afirma: “La Fuerza Armada hoy es Padrino López”. Luego agrega: “Y Padrino López es Maduro”.
Jorge Rodríguez
Jorge Rodríguez se convirtió en una figura reconocida por todos los venezolanos en 2003 cuando como rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) jugó un rol central en la organización del referendo para revocar el mandato del presidente Chávez.
En aquel momento, Rodríguez presidía la Junta Nacional Electoral, órgano clave para esta votación que terminó con un triunfo de Chávez.
La oposición puso en marcha este proceso en octubre de 2003, pero no fue sino hasta agosto de 2004 cuando efectivamente se realizó el referendo. Muchos analistas consideran que la tardanza en convocar a las urnas fue fundamental para que Chávez recuperara la popularidad perdida a través de la creación de los programas de ayuda sociales conocidos como misiones.
“El organismo electoral puso en marcha una variedad de mecanismos destinados a impedir la convocatoria del referendo revocatorio. Estos procedimientos incluyeron el retraso y alargamiento artificial de todas las fases del proceso, la anulación discrecional de solicitudes y de firmas, la imposición de una fase de reparo de un millón de firmas consideradas dudosas por el CNE”, escribió en un artículo académico publicado en 2009 la politóloga Miriam Kornblith, quien fue rectora del CNE entre 1998 y 1999.
En aquel momento, tanto el CNE como Rodríguez enmarcaron todos esos requisitos y procedimientos en el marco de las normas vigentes en Venezuela.
En todo caso, luego de ese triunfo electoral de Chávez, Rodríguez asumió la presidencia del CNE por dos años y, en 2007, Chávez lo nombró como vicepresidente ejecutivo de la República. Desde entonces, ha sido un referente dentro del chavismo.
Fue alcalde de Caracas durante nueve años, ministro de Comunicación y, en la actualidad, es presidente de la Asamblea Nacional.
Pero la experiencia política de este médico psiquiatra precede al chavismo. Siendo estudiante en la Universidad Central de Venezuela participó activamente en política y llegó a ser presidente de la Federación de Centros de Estudiantes.
Junto a su hermana -la actual vicepresidenta y ministra del Petróleo, Delcy Rodríguez- es uno de los principales operadores del gobierno de Maduro, con quien comparten raíces políticas pues el mandatario fue militante de la Liga Socialista, un movimiento de izquierda revolucionaria creado a finales de la década de 1960.
Uno de sus fundadores fue Jorge Antonio Rodríguez, padre de Jorge y de Delcy, quien murió en 1976 de un infarto a los 34 años de edad, presuntamente como consecuencia de las torturas a las que fue sometido por la policía política que lo detuvo en relación con el secuestro de William Frank Niehous, vicepresidente en Venezuela de la empresa estadounidense Owens-Illinois.
Más allá de sus cargos burocráticos, Jorge Rodríguez ha liderado las delegaciones del gobierno de Maduro que durante los últimos años han negociado tanto con la oposición como con gobiernos extranjeros como el de Estados Unidos.
Es considerado como el estratega electoral del chavismo y, de hecho, fue jefe del comando de campaña de Maduro de cara a los comicios del 28 de julio.
Algunos analistas perciben a Rodríguez no solamente como mano derecha de Maduro, sino también como su potencial relevo.
“Él es la figura intelectual que le queda a Maduro después de una fuga de capacidad intelectual como consecuencia del devenir autocrático del sistema”, dice Nícmer Evans de este político que en 1998 ganó el prestigioso concurso anual de cuentos del diario venezolano El Nacional.
“Rodríguez preserva su capacidad de libre pensador dentro de una estructura hegemónica y no tengo ninguna duda de que mantiene la aspiración presidencial”, añade.
Delcy Rodríguez
Al igual que su hermano Jorge, Delcy Rodríguez es una pieza fundamental que el gobierno de Maduro ha usado como operador político tanto fuera como dentro de Venezuela.
La actual vicepresidenta ejecutiva, que apenas acaba de sumar a su lista de cargos el de ministra del Petróleo, llegó por primera vez al gabinete cuando ocupó por unos meses el ministerio del Despacho de la Presidencia durante el gobierno de Chávez.
Pero ha sido tras la llegada de Maduro al poder cuando ha ocupado numerosas posiciones en la cima del Poder Ejecutivo, siendo ministra de Comunicación e Información, ministra de Economía y canciller.
También fue la primera presidenta de la polémica Asamblea Nacional Constituyente electa en 2017.
“Delcy trabaja en dúo con su hermano. Ella es un poco menos intelectual, más operativa. Son personas bien formadas que han ocupado un vacío como consecuencia del abandono absoluto de gente capaz que ha habido en el gobierno”, dice Nícmer Evans a BBC Mundo. “No es gratis que ambos tengan tantos cargos”, agrega.
Egresada como abogada de la Universidad Central de Venezuela, Rodríguez cursó luego estudios de Derecho Laboral y Sindical en Francia.
Ella ha explicado que parte de su motivación para estudiar Derecho se vincula con la muerte de su padre. “Tomé una decisión de hacer justicia en el caso de mi papá y entré a la escuela de Derecho. Allí inmediatamente apliqué para ser auxiliar de investigación en el Instituto de Estudios Penales”.
Ese suceso también habría influido en su acercamiento a la política. “La revolución bolivariana, la llegada del comandante Hugo Chávez, fue nuestra venganza personal”, dijo en una entrevista en 2018, aunque asegurando que no actuaba movida por el odio.
En la escena internacional, Rodríguez ha protagonizado varios incidentes como cuando en 2016, siendo canciller, intentó ingresar a una reunión del Mercosur en Buenos Aires, luego de que Venezuela hubiera sido excluida del bloque.
Años más tarde, ocurriría lo que la prensa española llama el “Delcygate”, una polémica que estalló luego de que la madrugada del 20 de enero de 2020, Rodríguez aterrizó en un avión privado en el aeropuerto de Barajas, donde se reunió durante algunas horas con el entonces ministro de Transporte de España José Luis Ábalos, a pesar de que sobre ella pesaba una prohibición de entrada en el espacio Schengen emitida por Austria.
Rodríguez es una del medio centenar de altos funcionarios venezolanos sobre quienes la UE ha impuesto sanciones debido a las violaciones de los derechos humanos y al deterioro de la democracia en Venezuela.
También fue sancionada por EE.UU. en 2018, cuando el Tesoro de este país impuso también este tipo de medidas contra su hermano Jorge Rodríguez, así como contra Vladimir Padrino y Cilia Flores.
Delcy Rodríguez ha denunciado estas medidas como una “forma de extorsión”.
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